Mal parados en el área

07 de febrero de 2015

Acerca de “Las mil y una noches”

 

 

Mil y una nochesAsí quedamos los armenios por luchar en contra de “Las mil y una noches” una telenovela de origen turco en el año en que se cumplirán cien desde que el estado otomano niega su responsabilidad sobre el genocidio sufrido por nuestro pueblo.

Noto que la reacción a la emisión televisiva es impulsiva, pasional y genuina. A pesar de ello puede que sea equivocada desde un punto de vista estratégico como disfuncional al objetivo que todos pretendemos.

Es obvio que solicitar que se deje de emitir una novela-éxito trae como consecuencia el enojo de los televidentes de la ficción a los que los armenios estaríamos pidiendo que hagan un esfuerzo intelectual para comprender que deben realizar el sacrificio de privarse del divertimento que han elegido porque existe una causa superadora que los incluye como seres humanos y esto es que ante la existencia de un genocidio impune no puede serse condescendiente con ningún producto que produzca el país que no es capaz siquiera de reconocer el horror que ha perpetrado.

Todo esto está bien para los foros de debate intelectual y jurídico sobre aspectos esenciales de nuestra humanidad como podría ser la ONU o, sin llegar tan lejos, los distintos parlamentos que tienen cada uno de los países o, aún si se quiere volar mas bajo, en aulas de estudios terciarios o universitarios. Pero no puede exigirse este grado de comprensión en los estratos populares ni en quienes lucran con ellos.

Pedirle a Adrián Suar que saque uno de los productos de más alto rating de su canal no es un pedido que este hombre vaya a considerar porque va en contra de su objetivo laboral y porque no tiene ninguna presión material al respecto que lo obligue a actuar con una dignidad superadora.

Por eso la negativa de Matías Lammens como presidente de San Lorenzo de Almagro a Azerbaidján produjo emoción, porque por principios de humanidad se opuso a un negocio rentable sin medir consecuencias económicas yendo en contra del ABC de la conformación de esos negocios. Es decir, Lammens en su categórica negativa agregó una poción de dignidad a una receta tan novedosa que en ningún libro figura siquiera como posibilidad a tener en cuenta a la hora de cerrar un trato comercial.

Pretender que todos los actores de una sociedad actúen como el Sr. Lammens es una quimera para lo cual la humanidad aún no está preparada.

Y el por qué Suar o Magnetto no tienen presiones reales y de peso para quitar su novela del aire, tiene la misma respuesta de por qué los armenios no hemos obtenido siquiera el reconocimiento de que lo que ocurrió con nuestros antepasados fue un genocidio y que los responsables han sido los que hoy componen el estado turco: la geopolítica.

Armenia tiene la verdad pero Turquía, el poder geopolítico cuyo enclave mas saliente es el trío que conforman Turquía-Israel-EE.UU.

No duden un instante que si la telenovela fuera en contra de algún interés judío que afectara seriamente a cualquier posición israelí, reitero geopolíticamente hablando, la novela no sería emitida por Canal 13. Y si en su afán de ambición por el éxito, Adrián Suar lograra filtrarla, y a lo largo de su contenido se afectara gravemente algún interés israelí las presiones serían tan inmensas que se retiraría rápidamente del aire con plenas justificaciones en todos los canales de opinión política cerrando filas detrás de los intereses israelíes bajo el pretexto de cuestiones de lesa humanidad y para concluir con el asunto emitirían en el mismo horario en que iba la novela cinco películas seguidas sobre el holocausto.

Esta es la realidad. Ahora, ¿Qué hacer frente a ello? Lo que siempre es recomendable es usar la inteligencia. Ponernos en contra a los televidentes es un objetivo y claro error. Este es el debate que debemos dar ahora en nuestra lucha por los objetivos de nuestra causa.

Este no puede ser un año mas, es el año en el que se conmemora el centenario de la cruel muerte de nuestros antepasados y el despojo de nuestro territorio histórico. Debemos con inteligencia y con personas preparadas hacer oír nuestra voz en los medios, en programas importantes y en horario central.

La novela a nosotros no nos hace nada. La historia de Scherezade es magnífica y oponerse a ella suena a despropósito a cualquier oído neutral que desconozca los avatares políticos que justifican la oposición.

Si en la novela quieren vender a una Turquía ideal similar a un paraíso en la tierra es esa una excelente excusa para pedir derecho a réplica y manifestarnos en pro de nuestra causa.

Usemos la fuerza del enemigo a nuestro favor. La emisión de la novela es una gran oportunidad para desenmascarar a Turquía. Hablemos a Suar en términos comerciales, propongámosle el negocio del rating. Hagamos programas de debate de las Mil y una Noches con armenios preparados en el panel. Mostremos que si algo de belleza tiene la novela es mérito de la cultura árabe y que los turcos con los árabes no tienen nada que ver.

Hagámosle saber a los televidentes que una cosa es la milenaria cultura armenia otra la rica cultura árabe y otra la cultura turca que siempre fue bárbara con pocos aportes líricos a la humanidad y con muchos de destrucción y violencia.

Hagamos saber que pasa en Turquía con las minorías. Contémosle que oficialmente les mienten a sus habitantes y les dicen que son originarios de las tierras que usurparon. Que hablen los árabes y que cuenten como fueron exterminados por los turcos, que hablen los griegos y que cuenten su experiencia. Hablemos de Hrant Dink. Son muchas las ideas pero no sirve tirarle piedritas a los aviones para intentar derribarlos.

En Cosquín vi la actuación del Conjunto Folklórico Armenio Kusán, breve y contundente, con el aplauso grande de la gente y utilizando los micrófonos para difundir nuestra causa. Este es el camino: ocupar los espacios, ganar los medios.

Hagamos Patria en serio. Tomemos los medios y si es posible acompañados de nuestros artistas. Que todo el mundo sepa que existimos, que mantenemos nuestra identidad y que por medio del arte y la alta política estamos dispuestos a vencer en esta lucha que nos dignifica y que honra a nuestros antepasados.

Dr. Guillermo A. Karamanian

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