Dr. Hugo Kuyumdjian: “Hoy y siempre somos 28 de Mayo. Hoy y siempre somos Artsaj”

08 de junio de 2016

Mensaje del Dr. Hugo Kuyumdjian, representante del Comité Aram Manukian de Buenos Aires de la FRA-Tashnagtsutiún ofrecido en la celebración del 98° aniversario del 28 de Mayo de 1918.

 

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"Para quienes hemos nacido en la Argentina y nos reconocemos como descendientes de armenios, para aquellos que habiendo nacido en Armenia y la Argentina que abrió sus puertas a los sobrevivientes del genocidio, este país, del cual nos sentimos orgullosos de formar parte y activa participación en la construcción de una sociedad libre, democrática, rica en su diversidad étnica, religiosa y cultural, y comprometida con la Verdad, Memoria y Justicia, nos emparenta el mes de mayo a todos por igual, ya que por esas casualidades de la historia, ambas naciones, están atravesadas en el mismo mes de mayo por hechos trascendentales que marcaron el destino de sus pueblos.

La Revolución de Mayo de 1810 es sin dudas una fecha importante en la historia argentina que marca el punto de partida hacia la formación de la identidad nacional. Un camino que llevará después de muchos años a la consolidación de la Nación Argentina...

En el Cáucaso Sur, también en mayo pero de 1918, el  pueblo armenio, sobreviviente del genocidio perpetrado por Turquía apenas tres años atrás, logró establecer la primera Republica de Armenia y la creación del Estado Armenio, garante supremo de la perpetuación de la Nación. Y fue también, la República Argentina, uno de los primeros países en reconocerla.

Pero es cierto, la independencia del 18 surgió a consecuencia de las condiciones históricas, en aquel momento no fue un diseño ideológico, ni un objetivo pragmático. Sin embargo, la lección de la independencia encontrada ese 28 de mayo de 1918, ha sido unívoca: un estado nacional soberano es imprescindible para la existencia de un pueblo.

Esta República, y este Estado, con todas sus dificultades, sus aciertos y errores, nos dejó un legado claramente idealista, en el sentido más amplio y noble de la palabra, ser un Estado comprometido con la reunificación territorial, comprometido con la democracia, comprometido con la justicia social.

De vanguardia en términos de igualdad de género, salud, y educación públicas, votando leyes que aspiraban a crear un país moderno y progresista y un sistema parlamentario que evitaba la concentración de poder y permitía a todas las fuerzas políticas participar del proceso nacional.

Mayo también nos encuentra con la Liberación de Shushí, hito trascendental en la victoria por la lucha de la liberación de Artsaj, en el legítimo derecho de autodeterminación de su pueblo. Los sucesos actuales en la región nos ponen frente al espejo de la realidad, y nos intiman a no tener más distracciones en la cuestión de Nagorno Karabagh.

A Azerbaidján, que por esas picardías de la historia festeja también su independencia un 28 de mayo de 1918, debemos prestarle la misma atención,  que lo hacemos con estado negacionista de Turquía. Azerbaidján fue la gran derrotada en la guerra por la liberación de Artsaj. Pero cuidado, que ese país en estos 25 años ha preparado y multiplicado su poderío militar, amenazando, permanentemente la paz regional con violaciones sistemáticas al alto del fuego acordado con Armenia. Es el aliado natural de Turquía que hace propia la política negacionista y panturánica.

Un panturquismo, que desde el Estado fomentó y fomenta al pueblo azerí, al igual que lo hace Turquía, el odio al armenio, que se manifestó abruptamente en las matanzas de Sumgait, como preludio a la limpieza étnica que se intentara llevar a cabo en los siguientes años.

Azerbaidján, es ese país que en abril pasado embistió con una escalada  ofensiva militar, los límites de Artsaj, invadiéndola. No le fue bien, pero mostró y demostró que es capaz de atacar y asesinar a la población civil sin miramientos ni reglas, de torturar y mutilar a los enemigos caídos violando los acuerdos internacionales y que su política de largo plazo es buscar el desgaste de la democracia existente en Artsaj, y de su población, amenazando permanentemente la paz que todo pueblo necesita para poder desarrollarse…

El pueblo armenio no es amante de la guerra, pero hemos aprendido a defendernos y a luchar a fuerza de los avatares de la historia. Amamos la paz y deseamos tenerla con nuestros vecinos. Pero no hay paz posible y verdadera sin tolerancia, no hay paz posible y verdadera sin justicia, no hay paz posible y verdadera para Artsaj y para Armenia mientras Turquía y Azerbaidján continúen con su política de negación.

Se trata de un mismo hilo conductor, se trata de una misma política en épocas diferentes de la historia de los pueblos. Es por este motivo, que nosotros, aquí como comunidad armenia, como diáspora, debemos darle a la cuestión de Karabagh la misma trascendencia, el mismo esfuerzo, el mismo empeño, la misma intensidad, la misma participación que lo hacemos cuando salimos a exigir justicia por el reconocimiento del genocidio de los armenios por parte  del estado turco ya que son parte de una misma causa.

Es este esfuerzo, este empeño, esta intensidad a lo largo de todos estos años que entre todos los reconocimientos, hace apenas dos días atrás el parlamento alemán reconociera el crimen de genocidio de 1915 en el imperio otomano. Es una de las mayores derrotas diplomáticas de Turquía, y nada menos que en manos de su principal aliado y cómplice en la primera guerra mundial.

Debemos poner en relieve, e imprimirlo en nuestras conciencias, de la necesidad de pensar y actuar en favor de Karabagh, y no solamente incluirlo como un destino turístico a visitar. Debemos entender y actuar en consecuencia que el futuro de la Nación Armenia depende de cómo se resuelva entre otras cosas el conflicto en Artsaj.

Pues si Sardarabad, Gharakilisé y Pash Aparán han sido las batallas decisivas para resolver la cuestión de ser o no ser del pueblo armenio, la definitiva liberación de Nagorno Karabagh, el respeto a la autodeterminación  y  su decisión de ser parte de una misma Nación, nos marca el comienzo del proceso de recuperación territorial hacia la restitución completa de una Armenia Libre, Independiente y Unificada.

La FRA-Tashnagtsutiún asumió la responsabilidad en el 18, de organizar al pueblo para librar su batalla decisiva, y conducir al país en la primera república, y a través de los años sostuvo la importancia de la creación de la misma, ya que forma parte de sus objetivos nacionales. Hoy nos complace que no existan grietas al respecto y que la colectividad en su conjunto celebre y revalorice su significado.

Y una vez más , fiel a los mismos objetivos nacionales, asumimos con responsabilidad, involucrándonos plenamente en la lucha de liberación de Artsaj y en su desarrollo defendiendo con acciones y por todos los medios a su alcance y en todas partes, el conjunto de los intereses de la Nación Armenia, que son Armenia y su diáspora.

Hoy y siempre somos 28 de Mayo. Hoy y siempre somos Artsaj".

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