Los amigos de ARMENIA, en su 85° aniversario

Junto a Surén Toytoyndjian y su amena personalidad

03 de noviembre de 2016

Suren-aEstas sentidas líneas son escritas pensando en una ejemplar historia de vida. Hablamos de un integrante de la primera generación sobreviviente del Genocidio Armenio. Don Surén Toytoyndjian llegó a la Argentina con sus padres y hermano de muy pequeño, allí por el año 1932.

Rumbo al sur

Como muchos otros refugiados, había pasado por la hospitalaria Grecia, y, posteriormente, en búsqueda de otros familiares en el exilio, habían llegado a esta hospitalaria Buenos Aires huyendo de la persecución y la crisis.

Nuestros padres y abuelos ejercieron variados oficios, y centenares de aquellos lucieron sus aptitudes y se formaron como apreciados artesanos: panaderos, zapateros, joyeros, y -como en la historia de hoy -, diestros sastres y diseñadores.

Los opresores los habían despojado de casi todo lo material, pero con el fervor de su fe cristiana aportaron a la bendita tierra de Sudamérica, el capital incalculable de su afán de recrear el entorno familiar, construyendo su propio hogar, educaron a sus hijos y pudieron encaminar a sus dignos descendientes.

Con el fervor de quienes apreciaron esta generosa posibilidad de construir con mas libertades y derechos su destino en una sociedad más  adelantada que el caduco imperio turco-otomano, los Toytoyndjian encontraron en cada rincón de la vida comunitaria, el reflejo, la añoranza y el destino signado por la dedicación, por la cultura y el arte. A Surén también lo evocamos como uno de aquellos que a través de los medios comunitarios, como nuestro diario ARMENIA y otros medios, se conectaron día a día con la Diáspora, la Madre Patria, y el mundo entero.

Integración comunitaria

Como muchos de esa oleada greco-armenia, ellos se integraron a la vida social de la colectividad. En el barrio de Urquiza, Surén abrió un emprendimiento reconocida como prestigiosa sastrería de medida, que, llevó el nombre de quien le enseñó el oficio: su padre, Arsén.

Formó familia con otra exiliada, ya de la oleada de posguerra, de la familia Mateosian. De esa unión nacieron Ruben, Gerardo y Ani, y tiempo después llegó la alegría de los nietos y bisnietos Apasionado por el arte, supo pasar noches en el Teatro Colon, de pié en la zarzuela y siguiendo la programación artística, pasión que abandonaría al casarse para dedicarse incontables horas diarias al trabajo en pos de la manutención y educación de su familia. También le interesó el arte pictórico, y a lo largo de los años formó una hermosa colección, integrada, entre otras obras, por la prestigiosa autora de grabados Reina Kochashian y de otros creadores.

Comunicado con ARMENIA

Suren-bYa retirado, sufrió el dolor, apenas pasadas sus bodas de oro, de la pérdida inesperada de su querida compañera Mari, notable dirigente de HOM. En las últimas décadas, pudo disfrutar de cómo sus hijos y nietos formaron parte de la variedad institucional de la colectividad.

Surén Toytondjian a todos les hacía llegar los ejemplares del Diario ARMENIA, suscribiéndolos al diario. Nunca dejo de interiorizarse de las publicaciones de la comunidad, ya sea leyéndolas el, y cuando su vista no se lo permitió, haciéndoselo leer por sus nietas. Y también escuchando frecuentemente los diversos programas de radio de nuestra comunidad

Identificado con los ideales del 28 de Mayo, a partir de 1988 se sumó al apoyó de la lucha por la reunificación de Karabagh con la República de Armenia, reafirmó una vez más, su solidario compromiso con la Causa Armenia, para lograr el triunfo de los derechos humanos conculcados por los opresores y construir un estado libre, unido e independiente.

El amigo Surén

Este jovial patriarca supo en más de nueve décadas llevar el peso de los años, y hace poco pasó al descanso eterno. Digamos también que sus amigos y parientes sienten que ahora, como antes, los acompaña.

Surén es recordado y admirado por sus descendientes y los acompaña espiritualmente al recorrer los caminos armenios que unen a todos desde América del Sur por la Diáspora, por la repúblicas de Armenia y de Artsaj, con el bíblico Monte Ararat como meta.

C.L.H

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