Entrevista con el Primado de la Iglesia armenia, monseñor Kissag Mouradian
La catedral de la iglesia apostólica armenia San Gregorio El Iluminador cumple 80 años de su fundación en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires. Y no es un dato menor: da cuenta del establecimiento del armenio en el país y su intención de continuar las tradiciones culturales y religiosas que dan identidad a un pueblo despojado de su tierra.
Un pueblo sin nación, sin Estado, solo se mantiene a través de su folklore, su idioma y su religión. Al respecto, Diario Armenia habló con el representante de la Iglesia Apostólica Armenia, su arzobispo Kissag Mouradian.
La iglesia armenia es apostólica dada su fundación por los apóstoles San Judas Tadeo y San Bartolomé, y de confesión ortodoxa aunque desvinculada de la griega y la rusa y si bien como la religión católica acepta a los santos, no admite imágenes en exceso. Separados del Papa en el Vaticano, sí mantienen una representación mientras el Catolicós es la máxima autoridad religiosa. Orgullosos de ser los primeros cristianos según reza la misma Biblia, los armenios veneran a San Gregorio, el santo patrono tras la fundación de los apóstoles. Gregorio I (257-330). En su febril evangelización del pueblo armenio se ve enfrentado al enemigo de su padre, un noble de la dinastía arsácida, y es confinado a catorce años de encierro en una suerte de mazmorra, un pozo profundo donde no vio la luz y salvado milagrosamente por quienes le arrojaban migajas de pan. En su nombre fue erigida la iglesia catedral de Palermo y mucha agua ha corrido hasta llegar hoy a celebrar su 80° aniversario.
¿Cómo fueron los comienzos?
En los años veinte empiezan a llegar los primeros armenios pero los barcos iban a Montevideo así que ahí es donde se asientan y luego siguen hasta Buenos Aires aunque en Uruguay todavía no habían hecho ninguna iglesia.
De algún modo, muchos llegaban engañados ya que se les decía que el barco partía a América, cuando para ellos América quería decir Estados Unidos.
Una vez establecidos en Buenos Aires, se concentran en Valentín Alsina, Barracas, Soldati… De hecho la primera iglesia fue la Santa Cruz de Varak en el barrio de Flores aunque comparte fecha de inauguración con la de Córdoba, San Kevork: ambas festejaron 90 años de creación. El año pasado en Córdoba se celebraron los 90 años de la colectividad ahí más la creación de la iglesia. 1917, 1918, fueron en esos años que ocurrió todo.
Este año tenemos los 80 años de la catedral San Gregorio El Iluminador, los 50 años de Vicente López y los 90 de Flores.
¿Cuándo comenzaron los servicios religiosos?
La primera misa se hizo en una casa particular en la calle Malabia, a la vuelta de la iglesia y la hizo un Der Hair que se había escapado de Bolís. Primero se había conseguido un salón en la Avda. San Juan, empezaron a hacer las misas ahí hasta que lograron juntar todo el dinero para empezar a construir San Gregorio.
¿San Gregorio es la reproducción de alguna iglesia en particular?
La estructura tiene la forma original de todas las iglesias armenias con sus cuatro columnas y la cúpula, además del altar escalonado. Además, no tuvo reformas a lo largo de los años.
Lo primero que se construyó fue el salón Centro Armenio, hoy Sala Siranush, y luego la iglesia.
¿Quién fue el primer religioso a cargo?
El primero fue Karekín Jachadurian en 1927 que era Der Hair Se armó la Delegación Patriarcal que duró hasta 1983 e incluía Argentina, Uruguay y Brasil. En Chile ahora quieren construir una iglesia.
La iglesia unió a las partes y es a donde acuden todos cuando llegan, la primera ayuda es en la iglesia. La iglesia es nacional y popular, abierta a todos los que la necesitan. La iglesia es la que maneja a la colectividad, en la diáspora es reconocido como una forma de gobierno y no los partidos políticos. Para el gobierno nacional, la entidad gubernamental es la iglesia mientras que los partidos políticos son asociaciones culturales.
