Haig Keshishian, el medallista de origen armenio que robó la primer bandera olímpica
Es claro el fuerte impacto que tiene hoy la bandera olímpica, desde que se izó por primera vez en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920, hasta la última edición de Tokio de este año. Sin embargo, pocos saben que aquel primer estandarte desapareció completamente durante su estreno en la ciudad belga.
Hal Prieste, nacido bajo el nombre de Haig Keshishian en California, durante 1896, era hijo de una pareja armenia que emigró a Estados Unidos desde el Imperio otomano. Durante su juventud, tras descubrir sus habilidades en el agua en su servicio en la Marina norteamericana en la Primera Guerra Mundial, decidió prepararse para los Juegos Olímpicos.
Durante la competencia, que volvió a realizarse luego de la suspensión de la edición anterior de 1916 por “la Gran Guerra”, decidió participar en la disciplina de saltos ornamentales. Su participación no había empezado de la mejor manera, con un último puesto después de los primeros tres clavados desde los 5 metros de altura. Sin embargo todo cambió con los saltos desde los 10 metros, con una performance que lo llevó a conseguir la medalla de bronce.
Pero sus aventuras olímpicas no finalizaron allí. Su amigo y campeón olímpico, lo desafió a un último reto: conseguir la bandera de los cinco anillos que flameaba en el estadio. De esta forma, trepó el mástil y sin que nadie supiera qué pasó con ella, se la llevó a su casa en Los Ángeles.
Los años posteriores lo iban a ver alejado del olimpismo y volcado totalmente a una carrera en el mundo del espectáculo, donde participó de más de 25 películas con artistas como Harold Lloyd y Charlie Chaplin.
Su vida se acercó nuevamente a la histórica competencia deportiva en 1996, durante los juegos de Atlanta, siendo relevo durante el recorrido de la antorcha antes del inicio del evento. Tan solo un año más tarde fue invitado a una cena del Comité Olímpico Internacional (COI) en Estados Unidos como el ganador de una medalla de mayor edad en el mundo.
Durante una entrevista en aquel entonces, cuando surgió el tema de la misteriosa desaparición de la bandera, finalmente admitió que la tenía con él. "La tuve durante mucho tiempo. Muchos de mis amigos la han visto. Uno no puede ser egoísta con estas cosas. No me sirve de nada. No puedo colgarla en mi habitación. La gente pensará más en mí si la regalo que si la conservo”, había destacado el exdeportista de origen armenio en aquel entonces.
Finalmente la devolvió en 2000, antes del inicio de los Juegos Olímpicos de Sydney, en una de las reuniones del COI. En aquel momento, las autoridades de la organización lo recordaron como una “leyenda viviente”.
Un año más tarde, Haig Keshishian falleció a los 104 años y, de esa forma, se fue junto a él su récord como el deportista más grande en ganar una medalla. Sin embargo, aquella primera bandera olímpica se encuentra en el Museo Olímpico de Lausana, Suiza, junto a una placa que todavía lo recuerda.
Nota original en Ara the Rat