"La República de Azerbaiyán Occidental" o cómo se construye una mentira que va a ser sostenida en el tiempo

20 de enero de 2021

Desde un tiempo a esta parte escuchamos con más insistencia los discursos del criminal de guerra Ilham Aliyev en los que reivindica como azerbaiyanos la capital de la República de Armenia, Ereván y sus alrededores, el lago Seván, la región de Syunik, entre otros territorios históricos armenios. “Armenia es un estado artificial creado en las antiguas tierras de Azerbaiyán”, suele repetir cada vez que ve la oportunidad.

“Nuestra gente vivió allí durante siglos pero las autoridades de Armenia expulsaron a cientos de miles de azerbaiyanos de sus tierras nativas. Luego sucedió lo mismo en Karabaj”, dijo Aliyev enfervorizado y mostrando una vez más sus ambiciones territoriales durante desfile militar en Bakú realizado el 10 de diciembre último para celebrar la victoria de la guerra por Artsaj.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que compartió el palco con Aliyev, agregó a esas palabras que “el hecho de que Azerbaiyán haya liberado sus tierras de la ocupación no significa que la lucha haya terminado” y aseguró que continuará en muchos frentes diferentes a partir de ahora.

Más adelante, además de reivindicar al genocida Enver Pashá, Erdogan añadió que esperaba que Azerbaiyán continuara escribiendo epopeyas bajo el fuerte liderazgo de su hermano Ilham Aliyev, dándole un voucher de perpetuidad a un presidente que gobierna desde 1992 y que sucedió a su padre Haydar, como si fuera una dinastía.

En 2018, en el Vl Congreso del Partido Nuevo Azerbaiyán, Aliyev anticipó que se están creando trabajos científicos serios, películas y exposiciones sobre la historia de “nuestras antiguas tierras”. “Debemos ser más activos en los próximos años y realizar exposiciones y presentaciones en diferentes partes del mundo porque Ereván es nuestra tierra histórica y los azerbaiyano debemos regresar a estas tierras. Este es nuestro objetivo político y estratégico al que debemos acercarnos gradualmente”, encomendó ante 700 congresales.

Durante una reunión del Consejo de Cooperación de los Estados de Habla Turca (CCTS-Turkic Council) conformado por Turquía, Azerbaiyán, Kazajistán, Uzbekistán y Kirguistán en 2019, Aliyev dijo que ”la transferencia de Zankezur a Armenia dividió geográficamente al mundo turco” y que “los primeros reclamos sobre Zankezur fueron realizados por nacionalistas armenios a principios del siglo XX con Karekin Nzhdeh” a quien acusan de arrasar 115 aldeas musulmanas y de asesinar casi medio millón de azerbaiyanos.

La repetición tiene un poder de hacer que los relatos suenen más ciertos, incluso cuando sabemos que no lo son. El discurso se repite como el efecto de ilusión de verdad. Ya en 2018 Aliyev hablaba de “recuperar” la integridad territorial de Azerbaiyán al afirmar que “algún día la bandera de Azerbaiyán ondeará en Iravan (Ereván), Zankezur, Shusha (Shushí), Khankendi (Stepanakert) y los azerbaiyanos vivirán en sus tierras históricas”.

Se traspapeló la historia

Durante la guerra de Artsaj circuló un meme global en el que, por ejemplo, decía que la Coca Cola o la empresa de higiene personal Colgate tenían más historia que Azerbaiyán, por el hecho de que ese país no existía antes de 1918. Claro que la estrategia narrativa azerbaiyana invierte la prueba y dice justamente lo contrario.

Si bien son aseveraciones que sabemos no son fortuitas, las historias necesitan una lógica y contextualización. En un escrito publicado hace varios años en la página del Ministerio de Defensa de Azerbaiyán se sostiene que “el 29 de mayo de 1918, el gobierno de la recién establecida República Popular de Azerbaiyán, presionado por las superpotencias, cedió a los armenios la antigua ciudad azerbaiyana de Iravan, junto con aproximadamente 9,5 mil kilómetros cuadrados alrededor de la ciudad”. El texto continúa diciendo “se le dio un pedazo de tierra natal al enemigo”.

