La perestroika comenzó a fracasar en Artsaj

06 de septiembre de 2022

Hace 35 años la población armenia de Artsaj iniciaba el proceso político para la reunificación del enclave con Armenia. Sin embargo, el poder soviético fracasó en llevar por carriles políticos el conflicto y la guerra estalló.

La muerte de Mijail Gorbachov, el padre de la glasnost (transparencia) y la perestroika (apertura) el pasado 30 de agosto, revivió en la memoria de millones de armenios a lo largo y ancho del mundo aquellos años finales de la década del 80 del siglo pasado.

Y un hito imborrable es la etapa moderna del conflicto de Artsaj, un enfrentamiento político, económico y por momentos militar que se remonta a fines del siglo XIX y principios del XX con la masacre de Shushí en 1920, pero que claramente entró en el radar de la geopolítica mundial a partir del pogromo y la masacre de Sumgait en febrero de 1988.

Por aquellos años Mijail Gorbachov encabezaba el Presidium del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y literalmente, era el hombre fuerte de ese país.

La autonomía contra natura que el régimen soviético había establecido en Najicheván y Nagorno Karabaj (Artsaj) entre 1921 y 1923 a instancias del Comisario del Pueblo para las Nacionalidades, territorios armenios y de población armenia pero puestos bajo soberanía de Azerbaiján, quedó más o menos latente durante más de medio siglo. 

Pero el parche soviético era algo que tarde o temprano iba a estallar. Hubo gestiones para volver a la administración de la República Socialista Soviética Armenia (RSSA) en 1945, 1965, 1967 y 1977. 

Nada de esto prosperó, pero cuando Gorbachov ascendió al poder en 1985, las esperanzas de los armenios de Artsaj se renovaron.

Hilo de reclamos

Ya en marzo de 1987 Suren Ayvazyan, geólogo e historiador, envió un memorando al Secretario General de la URSS, Mjhail Gorbachov, sobre Nagorno Karabaj y Najicheván, expidiéndose sobre el derecho histórico de Armenia sobre Karabaj y defiende el regreso de Karabaj y Najichevána la Armenia soviética y las condiciones de discriminación que vivían los armenios.

En agosto de ese año una multitud estimada en 75.000 armenios de Nagorno Karabaj y la Armenia soviética firman una petición dirigida a Gorbachov, solicitando la reunificación de ambos territorios autónomos con Armenia. 

Igor Ligachev (izq), Alexander Yakovlev (centro) y Mijail Gorbachov (der) conversan durante la 19° Conferencia del partido Comunista de la Unión en junio de 1988 en Moscú.

“…En nombre de la victoria de la justicia histórica, en nombre de la realización de las tradiciones leninistas, les hacemos un ardiente llamamiento para que vuelvan a unir el Karabaj montañoso y Najichevan a la Armenia socialista”. Como no se ve no se hablaba de independencia sino de mantenerse bajo el régimen soviético.

El 13 de febrero de 1988 unas 8000 personas realizaron una demostración en Stepanakert, capital de Artsaj, solicitando la reunificación con Armenia. Ya había nacido el Movimiento Karabaj y el poder soviético y Mijail Gorbachov seguían sin atender el reclamo de los armenios.

Estalla la armenofobia

Pero ese mismo mes de febrero tuvieron lugar las persecuciones y matanzas de Sumgait, una verdadera caza de brujas que dejó un saldo de 32 armenios asesinados a hachazos y machetazos.

Moscú debió intervenir y lo hizo llamando a la pacificación y al diálogo a las dos repúblicas, cuyos gobiernos estaban desbordados por la presión de las bases. 

“En febrero, el Politburó examinó la cuestión de Nagorno Karabaj. Nosotros recibimos información sobre la posición de los líderes de las repúblicas. El líder de Azerbaiyán, [Kiamran] Bagirov, insistió en que Moscú debería garantizar el estatus sin cambios de Nagorno Karabaj. El líder armenio, [Karen] Denmirtchyan [sic], sugirió que la apelación del soviet del óblast de Nagorno Karabaj debería ser considerado en los soviets supremos de Azerbaiyán, Armenia y la Unión Soviética. Quedó claro que las discusiones entre Bakú y Ereván sobre Stepanakert tendrían que ser resueltas por Moscú”, señala Gorbachov en sus Memorias.

Agregó: “Yo creía que el problema había que resolverlo por medios políticos, que el Comité Central debe declarar inaceptable cualquier cambio de fronteras, y que necesitábamos elaborar propuestas económicas, sociales y culturales encaminadas a mejorar la situación en Nagorno Karabaj”.

“Deberíamos dejar que los armenios y azerbaiyanos se reúnen y deciden el estatus de Nagorno Karabaj para mismos, y debemos aceptar cualquier decisión que hayan tomado. sentí que la intelectualidad y los trabajadores rusos deberían unirse a sus discusiones”, continuó el líder soviético, sin tomar debida de la gravedad de los hechos de Sumgait. 

La hora de las negociaciones

“Decidimos enviar representantes del Politburó a ambas repúblicas para prestar asistencia a la dirigencia local. [Yegor] Ligachev y [Georgy] Razumovsky volaron a Bakú, y [Aleksandr] Yakovlev y [Vladimir] Dolgikh a Ereván. Su misión era establecer contactos y tranquilizar a la gente en esas repúblicas”, explicó Gorbachov.

Pero las cosas no saldrían como se esperaba. Ligachev, un miembro de alto rango del Politburó que había comenzado como aliado de Gorbachov pero se desilusionó cada vez más con sus políticas a medida que avanzaba la perestroika, diría que en Karabaj había visto “la primera señal de advertencia” sobre el peligroso poder explosivo del nacionalismo.

“Discutimos la situación en Nagorno Karabaj y las demandas de Armenia y Azerbaiyán muchas veces en muchas de las primeras sesiones del Politburó de 1988”, escribió Ligachev en sus Memorias, publicadas tras el colapso soviético. 

El político dijo que “llegamos a una decisión correcta unánime: era inadmisible volver a trazar las fronteras nacionales y territoriales en ese momento. Violar ese principio, incluso una vez, abriría el camino a una multitud de conflictos sangrientos”. El conflicto de Artsaj entraba en un callejón sin salida y estaba a las puertas del conflicto armado.

En mayo de 1988 el Politburó decidió intervenir en “cuestiones tácticas” en el conflicto de Karabaj, incluido el reemplazo de los líderes locales del partido tanto en Azerbaiyán como en Armenia, y el envío de miembros del Politburó directamente a las repúblicas para tener una idea de la situación. 

Ligachev fue enviado a Bakú, y Alexander Yakovlev, asesor principal de Gorbachov en temas de política nacional, reformas políticas y hasta la distensión con Estados Unidos, a Ereván. Ligachev siguió el plan tal cual lo acordado, pero advirtió que su colega no.

“Al día siguiente presenté esta posición al pleno del Comité Central del Partido Comunista de Azerbaiyán. No tenía dudas de que Yakovlev haría exactamente lo mismo en Ereván, ya que se trataba de un decreto de principio del Politburó. Pero cuando más tarde vi el discurso de Yakovlev en el pleno del Comité Central Armenio, descubrí con asombro que había ignorado por completo el problema de Nagorno Karabaj”

“Ni una sola vez pronunció el nombre de Nagorno Karabaj, ni mencionó la posición firme del centro sobre la cuestión de las fronteras nacionales-territoriales, como si ese documento importante, o este problema candente, no existiera”, recordó Ligachev. En su opinión se perdió una oportunidad de desescalar el conflicto cuando recién comenzaba.

Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar

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