Gariné Morcecian: “Garantizar el acceso a la información sobre el Genocidio Armenio permite acabar con una impunidad social”

23 de septiembre de 2020

Gariné Morcecian, estudiante de Derecho, fue una de las convocadas junto a Vilén Ter Gazarian para participar de un proyecto de traducción de una selección de informes, investigaciones y material del Armenian National Institute (Instituto Nacional Armenio - ANI) de Estados Unidos para la Fundación Luisa Hairabedian (FLH). En diálogo con Diario ARMENIA, Morcecian se refirió al trabajo realizado así como también a las perspectivas a futuro en relación con los distintos materiales académicos acerca del Genocidio Armenio en idioma español.

—¿Cuál creés que es la importancia de traducir al español estos textos particularmente y material en general sobre el Genocidio Armenio?

—La traducción de los textos es clave para materializar y consecuentemente garantizar el derecho de acceso a la información, que además está estrechamente vinculado con el derecho a la verdad que fue ejercido por la comunidad armenia encabezado por la acción interpuesta por Gregorio y Luisa Hairabedian ante el Poder Judicial en el juicio por la verdad del Genocidio Armenio. Por eso cuando a Vilén Ter Gazarian y a mí nos propusieron como voluntarios de la Fundación Luisa Hairabedian participar de este proyecto, no lo dudamos ni por un segundo. Esta idea surgió a partir del vínculo de la Fundación con el Armenian National Institute de Washington, quienes se contactaron para pedir colaboración en la traducción de la información que tenía ANI sobre el Genocidio de 1915, ya que la Fundación se dedica constantemente a la difusión, análisis y estudio académico del Genocidio Armenio y otros genocidios. Nosotros vimos la importancia que traía aparejada este proyecto y nos pusimos en marcha; además consideramos que estos espacios, donde se vinculan organizaciones del sur y del norte, nos brindan un gran aporte en nuestro desarrollo académico en relación al estudio y la investigación en materia de derechos humanos.

Considero que debemos plantearnos el sentido del derecho de acceso a la información y su importancia cuando el acceso es a información concerniente al genocidio de 1915, y para ello debemos preguntarnos qué buscamos al intentar que estos temas lleguen a más lectores. Si bien para la sociedad es importante conocer la historia de la humanidad a nivel general, los descendientes de sobrevivientes del Genocidio Armenio nos encargamos de que esta parte de la historia relativa a nuestros antepasados se conozca y quede en la memoria. Pero ¿por qué? ¿con qué fin? Creo que son varios los factores que hacen que decidamos dar a conocer esta parte dolorosa de la historia de la humanidad, y considero que están conectados entre sí.

En primer lugar creo que ante el negacionismo constante y ante el intento por parte del Estado turco de borrar estos hechos de la historia, es necesario realizar trabajo de difusión para que a medida que van avanzando las generaciones estos hechos por lo menos no queden impunes en la mente humana. En términos jurídicos son hechos que aún al día de hoy continúan impunes, y que hasta tanto no haya un reconocimiento y una reparación, continuarán como tales. Pero ello no significa que no se pueda acabar con una impunidad dada a nivel social. Un Estado podrá negar la historia y difundir una diferente, pero ello no obsta que la población conozca la verdad de lo sucedido y que no manifieste rechazo al cometimiento de un crimen de tal magnitud como lo es un genocidio. Garantizar el acceso a la información referente al genocidio contra armenios, asirios y griegos permite acabar con una impunidad social, pero aquello requiere un trabajo constante y continuo de difusión de la verdad. Que un Estado no reconozca sus actos, no quiere decir que la sociedad también los niegue o deje en el olvido. La memoria activa acaba con la impunidad social y es un factor importante para lograr acabar con la impunidad que se da en términos jurídicos.

En segundo lugar debemos pensar en lo que hay detrás de aquel rechazo hacia crímenes de tal magnitud que se genera a raíz del acceso a la información. A primera vista se observa que lograr que se conozca esta parte de la historia trae como consecuencia mantener la memoria viva en vías de lograr un reconocimiento por parte del Estado perpetrador, y que se acabe con una impunidad a nivel social. Pero aquel estado de conciencia social donde se conoce, se recuerda y se rechaza un crimen de genocidio trae detrás todo un proceso de consideración del valor de la persona humana. Acceder a la información y por tanto conocer la historia, no es simplemente incorporar nuevos sucesos a la memoria, sino que es descubrir aquellas cosas de las que un individuo es capaz de cometer a costas de conseguir el poder, es entender que hubo épocas en las que la deshumanización era extrema, y que a pesar de que hayan pasado años, hoy aún siguen cometiéndose los llamados crímenes internacionales. Mantener la memoria viva, es comprender cada vez más el valor de la persona humana, y es borrar cada vez más la deshumanización. Entonces, lograr que la historia del genocidio de 1915 pueda ser conocida por más personas, es colaborar con el avance social en materia de derechos humanos, es aportar para que los individuos tomen consciencia de la existencia del odio hacia las minorías y como consecuencia puedan realizar una introspección dándose cuenta de aquellas cosas que le enseñaron a odiar (mediando una deshumanización de aquel otro que es diferente), para luego erradicarlas y llevar una vida de aceptación de lo diferente donde lo que importa es el respeto por la persona humana. Conocer los momentos oscuros de la historia nos lleva a épocas pasadas pero también nos trae a momentos actuales, donde podemos ver que todavía queda mucho por hacer, y seguidamente nos permite prevenir momentos futuros, donde queremos que la aceptación de lo distinto y la valoración de la persona esté por sobre la ambición de poder que caracteriza a nuestra humanidad.

