La emotiva carta de Andrea Mihitarian en el Día de la Madre Armenia

15 de agosto de 2020

No he pasado por otra experiencia que la de tener una madre armenia (por eso de que “madre hay una sola”, gracias a Dios).

Seguramente, la madre armenia comparte rasgos y características con todas las madres del mundo pero, para mí, es la mejor experiencia que he tenido porque de ella he aprendido a sobredimensionar lo trágico pero también a restarle importancia y seguir adelante (¿la tan mentada resiliencia, acaso?), he aprendido el valor de la armenidad en la diáspora y a mantenerla viva a lo largo de los años y ante cualquier atropello o infortunio, he aprendido sus letras, su poesía, su música, su religión, en fin, todo. No tengo más que palabras de agradecimiento y reconocimiento brotando de mí la más profunda ternura no sólo ante su recuerdo sino ante el recuerdo de las madres que conocí de cada uno de mis compañer@s de escuela.

Tengan por seguro que cuando algo perturba mí calma, invoco alguna palabra o alguna frase de esas que utilizaba para darnos aliento y, entonces, siento que se me ensancha el alma. Claro, que ninguna de ellas le era propia pues venía heredada de mi abuela, bisabuela y compartida con mis tias. Por eso, mi homenaje a ellas y a todas las que han sabido guardar y aplicar celosamente la esencia de la madre armenia, orgullosa heredera de la Virgen María.

Dra. Andrea Mercurio Mihitarian

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