Garén Yeghparian / Asbarez

¿Incompetencia? ¿Manipulación? ¿Tiranía?

20 de septiembre de 2018
Artur Vanetsyan y Sasun Khachatryan

Artur Vanetsyan y Sasun Khachatryan

Es conocida por todos la grabación de audio entre los jefes del Servicio de Seguridad Nacional y el Servicio de Seguridad Especial, Artur Vanetsyan y Sasun Khachatryan, respectivamente, que se viralizó por Internet días atrás.

Hay tantas cosas erradas equivocadas en este episodio y las reacciones posteriores que casi es una alucinación. Pero el error más obvio es que este hecho jamás debía haber ocurrido.

Sabemos que la especie no es falsa porque uno de los dos miembros del gobierno involucrados aceptó que la conversación tuvo lugar.

El hecho de que dos funcionarios de alto rango del gobierno armenio puedan haber sido ser espiados de manera tan fácil y que la grabación se haya hecho pública es realmente un problema, porque es un signo de incompetencia por parte del aparato de seguridad del país.

El apuro mostrado por el premier Pashinian en afirmar que la filtración no fue responsabilidad de Moscú es otro problema. Los servicios de inteligencia de muchos países podrían haber tenido que ver con el espionaje (Francia, Gran Bretaña, Israel, Rusia, Turquía, EE. UU. entre muchos más) porque son muchos los intereses en juego. Pero aún más obvio es el hecho de saber que si Rusia no lo hizo, es imperativo saber quien fue el autor de las filtraciones. Pashinian debería haber sido más preciso en su mensaje en lugar de decir que se había dispuesto una investigación.

¿Quién lo hizo realmente? ¿Quién tiene interés en crear este tipo de conflicto interno, además de alguna potencia extranjera? Podría ser, como Pashinian y su círculo han sugerido, que es obra de las fuerzas “antirrevolucionarias”, es decir, los oligarcas que formaron la base de las tres administraciones presidenciales previas. Incluso podría ser una operación falsa de algunos fanáticos de Pashinian que tal vez desean “galvanizar” aún más a sus seguidores. Todas estas especulaciones deben ser investigadas y expuestas en su totalidad a la población.

Pero lo que es realmente materia de preocupación es la manifestación que hizo Pashinian a punto de exigir el gobierno tome medidas propias de la mafia y las tiranías y no correspondientes a un estado de derecho como tantas veces ha pregonado y exigido. Hay un video de Facebook, claramente editado, en el que el premier se muestra muy agitado, incluso enojado, y ordena a las fuerzas del orden que detengan a los que él considera culpables y “los depositen en la cárcel” en un perentorio plazo de dos horas.

Lo siento, pero esto no es un estado de derecho, por el contrario son medidas de que indican la existencia de una tiranía en ciernes.

Y, también podría ser un problema de seguridad nacional porque algunas de las entidades involucradas son parte del aparato de defensa de la República de Armenia (este aspecto no es 100% claro para mí, pero me preocupa).

Estos airados reclamos de rendición de cuentas, combinados con la perentoria necesidad de llevar ante la justicia a los responsables de los sangrientos hechos del 1° de marzo de 2008, exceden la sensatez.

Si Robert Kocharian o cualquier otro de su gobierno en este violaron la ley que se hagan cargo de su responsabilidad. El mismo criterio debe aplicarse a Serge Sarkissian y la enorme cantidad de altos funcionarios sospechados. Pero, cuando Pashinian hace mención a las fechorías de exgobernantes elude mencionar a Levón Ter Petrosian. ¿Será así porque el primer presidente fue el mentor de Pashinian? ¿Esto debe entenderse como “igualdad ante la ley”? ¿Estamos entrando en una era donde un conjunto de malos protagonistas está siendo reemplazado por otro? ¿Qué tipo de justicia actúa en la actualidad?

Finalmente, quizás el aspecto más preocupante de las grabaciones de Vanetsyan y Khachatryan son las múltiples referencias al contacto de y con los jueces que presiden los procedimientos legales del caso Kocharian. Este tipo de “búsqueda de orientación” por parte del poder judicial en los altos estratos del gobierno también fue confirmado por Nigol Pashinian.

Al referirse a esta grabación, el premier afirmó recibir muchas llamadas de jueces que preguntan cómo dictaminar sobre los casos. Luego pasa a explicar que nunca participará en dicho tipo de corruptela y les dice lo mismo a los jueces. Pero muy pocas personas parecen indignarse por esto. ¿Dónde está la indignación pública y el reclamo por la simple exposición de este desmedido comportamiento de los jueces?

Pashinian tiene razón al señalar que este es el poder judicial que el país heredó de los regímenes anteriores. Sin embargo, no es tan incisivo y humillante como lo es con otros hechos de corrupción. Habla mucho más enérgicamente sobre casos individuales que cuando lo hace sobre el profundo problema del aparato judicial armenio.

Hace poco más de cuatro meses, cuando Pashinian asumió el cargo de primer ministro, nunca pensé que dos semanas seguidas estaría escribiendo para criticar aspectos de su gobierno. Sin embargo, aquí estoy reclamando equidad en la aplicación de las leyes.

Los armenios debemos evitar que Pashinian caiga en la misma trampa en la que han sucumbido otros líderes revolucionarios que comenzaron su cruzada justamente pero luego cometieron graves errores y se transformaron en gobiernos no democráticos.

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