Shahén Meghrian 1952-1993

El Águila del Giulisdán

22 de mayo de 2018

shahen-meghrianEn el pueblo armenio, en cada hogar armenio, en la vivencia armenia, y en la liberación Nacional Armenia tiene un puesto primordial el miembro del Tashnagtsutiún y comandante de las fuerzas de liberación de la zona de “Shahumian” el compañero Shahén Meghrian, quien es recordado como el Águila de Giulisdán.

Shahén Meghrian nació el 3 de enero de 1952, en la aldea de Giulisdán, actual región de Shahumian. Una de sus ciudades, Kedashén, estaría ligada para siempre a la lucha de liberación de Nagorno Karabagh.

Se dice que para conocer bien a una persona es indispensable conocer su lugar de nacimiento, dónde pasó su niñez, se formó como individuo, fortaleció sus convicciones, y desarrolló sus actividades, eso es real, porque el lugar de nacimiento de una persona es la fuente donde se imbuye de todas las creencias espirituales. “El paso del tiempo demostró que lo dicho anteriormente era totalmente cierto, y que había llegado el momento de actuar”

Shahén estaba seguro del triunfo de la lucha de liberación que llevaba adelante su pueblo. Estaba convencido que siendo jefe de tropa con pensamientos firmes y con alta autoestima podía convencer a su pueblo de llevar adelante su movimiento de libertad y coronarlo con el triunfo.

Por su simpleza y su carácter sereno sus compañeros tenían fe en él, lo seguían, y lo admiraban mucho, por ese motivo estaban listos para enfrentar cualquier dificultad y contratiempo junto a él.

Shahén contaba con el excepcional don de convencer y cautivar a la gente para que lo acompañaran en su lucha, pero sin dejar de lado su calidez humana. Siempre le gustó rodearse de amigos y relacionarse con personas de distintos niveles culturales y sociales. Era un hombre que siempre se destacaba por su mesura y convicciones.

El enarboló la bandera de la santa liberación de su tierra con tanta vehemencia, que incluso decía que se sacrificaría por ella. Estaba convencido del realismo de las últimas estrofas de nuestro himno.

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“En todas partes la muerte es una,

el hombre muere una sola vez,

pero es dichosa aquella nación

que por su libertad se sacrifica”

 

Shahén se sacrificó como el Águila sobrevolando el cielo armenio e soñando por la unificación total de Armenia.

Comenzado el movimiento de liberación, los turcos-azeríes comenzaron a atacar y destruir poblados armenios. Shahén Meghrian organizó la primera brigada de la región. Por entonces, los armenios no contaban con suficiente armamento; los azeríes se habían apropiado de los tanques y blindados soviéticos. En mayo de 1991 cayó Kedashén y en junio, los soviéticos acecharon las puertas de Menashen, Puzluj y Erkech.

El Kremlin remitió sus fuerzas armadas para reprimir a sus propios ciudadanos. En setiembre del mismo año la autodefensa liberó nuevamente a esas ciudades. Sin las armas necesarias era muy difícil para los voluntarios de la resistencia enfrentar la maquinaria militar turco-azerí.

La causa era evidente, los tanques prometidos no llegaron. Meghrian se presentó en la televisión de Ereván y dijo la verdad de los hechos. “Shahumian ha sido ocupada, pero no ha sido derrotada. Seguiremos luchando hasta que la tierra arda bajo los pies del invasor”, dijo con fuerza.

Los compañeros de Shahén llegaron hasta los bosques de la tierra ocupada y liberaron varios pueblos hasta Giulisdán, el pueblo natal del comandante, quien pudo cumplir con uno de sus sueños, volver a ingresar a la iglesia donde había sido bautizado.

En 1993 los guerreros de la liberación fueron liberando una seguidilla de pueblos, pero sucedió algo trágico: el 17 de abril abatieron el helicóptero donde viajaba el comandante Meghrian, cuando sobrevolaba las cumbres de Giulisdán. El luctuoso hecho conmovió a toda la nación armenia.

En su entierro, su cuerpo cubierto por la roja bandera del Tashnagtsutiún, recibiendo los honores tanto de las autoridades como del pueblo armenio. Hoy, sus restos mortales descansan en el cementerio militar de Ieraplur, en las alturas de Ereván.

Shahén Meghrian, fue un ejemplo como militante del Tashnagtsutiún y como valeroso luchador de la liberación del pueblo de Artsaj. Él fue a mezclarse con la Madre Tierra, su heroísmo lo inmortalizó.

Dicen que la muerte de un héroe es parecida al ocaso del sol, pero la verdad es que en cada amanecer ilumina las heroicas páginas de su Nación armenia.

Autor: Panig Goulian, publicado en 1993 en el suplemento especial de Pakín.

 

 

 

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