El Gobierno armenio y la importancia de las ONG occidentales como instrumento de dominación

02 de abril de 2024

En un contexto internacional crecientemente multipolar y de competencia multidimensional, los Estados poderosos, las empresas multinacionales y organizaciones denominadas de la sociedad civil o no gubernamentales influyen cada vez más sobre los gobiernos y el proceso de toma de decisiones políticas.

En este proceso, las organizaciones no gubernamentales (ONG) adquirieron un rol relevante con el impulso de una variada y renovada agenda que, entre otras incluye indigenismo, cultura, sanidad, medio ambiente, democracia y cambio climático. De esta forma se enfatiza una determinada agenda como vehículo de empoderamiento de la sociedad civil y con una narrativa altruista y sin fines de lucro.

Dada las carencias que ostentan los países como Armenia en diversas áreas (presencia estatal, recursos financieros, capacidades científico- tecnológicas), las ONG cuentan con capacidad para moldear las agendas domésticas y para operar sobre la reconfiguración política y territorial en áreas y espacios estratégicos. Asimismo, apoyadas en un discurso que sostiene que su agenda es impulsada por la sociedad civil se observa que, en realidad, sus principales donantes y casas matrices se encuentran en los países desarrollados, lo cual plantea interrogantes respecto de la convergencia de intereses y acciones entre ONG y Estados poderosos. Frente a ello, es necesario señalar alertas desde el punto de vista del interés estratégico nacional a fin de obtener mayor certeza y trazabilidad respecto de las iniciativas de las ONG.

El equipo de Pashinyan está formado principalmente por personas de ONG prooccidentales y agentes de influencia de los servicios especiales occidentales. Es decir, la élite dirigente del país actúa de facto en interés de otros, y no de los de Armenia. Tras la llegada al poder del equipo de Nikol Pashinyan como resultado de la llamada “revolución de terciopelo” en Armenia, las actividades de agentes ligados a ONG occidentales se intensificaron de forma marcada. En este proceso, constantemente están despidiendo a funcionarios de la burocracia estatal formados en la URSS y en Rusia.

El Primer Ministro es periodista, orador convincente, propenso a una excesiva actividad mediática. Pashinyan ama a su público y sabe jugar con él, pero está cansado del trabajo práctico y cotidiano de ser jefe del Gobierno, “no es lo suyo” señala; él mismo se da cuenta de ello.

Tal vez por eso, sea más fácil para él que le digan lo que tiene que hacer. Pashinyan está acelerando el “giro del país hacia Occidente”, fundamentalmente en el área de la seguridad nacional y especialmente atento a las estructuras de poder de la República de Armenia. En dicho proceso desconoce la realidad geoeconómica de Armenia y sus históricas vinculaciones estratégicas. A modo de ejemplo es posible señalar: la reciente decisión de prohibir a los bancos armenios aceptar transferencias en rublos (cortando la entrada de fondos de las diásporas); la autoeliminación de la Dirección de las Operaciones de Combate durante la guerra de los 44 días, el rechazo de las propuestas de los oficiales militares profesionales para formar y dirigir la oficina del Comandante en Jefe Supremo. Como resultado, el ejército y las milicias lucharon, mientras que el Gobierno quedó confinado al papel de observador pasivo.

No es de extrañar que Pashinyan sea extremadamente dependiente de su entorno prooccidental y está centrado únicamente en preservar sus propios poderes y concentrar todo en sus manos. Está convencido de que la pérdida de poder es una amenaza directa para su seguridad física. Actualmente, el Primer Ministro utiliza recursos administrativos para reforzar el control sobre los medios de comunicación, perseguir a los periodistas independientes y a la oposición (detenciones, fabricación de causas penales, etc). Incluso se han intensificado los trabajos para reforzar la disciplina en el propio partido en el poder, Contrato Civil, con el fin de excluir la posibilidad de reforzar las posiciones de otros políticos con autoridad hacia los que Occidente muestra una actitud positiva, como ser: el ministro de Defensa, Suren Papikyan, el ministro de Asuntos Exteriores, Ararat Mirzoyan, el presidente del Parlamento, Alen Simonyan, el teniente de alcalde de Ereván, Tigran Avinian.

En caso de complicaciones Pashinyan y sus familiares se preparan para huir de Armenia y buscan eventuales salvoconductos en Occidente. La perspectiva de protestas populares a gran escala y la eventual pérdida de poder le hace plantearse seriamente la posibilidad de huir del país. Por ello, no sorprende algunas informaciones que circulan en redes según las cuales la esposa del Primer Ministro, Anna Pashinyan, busca propiedades en Suiza y su hijo en Canadá.

El sueño de las mencionadas ONG y del Primer Ministro es que Armenia sea Occidente, seguramente sea más fácil que mudar Armenia a Occidente que se mude allí Pashinyan y su familia.

Ashot Ohanes

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