El día que Erdogan se ofendió y suspendió su visita a la Argentina en medio de un escándalo

02 de junio de 2023

Recep Tayyip Erdogan, recientemente reelecto presidente de Turquía, decidió suspender en 2010  lo que iba a ser la primera visita de un mandatario turco a la Argentina ofendido por la cancelación de la inauguración del busto de Mustafá Kemal, el autodenominado Atatürk (padre de los turcos), en la Ciudad de Buenos Aires.

Erdogan tenía programado arribar al país el 30 de mayo para encabezar, al día siguiente, el homenaje a Kemal que estaba organizando la Embajada de Turquía y el Gobierno de la Ciudad encabezado, en aquel momento, por Mauricio Macri, en la esquina de Figueroa Alcorta y Sarmiento, en el Parque Tres de Febrero.

El entonces Primer Ministro turco estaba en Río de Janeiro, en la Cumbre del III Foro de la Alianza de las Civilizaciones, y la agenda del viaje a Buenos Aires incluía, además, un encuentro oficial con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, un almuerzo de gala en el Palacio San Martín y una ronda de negocios en el Hotel Alvear con empresarios locales. La comitiva turca estaba integrada por 7 ministros y 300 empresarios, en su mayoría pertenecientes a TUSKON, una confederación de hombres de negocios cercanos a Fethullah Gülen.

48 horas antes de la visita programada, Diego Santilli, Ministro de Ambiente y Espacio Público porteño del momento, decidió suspender el emplazamiento del busto tras un acting un poco forzado después de una reunión con delegados de instituciones de la colectividad armenia en la que se le explicó de quién se trataba el homenajeado pero, más que nada, para reclamar que fue salteado el proceso protocolar en la Legislatura de la Ciudad para estos casos.

Un día antes de aquella reunión se publicó una carta de lectores en Clarín alertando el hecho, se realizó una presentación judicial y la comunidad publicó una solicitada en repudio a la visita del Primer Ministro. Se denunciaba el “vergonzante intento de inaugurar un busto del genocida turco Mustafá Kemal ´Atatürk´”. “Mustafá Kemal fue el continuador del plan de exterminio iniciado en 1915 por el imperio turco-otomano y el responsable de inaugurar la política de negación del genocidio de los armenios, sostenida por el actual gobierno de Turquía”, decía la solicitada.

Los involucrados que actuaron detrás de bambalinas para abortar la operación explican que hubo muchas más acciones que no vienen al caso narrar en esta nota. La trama había quedado al descubierto. Los medios atribuyeron la suspensión del emplazamiento a la “influyente comunidad armenia de la Argentina”. El comunicado del Ministerio de Exteriores turco también hizo alusión a “la presión de los círculos armenios hostiles a Turquía”.

Erdogan, ofuscado por la suspensión del emplazamiento del busto, se comunicó con la presidenta manifestándole su enojo y para pedirle explicaciones mientras que su cancillería comunicaba la cancelación del viaje al país. “Esta actitud es inexplicable sea cual sea la razón”, dijo el Primer Ministro. Cristina le explicó que la Ciudad era autónoma en sus decisiones y que no podía hacer nada pero le prometió un viaje a Ankara el año siguiente.

La cancelación del viaje desató un escándalo político y diplomático. Fue noticia en todos los diarios argentinos, turcos y también en muchos medios del exterior. Se cruzaron acusaciones entre Ciudad y Nación. Desde la Embajada de Turquía aseguraron que el titular de la cartera les había dado el visto bueno cuatro meses antes a través de una carta con la firma del Ministro. Santilli afirmó que nunca había dado tal conformidad. Los turcos no mentían esta vez: Diego Santilli firmó de puño y letra la autorización.

El embajador Hayri Hayret Yalav le había asegurado a Santilli, verbalmente y por carta, que en el pasado hubo un busto de Mustafá Kemal en Buenos Aires, justamente en la esquina donde se iba a colocar el nuevo busto traído de Turquía, pero que “desapareció en 1983 producto del vandalismo”. Se trató de una mentira para evitar el paso del proyecto del emplazamiento por la Legislatura.

El Ministro de Ambiente y Espacio Público había hecho las consultas pertinentes en la Coordinación de Museos y Obras de Arte (MOA) y, a pesar del informe negativo, siguió adelante con el trámite como si esa parte del relato turco fuese real, desoyendo lo que le indicaron desde su ministerio. El monumento que estaba en el pedestal vacío de la esquina de las avenidas Sarmiento y Figueroa Alcorta era el de un héroe nacional egipcio, Orabi, cuyo busto de bronce estaba en el mismo depósito del MOA que el de Kemal y que fue retirado de la vía pública “para que no se lo roben” según consta en una enmienda escrita a mano.

La clave de la trama armada desde la Embajada y desde lo más alto del Ministerio fue la palabra “restitución”. La invitación para participar del acto, en el que estaría presente el Jefe de Gobierno Mauricio Macri, hablaba de una “reinauguración”. Santilli sabía que en la ciudad no hubo otro monumento de Kemal pero a pesar de ese detalle estaba todo organizado como para instalarlo e inaugurarlo con el debido protocolo hasta que el plan salió a la luz.

Con cierto sarcasmo, Santilli expresó “no podemos restituir algo que nunca estuvo. Esa facultad no es nuestra sino de la Legislatura”, dijo en una entrevista radial de la que no saldría airoso si hubiese un detector de mentiras.

“La colocación de un busto no es una situación para que un Primer Ministro no venga al país”, dijo en otra consulta periodística el actual precandidato a la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Por su parte Macri dijo que en el gobierno recibieron “sorprendidos” la decisión de Erdogan a la que calificaron de “inentendible”. El manto de oscuridad sobrevoló desde el principio en este tema. En una nota publicada en Diario ARMENIA se indica que el sábado 29 el busto de resina, listo para ser colocado en el pedestal, fue retirado de la dependencia de la Dirección General de Espacios Verdes del Ministerio de Medio Ambiente y Espacio Público, en Palermo. No hubo registro de su entrada pero sí de su salida. Lo retiró Mehmet Bulut de la Embajada de Turquía seguramente con un trámite ultra rápido pocas veces visto para una dependencia municipal.

El próximo destino de Erdogan y su comitiva era Santiago de Chile. Allí asistiría a un encuentro oficial con el presidente Sebastián Piñera, pero ese viaje también se canceló: a la mañana siguiente del episodio en Buenos Aires, un grupo comando israelí atacó una embarcación humanitaria en la Franja de Gaza, el Mavi Marmara, y asesinó a nueve de sus tripulantes turcos lo que derivó en un quiebre en la relación turco-israelí durante más de 11 años. El Primer Ministro voló de urgencia a Ankara desde Río.

Sin duda, el fin de semana del 28 al 30 de mayo de 2010 no fue el mejor para el actual presidente de Turquía, quien detenta el poder desde hace 20 años y extendió su mandato por 5 años más en su carrera para llegar a ser más popular que Mustafá Kemal. Erdogan es un autócrata ultranacionalista obsesionado con la riqueza y el poder que quiere recuperar la herencia islámica con evocación al Imperio Otomano.

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