El Centenario se hizo realidad
Formalmente arribó el año del Centenario del Genocidio Armenio. Sin embargo, desde hace mucho tiempo el Centenario ya es una realidad tanto para los armenios de todo el mundo como para uno de los mayores genocidas de la historia el Estado turco. Ambos protagonistas del primer crimen de lesa humanidad del Siglo XX, víctima y victimario, tienen sus agendas ya establecidas sobre la conmemoración que tendrá lugar este año.
Los armenios nos preparamos para recordarle al mundo entero, a los que ya reconocieron el genocidio y a los otros, aquellos que navegan en aguas indefinidas o prefieren no involucrarse por temperamento o políticas de olvido que benefician a Turquía, que el intento de borrarnos de la faz de la tierra fracasó, y que hoy, a cien años del genocidio seguimos vivos y que en pleno ejercicio de nuestros derechos reclamamos lo que nos corresponde. Y no sólo justicia es lo que demandamos, también la devolución de nuestras tierras, patrimonio cultural y además los bienes personales arrebatados a las víctimas del genocidio, nuestros antecesores.
Por su parte, Turquía extrema su política negacionista buscando nuevas estrategias que le permitan arribar a sus objetivos. Desde la compra de voluntades políticas mediante el cohecho disfrazado de viajes y aportes culturales, hasta la disposición de millones de dólares que le permiten seguir en las primeras planas de medios de todo el mundo. La anunciada novela turca que se proyectará en un importante canal de la Argentina es parte de ese juego siniestro.
A esta conocida movida se le agregó hace pocos años Azerbaidján, el otro enemigo de Armenia que se acopló a las políticas turcas y aprovecha el envión de Ankara para actuar con medios muy similares y con objetivos ampliados. En las últimas semanas el embajador azerí en nuestro país ha hecho grandes “esfuerzos” para aparecer en los principales diarios de la Argentina con supuestas cartas de lectores donde intenta transformar la autodefensa de Artsaj como el ataque sincronizado de los armenios contra su “pobre” país.
Ese diplomático no menciona en sus notas las amenazas que su presidente Ilham Aliev profiere contra los karabaghíes y los armenios. Hace apenas pocas horas ese siniestro personaje acaba de anunciar que en 2015 invertirá 5.000 millones de dólares en armamentos para pelear contra lo que el califica como una Armenia “empobrecida”.
En su mensaje de fin de año el presidente Serge Sarkissian se refirió no sólo al Centenario del Genocidio sino a los otros desafíos que enfrenta Armenia al mismo tiempo. La difícil situación económica que padece la Madre Patria como consecuencia de la caída de los mercados a los que exporta, hace que el 2015 se presente como un gran reto para su gobierno y toda la población.
Entonces, desde la Diáspora debemos extremar nuestros recursos para darle a este año un significado muy especial brindando apoyo mediante nuestra participación en todos los actos que se organicen y también tratar de viajar a Armenia para abrazar a nuestros hermanos y hacer que sientan nuestra Causa es la de todos. El esfuerzo vale la pena, en serio.
Jorge Rubén Kazandjian