Según el artículo mencionado que lleva la firma del historiador Yagub Mahmudov, “el territorio de Iravan siempre formó parte de Azerbaiyán” y afirma más adelante que es universalmente conocido que no había ningún armenio en el sur del Cáucaso antes de una reubicación en esos territorios por parte de los rusos en 1820/1830. “El establecimiento del Estado armenio en las tierras azerbaiyanas de los kanatos (provincias) de Iravan y Nakhichevan (Najicheván) conquistados por el Imperio Ruso fue seguido por una brutal falsificación y distorsión de la historia de Azerbaiyán”.

Aunque parezca infantil, la explicación sigue aseverando que “los armenios, con la ayuda y participación de rusos, falsificaron títulos y textos de todos los documentos y registros de archivo; incluso se falsificaron los tratados que el Imperio Ruso había firmado con los kanatos azerbaiyanos. Los armenios se habían asegurado puestos claves en los departamentos gubernamentales tanto en Rusia como en la Unión Soviética para llegar a sus objetivos”.

El texto cierra alegando que hace 180 años el territorio de la actual República de Armenia pertenecía a Azerbaiyán y que los azerbaiyanos eran la población originaria de esta tierra mientras que los armenios son invasores en el Cáucaso Sur y que la tierra en la que vive este grupo étnico y se llama República de Armenia es una tierra que pertenece a Azerbaiyán. “Esa es una verdad que vivirá mientras viva la nación azerbaiyana”.

Otro texto denominado "La ciudad de Iravan", escrito y publicado por Nazim Mustafá en 2013, va más allá en la historia y afirma que el libro escrito por el obispo Movses Khorenatsí, considerado padre de la historia armenia, adaptó dicha historia a lo escrito en la Biblia para servir al cristianismo falsificando e inventando todo.

“No hay evidencia que demuestre que los armenios vivían en ese territorio y ninguna historia es tan falsa, poco sistemática y caótica como la de los armenios en la historia mundial”, dice el texto de Nazimi Mustafá y sigue: “las fuentes primarias confirman que los armenios llegaron por primera vez a la ahora llamada Armenia (Hayastán) como misioneros después de la promoción del cristianismo en la región a nivel estatal”.

La magnitud de la ficción alcanza a decir que “los armenios se apropiaron de los templos religiosos que dejaron las tribus aborígenes de origen turco que adoptaron el Islam durante el califato árabe y convirtieron esos templos en iglesias”, continúa el relato de Mustafá. “El alfabeto conocido hoy como alfabeto armenio en verdad perteneció al pueblo que existía en el lugar y fue borrado del escenario histórico. Mestrop Mashtots, quien es presentado como el autor del alfabeto armenio, fue un misionero cristiano y nunca vivió en el territorio de la actual Armenia”.

Según el historiador, las iglesias armenias compraron las tierras circundantes con el apoyo de los estados europeos y de esa forma aparecieron los primeros asentamientos armenios. Afirma también que en el Madenataran hay registros de los pagos de la iglesia de Echmiadzin por las tierras pertenecientes a los azerbaiyanos y que los armenios fueron trasladados masivamente al territorio de la actual Armenia desde Irán y Turquía con el impulso del zar de Rusia alrededor de 1825/1830, en coincidencia con el texto anterior.

“Los armenios fueron capaces de borrar las huellas material-cultural de los azerbaiyanos así como su identidad étnica vivida en Irevan y lograron su objetivo principal: crear una ciudad armenia mono-étnica y ahora están tratando de borrar las huellas azerbaiyanas de los libros de texto de historia”, afirma Mustafá con menos rigor científico que las revistas del corazón.

"La República de Azerbaiyán Occidental" en el exilio

El 9 de mayo de 2020 se proclamó la "República de Azerbaiyán Occidental" en el exilio con la intención de formar las principales instituciones con atributos estatales. Las reuniones se realizan dos veces por semana a través de videoconferencia y una de las primeras decisiones que tomaron fue la creación de una bandera, un escudo de armas y el himno de la "República".

