La mentira detrás de los enclaves, el nuevo reclamo de Aliyev

15 de octubre de 2023

Hace poco el presidente azerí reclamó la “devolución de territorios ocupados” pero no hay ningún documento legal que lo justifique. Como Najichevan y Artsaj, los enclaves fueron otro “regalo” de Stalin.

Tras el brutal bombardeo a civiles armenios en Stepanakert y otras ciudades de Artsaj (Nagorno Karabaj) por parte de Azerbaiyán el pasado 19 de septiembre, la retórica belicista del presidente azerí, Ilham Aliyev, sigue tan encendida como antes y ahora vuelve a la carga con nuevos reclamos.

El objetivo de la guerra de los 44 días en 2020, los sucesivos ataques armados en la frontera de Armenia, y desde ya, la “Solución Final” del mes pasado con la complacencia de las fuerzas de paz rusas apostadas allí para evitar el quiebre del cese al fuego – cosa que no ocurrió- terminó en la limpieza étnica de los habitantes autóctonos armenios de esas tierras.

Ahora Aliyev intenta poner sobre la mesa una cuestión compleja y de difícil resolución, pero a la vez sin fundamentos legales, que busca que Armenia ceda nuevos territorios.

Sólo intenta plasmar en el futuro trazado de la demarcación de la frontera las viejas demandas territoriales que datan de la década de 1920 y 1930, cimentadas en sucesivas concesiones del poder soviético, siempre en contra de Armenia y a favor de su aliado petrolero Azerbaiyán.

La cuestión de los enclaves es, en verdad, otro “caballo de Troya” plantado por el dictador soviético Josef Stalin, para tener a todas las partes apretadas en su puño de hierro, como forma de premiar y castigar a las entonces repúblicas soviéticas de acuerdo a su lealtad y compromiso con los dictados de Moscú.

Fue una continuidad de la misma política empleada antes en Najicheván (en 1921) y Artsaj durante el período 1921-23. Y en general, con consecuencias favorables a Azerbaiyán y contrarias a Armenia.

Qué son los enclaves

Cuando hablamos de enclaves nos referimos concretamente a pequeñas superficies de territorio dentro de un país, pero bajo administración del otro. 

En la época soviética eran todas repúblicas integrantes de la URSS, pero con la caída del régimen y la independencia de las naciones del Cáucaso en 1991, sumado al conflicto armado por Artsaj, la cuestión de la soberanía de esos territorios afloró.

Los casos más emblemáticos son los exclaves azeríes (enclaves en Armenia) de Qyarqi, en la provincia de Ararat, cerca de la frontera con Najicheván; Barkhutarlu y Sofulu en el noreste de Armenia (provincia de Tavush) y Askipara, también en esa provincia. Entre todos suman unos 45 km2.

Por su parte, el exclave armenio de Artsvashén, en territorio azerí y cercano a la provincia de Gegharkunik, tiene unos 44 kilómetros cuadrados y fue oportunamente adjudicado a la República Socialista Soviética de Armenia.

En rigor, orginalmente Artsvashén no era un enclave. Entre 1923-29, el Comité Ejecutivo Central de Transcaucasia creó una comisión para definir disputas territoriales, que siempre laudaba en contra de Armenia bajo el pretexto de un “intercambio de territorios”, que nunca era tal.

Así, en enero de 1927, el territorio de unas 12.000 hectáreas desde Bashkend hasta Dilijan fue “regalado” al distrito de Ghazakh de Azerbaiyán. La “compensación” llegó en febrero de 1929, por decisión del mismo comité, por el que Armenia consiguió una conexión con Bashkend a través de una franja de tierra.

Pero esa conexión terrestre fue entregada a los azeríes en la década de 1930, y de esa manera Artsvashen se convirtió en un exclave de Armenia en Azerbaiyán.

Homogeneidad étnica

El conflicto de los enclaves no es nuevo, pero “se picó” a comienzos de octubre a partir de las temerarias declaraciones de Aliyev, asegurando que Armenia debía devolver ocho territorios que están ocupados, y que en su visión le pertenecen. Por supuesto que no dijo nada de los enclaves armenios en territorio azerí y que le pertenecerían a Armenia ni de todos los kilómetros cuadrados que a lo largo de un siglo Azerbaiyán fue comiendo del territorio armenio.

No casualmente, Ilham Aliyev dijo que respetaba la integridad territorial de Armenia, pero no dijo que eran los 29.800 km que tenía el país en la era soviética.