Por último, creo que como descendientes de sobrevivientes del genocidio contra minorías cristianas que vivían en el Imperio Otomano, lograr que la memoria se mantenga viva más allá de nuestras familias y comunidad es importante para nosotros/as a nivel personal. Hasta ahora mencioné que la importancia de garantizar el acceso a la información concerniente a este crimen se basa fundamentalmente en la conciencia social del valor de la persona humana (con todo lo que ello abarca), en la consecuente finalización de la impunidad social y en la influencia que genera mantener la memoria viva para el reconocimiento y la reparación. Pero considero también que todo este trabajo de difusión nos permite a los descendientes de sobrevivientes desarrollar a nivel personal toda una perspectiva de derechos humanos trasladada a todos los ámbitos de nuestras vidas, y a su vez nos posibilita principalmente honrar a las víctimas (hayan podido o no, sobrevivir). Estos crímenes marcan a quienes lo vivieron, y de cierta forma también a las generaciones futuras. Hoy nos toca conciliar con el dolor de nuestros antepasados, y paradójicamente mantener la memoria viva, si bien esto último implica volver una y otra vez a las heridas, también permite aprender a convivir con ellas, utilizándolas como motivación para ejercer un activismo en derechos humanos.

—¿Qué temáticas del material del Armenian National Institute podrían trabajarse o difundirse en Argentina?

—Más que temáticas en particular creo que la forma de abordarlas es donde hay que trabajar tanto en la argentina como en nuestra comunidad.
Considero que nuestra comunidad hace un gran trabajo de difusión abarcando todas las temáticas relativas al Genocidio Armenio, pero creo que en la forma de abordar estos temas se podría hacer mucho más.

En primer lugar, como he mencionado en la respuesta anterior, acceder a la información sobre el genocidio de 1915 es clave para generar conciencia social y colaborar con la conformación de una convivencia pacífica donde se respetan a las minorías, erradicando aquel odio a lo diferente que tanto se ha inculcado en toda la humanidad. Pero aquel acceso tampoco garantiza al 100% una verdadera consciencia sobre el valor de la persona humana para poder trasladar la aplicación de los llamados derechos humanos a cualquier ámbito de nuestra vida cotidiana. Con esto quiero decir que la forma en que se abordan estas temáticas son fundamentales para garantizar una verdadera consciencia. Si bien nuestra comunidad se ha caracterizado por sostener un firme discurso sobre los derechos humanos, no debemos olvidarnos que estos deben tenerse en cuenta en cualquier ámbito de la vida diaria. Luchar por la memoria y el reconocimiento de un Genocidio, y por la prevención de otros, refleja una verdadera convicción por los derechos fundamentales inherentes a la persona humana, y esto indica que se debe coincidir aquel discurso que se sostiene con una práctica en todos los ámbitos de la vida.

Paradójicamente nos caracterizamos por ser una comunidad que lucha constantemente por el respeto por los derechos humanos, pero a su vez nos caracterizamos por el cerramiento y la exclusión, donde muchos individuos que no han encajado con lo normado por los mandatos se han terminado alejando. Sé que decir esto suena fuerte, y es algo que recién las nuevas generaciones están empezando a expresar. Este tema es una cuestión pendiente que se debe nuestra comunidad. ¿Si luchamos por los derechos humanos por qué hay tantas personas que se terminan alejando o que no logran sentirse cómodas? Los derechos fundamentales se aplican para lograr una vida en la que hay una aceptación y respeto por aquel que es diferente a nosotros, por eso considero que como comunidad debemos comenzar a abordar el Genocidio de 1915 de forma más profunda: llevando los conceptos base que hacen a nuestra lucha a la actualidad. Un discurso de ddhh no se coincide con una práctica donde se manifiesta homofobia o gordofobia por ejemplo. A primera vista podrían parecer temas lejanos, ¿qué tiene que ver la lucha por el reconocimiento del genocidio de 1915 y la prevención de otros con la erradicación de estos tipos de odios? Tiene que ver mucho. Nosotros cuando luchamos por reconocimiento y prevención, estamos pidiendo que se ejerza una verdadera valorización de la persona humana para que nunca más se deshumanice a aquel que pertenece a una minoría. En el Imperio Otomano los armenios, asirios y griegos eran una minoría, eran diferentes, eran una piedra para el plan de turkificiación, eran algo distinto y a su vez visto como algo “malo” que tiene que ser “removido del obstáculo”. Al fin y al cabo en todas las prácticas en las que se rechaza al diferente, hay un discurso de no aceptación respecto del que es parte de la minoría que no encaja. Por estas razones observo que nos debemos una nueva forma de abordaje de estas temáticas que ya conocemos, para que se puedan entender los conceptos base de nuestra lucha de forma más profunda y llevados a la actualidad.

