Golpes, torturas y humillaciones: así trata Azerbaiyán a los prisioneros de guerra armenios

14 de enero de 2021
Kamo Manasyan, un civil armenio torturado por soldados de Azerbaiyán.

La oficina del Ombudsman de Armenia publicó un reporte el 12 de enero sobre las violaciones a los derechos humanos que sufren los prisioneros de guerra armenios por parte de Azerbaiyán.

Entre los crímenes internacionales cometidos contra los prisioneros de guerra, se probaron golpizas, torturas y humillaciones. El informe da cuenta de varias situaciones, entre ellas ataques contra prisioneros civiles y ancianos, en las que los soldados de Azerbaiyán obligan a los armenios a repetir el slogan "Karabaj es Azerbaiyán" o fuerzan falsas "confesiones". Otros testimonios de sobrevivientes aseguran que los soldados azerbaiyanos drogaban a los prisioneros antes de golpearlos.

Además, el Gobierno azerbaiyano se negó y dilató las visitas de representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja a los prisioneros de guerra. "No solo se prohíbe el acceso a mecanismos independientes, sino que también se impidió constantemente la comunicación de los presos. Su cautiverio no fue reconocido y los prisioneros quedaron completamente a merced y discreción de quienes los tenía presos. Hay una gran cantidad de casos en cautiverio que hasta el día de hoy sigue sin ser reconocidos y continúan incomunicados".

El informe encuentra la raíz de estos crímenes en la política estatal racista del Gobierno de Azerbaiyán contra las personas de origen armenio: "El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial en sus informes periódicos sobre Azerbaiyán ha expresado constantemente su preocupación por los abusos contra los armenios por su origen étnico. En particular, en el informe de 2016, el Comité expresó su preocupación por el odio racial y los crímenes de odio de Azerbaiyán contra los armenios, el rechazo a la reparación a las víctimas, así como el uso repetido e impune de un lenguaje de odio por parte de los políticos que se refieran al conflicto de Nagorno Karabaj y por su impacto adverso en la opinión pública de los armenios étnicos en Azerbaiyán", indicó el informe.

En lo que respecta a las sentencias definitivas de los tribunales internacionales de derechos humanos, en el caso Makuchyan y Minasyan contra Azerbaiyán y Hungría, se estableció que Azerbaiyán aseguró impunidad para el soldado azerbaiyano Ramil Safarov, que decapitó a un oficial armenio y amenazó con matar a otro soldado del mismo origen. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) señaló: "Ramil Safarov fue tratado por Azerbaiyán como una persona inocente o condenada injustamente y se le otorgaron una serie de beneficios (salarios atrasados, un departamento, un ascenso) que carecían de base legal bajo la ley nacional. En vista de lo que antecede, los actos de Azerbaiyán han otorgado a Ramil Safarov impunidad por los crímenes cometidos contra sus víctimas armenias. Las medidas adoptadas por las autoridades azerbaiyanas con respecto a Ramil Safarov, que condujeron a su virtual impunidad y, junto con la glorificación de su crimen de odio extremadamente cruel, tenían un vínculo causal con la etnia armenia de sus víctimas y, por lo tanto, tenían motivaciones raciales".

Incluso en los procedimientos judiciales de los familiares de los prisioneros de guerra ante el TEDH, el Gobierno de Azerbaiyán no logró cumplir con la solicitud obligatoria de información del Tribunal, al no proporcionar ninguna información.

"Los factores que han contribuido a la coacción han sido el odio apoyado por el Estado contra los armenios y la política discriminatoria, la glorificación de las personas que cometen atrocidades contra los armenios, la práctica tolerada por el Estado de asesinatos por razones de culto, decapitaciones y torturas de cautivos armenios, así como grabaciones de video de estas escenas de crímenes atroces y su amplia difusión entre la población armenia con el objetivo de sembrar el terror", denunció el Ombudsman. "Las fuerzas armadas de Azerbaiyán actuaron en un entorno de arbitrariedad y los prisioneros de guerra armenios quedaron completamente a merced de quienes los retienen. No hubo ningún mecanismo para proteger el derecho de los presos a no sufrir coacción, torturas o tratos crueles, por lo que los cautivos armenios se vieron obligados a hacer confesiones falsas para presentar pruebas espurias para Azerbaiyán".

Actualmente, hay un número indeterminado de prisioneros de guerra armenios en Azerbaiyán, entre los que se encuentran más de 60 capturados por Azerbaiyán durante sus ataques a poblados de Hadrut en diciembre, lo que constituyó una violación al acuerdo por el fin de la guerra.

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