Corriendo el reloj hacia atrás, vemos que estallado el conflicto armenio-azerí el 15 de enero de 1990 y ante la desconfianza mutua, tropas armenias entraron al enclave de Qyarqi, que estaba justo en un tramo de la estratégica ruta Ereván-Meghri, que va hacia Irán, y tomaron el puesto, rebautizándolo Tigranashen.

En julio de 1992 las fuerzas armadas armenias tomaron el enclave azerbaiyano de Alto Askipara, renombrándolo Verin Voskepar y poco después controlaron las aldeas de Barkhudarly y Sofulu.

Apenas un mes después, el 8 de agosto de ese año, Artsvashen cayó en poder azerí luego de sólo cinco días de encarnizadas luchas. Las versiones sobre esta derrota van desde una dispar relación de fuerzas a favor de Bakú, hasta un acuerdo tácito entre los dos países para “intercambiar” los enclaves.

Ahora Aliyev no dice nada de Artsvashen pero sí sobre los supuestos territorios ocupados por Armenia. Es más, pide ocho enclaves en esa condición.

Lo llamativo es que el propio primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, durante una entrevista con la agencia oficial de noticias Armenpress el pasado 10 de octubre, destacó: 

“Miren ahora, Azerbaiyán está planteando la cuestión de 8 aldeas. En primer lugar, decimos que también nosotros tenemos un problema con 8 aldeas, porque en la misma provincia de Tavush, por ejemplo, tenemos territorios ocupados por Azerbaiyán en las aldeas de Berkaber, Aygehovit, Vazashen, Paravakar y otras zonas también”.

Y agregó: “Propusimos una solución a esa cuestión allá por 2021 y dijimos que tomemos una base, decidamos cuál es el mapa de delimitación y retiremos las tropas de la línea fronteriza de ese mapa”.

No hubo respuesta del lado azerbaiyano, que como ya quedó claro en los últimos tres años, no tiene ninguna voluntad de diálogo ni de alcanzar la paz con Armenia. Como en el juego de la perinola su objetivo siempre es “toma todo”.

La hora de los mapas

Rupén Galichian es un geógrafo y cartógrafo de origen armenio, nacido en Tabriz (Irán) y especializado en mapas antiguos de Armenia y la región del Cáucaso. Está radicado en Londres, pero investiga en la Universidad Estatal de Ereván y asegura que “el tema de los enclaves promovido por Azerbaiyán no tiene fundamento jurídico”. 

“El segundo artículo de su declaración de independencia señala que es el sucesor de (la República Democrática de) Azerbaiyán de 1918-20, y en esos años no existían enclaves, por lo que Azerbaiyán debería recoger los mapas falsos y no verificados y devolverlos al cuartel general militar de la antigua URSS, cuyo sucesor es ahora el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa”, destacó Galichian.

Durante una reciente entrevista el experto mostró mapas de 1926 y de 1932 en los que no existía ningún enclave, para ninguna de las partes y aclara que incluso unos 1200 km2 registrados como armenios en esos mapas, fueron transferidos luego a Azerbaiyán.

Recién en 1940 aparecen los enclaves, los mencionados al comienzo, dos en la provincia de Tavush, uno en la de Ararat y el citado Artsvashen. Estos enclaves fueron cartografiados, pero no existe ningún documento legal al respecto, ni existe base jurídica que acredite su inclusión en esos archivos, sostiene Galichian. 

Un dato más. En 2014 Azerbaiyán publicó un Atlas en el que incluía los enclaves situados en el territorio de Armenia, pero no hacía ninguna mención a Artsvashen. Típico del embaucador serial de Bakú.

“Si la parte azerbaiyana no se retira de algunas partes del territorio soberano de nuestro país, ¿cómo podremos entablar negociaciones? Los objetivos a largo plazo de Azerbaiyán son claros. Si tienen enclaves en el territorio de la RA, en el futuro también necesitarán un corredor para tener una conexión terrestre con los enclaves, que tendrá la misma función que el llamado corredor Zangezur”, explicó. 

Y agregó: “Por otro lado, se ve claramente que los enclaves azerbaiyanos están ubicados en carreteras estratégicamente importantes en el territorio de la República de Armenia, y si están conectados con Azerbaiyán a través de corredores, Armenia no tendrá una conexión directa con sus provincias del sur, y la carretera Ijevan – Noyemberyan quedará cortada en el norte”.

Carlos Boyadjian

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