Qafar Caxmanqli, un profesor de la Universidad Erciyes de Turquía, es quien tuvo la iniciativa de este delirio y en una primera entrevista aseguró que todavía no formaron un gobierno y que, si bien tienen cierta estructura, están trabajando bajo el nombre de Consejo de la Nación. Entre las primeras tareas se propusieron realizar un censo de población y establecer algunos tink tanks para seguir trabajando.

Según se explican, los urartunianos no tenían nada que ver con los armenios y una antigua ciudad de Irevan no tenía ninguna conexión espacial ni histórica con la actual ciudad de Irevan. Aseguran que hubo una distancia de tiempo significativa entre el asentamiento de Irevan y la fortaleza de Erebuní (Irpuní) que se reveló durante las excavaciones arqueológicas en 1950 y que fue anexada al área suburbana de la actual Ereván.

También sostienen que fuentes escritas del Medioevo nombra a la ciudad donde los turcos azerbaiyanos habían sido los únicos habitantes desde la antigüedad como Ravan, Irivan y recién, luego de la ocupación rusa el nombre se escribió como Erivan para llamarla por primera vez en la historia del siglo XX como Ereván. “Los historiadores armenios están tratando de vincular el nombre de la ciudad con el nombre de la fortaleza Erebuní construida durante el período de gobierno de Urartú”.

Ruido de tambores

Así como no se debe bajar la guardia frente a este verdadero dislate que va a ser sostenido y seguramente mejorado con el tiempo, tampoco se puede ignorar la gravedad de las declaraciones de Aliyev y Erdogan en el discurso militar que marcábamos al inicio por los peligrosos ribetes en que puede derivar.

En este sentido Diario ARMENIA consultó con tres observadores de nuestra región para conocer sus opiniones.

Para Alfonso Tabakian, presidente del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica, “Azerbaiyán y Turquía arremeten otra vez y suben la apuesta y sostienen públicamente que sus aspiraciones territoriales no han terminado. El Cáucaso sur y particularmente el pueblo armenio está en la mira de dos estados, una nación, como ellos se autoproclaman, con claras y probadas ansias de terror y muerte. Las amenazas latentes y las exposiciones totalmente ajenas a un mundo civilizado suponen que si nadie detiene a Aliyev y Erdogan, una nueva limpieza étnica está en marcha”.

Por su parte, Carlos Boyadjian, columnista de Diario ARMENIA, opinó que “la mente enfermiza y autoritaria del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, pretende barrer de un plumazo más de 4.500 años de historia y para ello se vale de una construcción imaginaria de la realidad. Sus declaraciones en un desfile militar de dudoso gusto sobre la pertenencia de Ereván, el lago Seván y Zankezur a esa novel nación del Cáucaso, merecen una rápida y enérgica respuesta del gobierno de Armenia. Aliyev busca instalar su retórica antiarmenia en la agenda regional y deja en claro que tras los bombardeos a Artsaj, en los próximos meses la batalla será en el plano discursivo. Es hora tomar la iniciativa y desbaratar la maniobra”.

Finalmente, Shushanik Boyadjian del Gomidé Vramian de la FRA-Tashnagtsutiún de Montevideo dijo que “las recientes declaraciones de los autores criminales Erdogan y Aliyev, sacan a la luz hechos irrefutables ante la mirada borrosa y cobardemente pasiva de la comunidad internacional. Por un lado, el mandatario azerí da una nueva muestra de las acciones de su gobierno, basadas en una maquinaria de falacias rebatibles, absolutamente infundadas, para las cuales no existe documentación probatoria, pretendiendo así comprar el argumento mentiroso del vestigio azerbaiyano en nuestras tierras: amenaza palpable de una invasión inminente a Armenia”.

Al cierre de esta nota, el 18 de enero, fuerzas especiales de Azerbaiyán fueron transportadas a Najicheván para participar allí de ejercicios militares conjuntos con sus pares turcos para luego trasladarse a la provincia de Kars, muy cerca de la frontera con Armenia, para seguir con el entrenamiento que realizan anualmente.

A la luz de los hechos, hay una clara intención de sumar el slogan “una nación, un ejército” al ya conocido “una nación, dos estados” de propaganda panturquista que utiliza tanto Turquía como Azerbaiyán.

Pablo Kendikian
Editor General del Diario ARMENIA

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