Hay una diferencia muy importante: no es la iglesia la que queda inmersa en la política, es la política que se mete en la iglesia. Como la iglesia es la oficialmente reconocida como un gobierno, los políticos o los partidos políticos quieren ser parte de ella para manejar sus intereses.
¿Y cuál es la postura de la iglesia frente a esto?
No se nos escucha. Desgraciadamente la constitución nacional que es de 1850 defiende como comisiones de cinco o siete laicos más dos o tres religiosos: entonces hay más laicos manejando la iglesia que religiosos.
La placa que rememora a los desaparecidos armenios, ¿acaso fue eso también tema de disputa?
No. Vinieron a poner la placa ahí y no hubo problemas aunque yo no estaba muy de acuerdo ya que eran cuestiones políticas y no religiosas. Los militantes no fueron movidos por la fe, respeto la ideología, por supuesto. Ojalá tuviéramos los nombres del millón y medio de muertos en el genocidio para poner una placa conmemorativa.
¿En qué año usted vino a la Argentina?
En 1975. Me habían mandado de Echmiadzin para quedarme cinco años. Yo nací en Alepo y me fui a estudiar a Jerusalén que es desde donde vine. Esos cinco años aún no han terminado (risas). Cuando pasó ese tiempo, en el 80 llamé a mi patriarca y me preguntó “¿Te están echando?”, “No”, contesté; “¿Estás conforme?”, “Sí”, le dije. A pesar de ser aquellos de los peores años de la historia argentina.
Y yo la pasé muy mal: tenía el pelo largo, anteojos negros… Los militares me paraban constantemente por la calle, hasta me pusieron una pistola en la cabeza. Quedé como Vartabed, no había Srpazán. Del 83 al 90 vino monseñor Krikorís Puniatian y ahí sí. Ahí quedé yo sin saber y sin pensarlo. Cuando me consagré obispo, antes me había llamado el Vehapar de Echmiadzin y me pidió que fuera para allá pero no sabía para qué.
¿No lo imaginó?
Imaginar, me lo imaginé, pero la verdad no quería. No quería ser Srpazán. Yo estaba muy contento en el colegio con los chicos, enseñando, haciendo las obras de teatro, me fui a Bariloche varias veces con los chicos que egresaban… Le dije al Catolicós “Yo no estoy preparado, en un par de días tengo que asumir como obispo….”, me avisan un lunes y ya el domingo tenía que dar misa con mi nueva investidura, el sábado tenía que hacer los votos y el domingo era la consagración. Pero el Vehapar me dijo “No es siempre el diablo el que mete el dedo en las cosas rápidas, a veces es el Espíritu Santo”. En un momento en medio de la ceremonia ya de consagración pensé “¿Qué hago yo acá? Me voy” Si no lo hice fue por vergüenza, no quería hacer un papelón. Hubo gente que no estuvo de acuerdo con mi jerarquía de obispo y me lo dijeron en la cara: “Cuando supimos que vos ibas a ser Srpazán no te quisimos porque vos sos muy loco”.
¿Se mantiene la fe entre los armenios?
Sí. No sé si lo definimos fe o no fe. La iglesia es una entidad que siempre mantuvo su respeto inclusive en la época comunista soviética. Todas las cuestiones culturales se han mantenido gracias a la iglesia. Los cantos de la iglesia se pasaban por la radio como una demostración cultural más, no algo estrictamente religioso. Recuerdo en el 91 haber hecho un viaje a Armenia y estábamos en una escuela donde las estatuas de Lenin y Stalin asomaban por detrás y recuerdo al director diciéndome: “Ya levantaremos las de Mesrob Mashdotz, Surp Sahag y quitaremos estas. El comunismo pensó que podía apagar nuestro fuego de nacionalismo y religión pero apenas fueron las cenizas, nosotros mantuvimos la llama”. La iglesia es la que mantuvo la unión de armenios con o sin fe, eso es lo más importante.
Entrevistó para Diario ARMENIA, Lala Toutonian