Falleció el protagonista de Tevanik en Artsaj

21 de octubre de 2020

Hace unos días se conoció la noticia del fallecimiento de Hovhannés Joterian, el actor protagonista de la película Tevanik, quien se encontraba luchando en el frente como parte del Ejército de Defensa de Artsaj. Hace unos meses, este film sobre la anterior Guerra de Azerbaiyán contra Armenia y Artsaj se proyectó por primera vez para toda Sudamérica por streaming, como parte del ciclo de experiencias culturales Noches de Alfombra de la Asociación Cultural Armenia. Más de 1000 personas lo vieron encarnar el papel protagónico durante el evento online. El equipo que llevó adelante el proyecto reflexionó al respecto.

De la ficción a la eternidad

En sus conferencias para la TV Pública sobre Borges, Piglia explicaba que el genio del escritor radica en haber llevado a la perfección un procedimiento: el de la ficción interviniendo sobre la realidad. Señala que esto se aprecia con claridad en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, cuento en el que mundos imaginarios descritos en una enciclopedia comienzan, paulatinamente, a modificar el nuestro.

En la muerte de Hovhannés Joterian parece haber intervenido un dispositivo similar.

En 2014, siendo un niño, participó del rodaje de Tevanik, una película que cuenta un día en la guerra de Azerbaiyán contra los armenios de Artsaj (Nagorno Karabaj). La cámara del director sigue la suerte de tres chicos que se encuentran inmersos en la lucha de la milicia que defiende un pueblo rural. Joterian encarnó a uno de esos niños, Tevanik, un valiente huérfano que acompaña al comandante que organiza la resistencia frente a la agresión azerbaiyana contra los armenios.

Jivan Avetisyan, el director, encontró a Hovhannés mucho antes de imaginar a Tevanik. En una entrevista reciente, contó que años atrás había estado inmerso con su equipo en una producción en Shushí (ciudad de Artsaj) y que, en las pausas, un niño curioso se había acercado para invitarlos a tomar un descanso en un bar de la zona. La audacia de ese chico que bebía café a la par de los adultos permaneció en el recuerdo del director. Tiempo después, regresó a buscarlo a Shushí para ofrecerle el papel protagónico de su próximo film.

La guerra, que se libró abiertamente desde 1991 hasta el cese al fuego en 1994, volvió a desatarse con inusitada violencia el pasado 27 de septiembre. Desde hace más de veinte días, Azerbaiyán comenzó a bombardear ciudades y pueblos de la República de Artsaj.

Miles de armenios se movilizan a la frontera para resistir el embate del ejército azerí. Entre ellos Joterian, quien, a seis años del rodaje de Tevanik, ya no es un chico. Se involucra de lleno en la trama de la guerra. Participa del esfuerzo por defender cada centímetro de tierra, porque es consciente de que en ello se va la suerte de su hogar, de su familia, de sus amigos.

Como muchos, sabe que lo llaman guerra, pero que no lo es. No lo fue en 1915, cuando cinco mil armenios resistieron en el Monte Musa Dagh el avance del genocidio. Lo sabían los judíos del Gueto de Varsovia que libraron una desesperada lucha contra los nazis mientras circulaban copias de la novela de Werfel Franz sobre los 40 días de los armenios en aquel monte.

Lo sabe. Entonces se dirige al frente. No es un montaje. Los muertos se acumulan. La tregua humanitaria se firma, pero no se respeta y la podredumbre se expande sobre cuerpos que nadie puede reclamar. Las pestes se acumulan. Los bombardeos no cesan.

La persistencia de la amenaza de exterminio sobre el pueblo armenio descansa en las narrativas de los períodos de calma. El odio contra los armenios en Azerbaiyán y en Turquía, cuidadosamente construido sobre un conjunto de falsedades, se estructura en relatos que aguardan el momento preciso en que romperán el cerco de las ficciones que los contienen.

Y ahí está él, encarnando a Tevanik una vez más, en un escenario invadido por la ficción que protagonizó. La catedral de Shushí vuelve a ser destruida y la población de Stepanakert, capital de Artsaj, es aterrorizada por el incesante ataque con drones kamikaze.

En una escena, Tevanik le pregunta al Comandante si tiene miedo. “Cuando elijas tu camino no tendrás miedo de nada”, le responde.

Hace unos días supimos que Hovhannés Joterian cayó defendiendo su hogar y el dolor es inmenso.

Al final de su cuento, Borges se lamenta. “El contacto y el hábito de Tlön han desintegrado este mundo. […] El mundo será Tlön”. Despedimos al joven héroe a la eternidad, con la esperanza de que el vaticinio no se cumpla. Del mundo depende.

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