Lo llamaron Aram
Cien años atrás fallecía, enfermo de un tifus infeccioso, Aram Manukian. Cuarenta años de vida fueron suficientes para dejar una inmensa huella en la historia armenia.
Fue un hombre clave. Protagonista de un tiempo fundamental, fue uno de los dirigentes más queridos y respetados por su pueblo. Componedor. Tuvo un excepcional desempeño en los días más críticos para la armenidad. Su valentía y osadía sirvió para apuntalar el Estado que surgió después de nueve siglos de dominación extranjera.
“Aram fue un tashnagtsagán en todos los sentidos: Fue un militante que dedicó toda su vida a la lucha de la libertad de su pueblo; y a la vez fue un tashnagtsagán por el significado mismo de la palabra, ya que creía que el triunfo era posible al amalgamar diferentes fuerzas”, dijo Giro Manoyan, integrante del Buró de la FRA-Tashnagtsutiún, recordando su figura.
La Revolución de Octubre en Rusia y la “vuelta a casa” del ejército ruso dejó a los armenios solos en un gran frente de batalla contra Turquía que amenazaba con invadir Armenia oriental. El propósito era claro: continuar con la “limpieza étnica” de la población armenia para completar el ideal panturquista de los Jóvenes Turcos.
En 1918 el Consejo Nacional Armenio, con sede en Tiflís, envió a Aram a Ereván con plenos poderes para organizar la autodefensa. Ante el peligro de la aniquilación total, en mayo, el conjunto del pueblo armenio –sin distinciones políticas, bajo el mando de Aram Manukian que llamó al pueblo a no abandonar Ereván e ir hacia el frente de batalla- escribió la página más gloriosa de la historia moderna a la que luego se le sumaría la recuperación de Shushí, en 1991. Las batallas decisivas en Sardarabad, Pash Aparán y Garakikisé (21 al 28 de mayo), detuvieron el avance del ejército turco que había llegado a escasos 40 km. de Ereván.
La declaración de la independencia y el nacimiento de la República de Armenia, el 28 de mayo de 1918, que tuvo a Aram como principal protagonista, se impuso a las circunstancias históricas salvando del exterminio el último bastión del territorio histórico de Armenia.
A tan solo tres años del genocidio, a pesar de las terribles dificultades, con cientos de miles de refugiados y miles de huérfanos de Armenia occidental, con las epidemias y la hambruna diezmando a la población, la creación de una entidad estatal no fue tarea fácil. Sin embargo, en dos años y medio de vida independiente, la generación de la República de Armenia logró lo imposible: sentar las bases de un Estado progresista, democrático y parlamentario. Crearon un Poder Judicial independiente, la Universidad estatal y lo más avanzado para la época: el voto femenino y la participación de la mujer en el ámbito legislativo y diplomático.
Aram nació en Syunik, creció en Shushí, desarrolló su activismo partidario y político en Bakú, Tiflís y Kars. Tuvo un sobresaliente y valiente accionar en la autodefensa de Van y lideró las batallas de mayo del ´18 para llegar victorioso a la fundación del Estado armenio formando un gobierno en el que fue Ministro del Interior. Su verdadero nombre era Serguei Hovannesian pero lo llamaron Aram.