Continuando con las formas de abordaje de las temáticas ya existentes, una vez realizado este trabajo de forma interna, también debe ejercerse de forma externa. Esto es: llevar aún más nuestra historia y esta forma de abordaje de ella a las escuelas argentinas no armenias y a las universidades; me parece fundamental la labor de involucrarnos con instituciones educativas argentinas mediante proyectos que impulsen la investigación académica y el conocimiento de nuestra historia en ámbitos por fuera de la comunidad.

En cuanto a la lucha por el reconocimiento, más allá de hacer coincidir nuestro discurso con una práctica de inclusión y aceptación de las diferencias, sí existen nuevas temáticas para abordar. Hasta ahora nuestra comunidad ha trabajado incansablemente por el reconocimiento y gracias a ello ha logrado el reconocimiento en Argentina del genocidio de 1915 a nivel nacional mediante ley sancionada por el Poder Legislativo, un reconocimiento mediante una declaración y una promulgación del Poder Ejecutivo, y gracias al Juicio por la Verdad impulsado por la Fundación Luisa Hairabedian, el Poder Judicial ha dictado sentencia sosteniendo que el Estado Turco ha cometido delito de genocidio.

En cuanto al ámbito internacional, el derecho internacional público y particularmente el derecho internacional de los derechos humanos está en constante evolución y cambio, y gracias a esto podemos tener en cuenta distintos mecanismos jurídicos internacionales y políticos para lograr un reconocimiento. Si bien las relaciones internacionales entre Estados juegan un rol clave para lograr un reconocimiento, considero que no tenemos las vías agotadas, sumado a que existe una comunidad armenia mundial cada vez más grande y con objetivos más firmes e instituciones más fuertes, donde las nuevas generaciones de jóvenes de nuestra comunidad están accediendo a educación universitaria de alta calidad. Debemos aprovechar esta camada juvenil preparada académicamente para sumergirse en las relaciones internacionales ya sea desde un ámbito jurídico, político, sociológico o comercial.

Por último y no menos importante en relación al tratamiento de temáticas para el reconocimiento, como descendiente de asirios por mi parte materna, le propongo a nuestra comunidad entablar lazos con aquellas otras minorías descendientes de sobrevivientes del genocidio de 1915, puesto que no somos sólo nosotros los descendientes de sobrevivientes que reclaman un reconocimiento y luchan por una prevención que implica una convivencia con mayor aceptación y menor deshumanización.

—En la nota que publicaste en el sitio de la FLH comentás que descubriste aspectos 'dolorosos' de la historia del genocidio. ¿Qué fue lo más llamativo?

—El aspecto doloroso del que tomé mayor consciencia es acerca de cómo episodios de esta magnitud marcan también a las generaciones futuras. Después haber crecido conociendo y escuchando varias veces esta parte de la historia, después de haber incluso estudiado todo lo relacionado a los crímenes internacionales desde una perspectiva académica, igual volver a leer sobre lo que sucedió: duele. Como dije en la nota para la FLH, realizar la tarea de la traducción no fue una tarea fácil, no sólo por la traducción en sí misma, sino por lo que implica realizarla: volver a adentrarnos en una historia consistente en una sucesión de hechos dolorosos de completa deshumanización que involucra a nuestra familia. Ahí fue cuando tomé mayor consciencia de cómo impacta un suceso así en los descendientes, y principalmente cuando aún sigue impune. Leer la historia de los refugiados, de los exiliados, y leer aquellas historias sobre los que no sobrevivieron: es volver a la herida. Pero algo que también tenemos, es convicción, y gracias a eso, ese dolor se convierte en motor y en fundamento, cuya potencia termina generando fuerza. La convicción termina sobrepasando los dolores. No sé si los cura, pero sí hace que las heridas no sean un impedimento para la lucha, sino que, al contrario, sirvan de motivación para tener valor. Las historias familiares no son fáciles de sanar, y se hace más difícil aun cuando nos ponemos la bandera de la lucha. Pero con Vilén Ter Gazarian (quien fue parte junto conmigo de este proyecto de traducción para el Instituto Nacional Armenio de Washington), y como muchos otros jóvenes, estamos orgullosos de llevar esa bandera. Es una bandera que no es fácil de portar, pero nos hacemos cargo, por nuestros bisabuelos, por nuestra familia, por todo un pueblo que sufrió uno de los peores crímenes que podría existir, por todas esas personas que no lograron sobrevivir o que vieron a sus seres queridos morir, llevamos esa bandera porque creemos en la posibilidad de un mundo sin deshumanización.

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