La historia de Soghomón Tehlirian El genocidio armenio hecho cuadritos
Ignacio Minaverry y los guionistas Lautaro Ortiz y Pablo Túnica ponen sus firmas en Matar al tirano, que relata la historia de Soghomón Tehlirian, sobreviviente armenio que ajustició a Talaat Pasha. “A Tehlirian, como a tantos armenios, le quebraron la vida”, dice Ortiz.
“¿Es el tirano una víctima o un instrumento más de un Estado asesino? ¿Debe considerarse ‘persona’ en el sentido jurídico a un tirano? ¿Es un asesino quien ante la ausencia de justicia decide hacerla por mano propia?” Esos son los planteos fundamentales en torno de los cuales gira Matar al tirano, la nueva serie de la revista Fierro, que acompaña mañana a Página/12 en los kioscos. Matar al tirano cuenta la historia de cómo Soghomon Tehlirian dispara en Berlín a Talaat Pasha, figura fundamental del Genocidio Armenio perpetrado por los turcos a comienzos del siglo XX. La nueva historieta de Fierro tiene guión de Lautaro Ortiz (con auxilio de Pablo Túnica hasta la página 19) y dibujos de Ignacio Minaverry (Dora, Noelia en el país de los cosos).
El proyecto, cuenta Ortiz, “fue impulsado por Eduardo Kozanlian, secretario del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica en Buenos Aires”, quien le facilitó material de archivo para documentar el relato. “Entre la documentación (películas, historietas realizadas en Europa) me dio a leer ‘Un proceso histórico’, la versión taquigráfica del juicio realizado en Alemania que editó Ediar en 2012”, cuenta el jefe de redacción de la revista. “Ese trabajo está acompañado de varios textos como el de Osvaldo Bayer y un estudio –una verdadera joya ensayística- de Eugenio Zaffaroni, donde se explica la importancia de ese juicio para entender qué es derecho penal internacional en relación con la responsabilidad penal por delitos contra la humanidad, y cómo la decisión del tribunal de absolver a Tehlirian pone en jaque sus límites éticos. Ese debate, que tan bien explica Zaffaroni, es la cuestión de fondo de este relato.”
El relato que proponen los autores está planteado como una retrospectiva. Comienza a principios de los años ’60, en la ciudad estadounidense de San Francisco, en “la década de revoluciones sociales, políticas y culturales”, con el protagonista presenciando la historia: la carrera espacial, el hippismo, los resabios de la generación beat, el free jazz, las drogas y la juventud politizada. Luego, anticipa el guionista, la historia se trasladará a Berlín, donde Tehlirian fue juzgado por su único disparo. “Se explica cómo el Estado turco planificó el genocidio desde 1915 en adelante”, plantea el autor. “No es la historia de un hombre que toma venganza, sino la de quien reclamó justicia: recordemos que el Estado turco sigue negando el genocidio armenio, pese al reconocimiento mundial.”
Tehlirian declara: “Maté a un hombre, pero no soy un asesino”. No tiene cargo de conciencia. Al tribunal “sólo relata su largo sufrimiento luego de haber visto asesinar a su familia y a su pueblo, cuenta su derrotero por Europa, perseguido por la imagen de sus parientes asesinados, sus desvanecimientos, sus alucinaciones, las voces que lo perseguían y que le reclamaban justicia –explica Ortiz–. A Tehlirian (como a tantos armenios) le quebraron la vida: es la historia de hombre al que obligaron a mirarle los ojos a la muerte.”
Minaverry, dibujante de la serie, encuentra en Tehlirian “a un personaje que no se puede negar que es interesante”. Los lectores de Fierro conocen bien a Minaverry por creaciones como Dora, donde también se metía en las consecuencias de los crímenes de guerra. Allí fue autor integral. En Matar al tirano, sin embargo, confía en los guiones de otro.
“Ultimamente vengo haciendo varios trabajos con guiones de otros: Bajo Flores, La autopista del sur y ésta –cuenta–. Es relajante cada tanto poder dibujar y nada más.” Por lo que se puede ver de estas primeras páginas, el trazo que propone se ubica en algún punto entre las dos series que publicó antes en la revista, aunque él explica que aún está “tratando de encontrarle la vuelta” y deja una cuota de suspenso: “Me parece que a lo largo de la historieta va a ir cambiando el estilo”.
Como dato curioso, comenta Ortiz, “la figura nefasta de Talaat Pasha ya había aparecido en Fierro en Roma & Linch”, una historieta que el propio Ortiz había creado junto a Pablo Túnica. “Fue en la historia sobre el amor secreto entre Alfonsina Storni y el libanés Emir Arslan, quien había sido el primer cónsul del Imperio Otomano en Buenos Aires y quien, al oponerse a las decisiones políticas de los Jóvenes Turcos, fue condenado a muerte, por lo que debió renunciar a su cargo y vivió el resto de su vida en Buenos Aires, donde fundó la revista La Nota, publicación donde la entonces jovencita Alfonsina Storni publicó sus primeras notas.”
Andrés Valenzuela
Página/12