“Me llevo tu dolor” (“tzavet danem”)

15 de octubre de 2020

El idioma armenio es muy rico en palabras y en expresiones. Se utilizan frases cotidianamente entre integrantes de nuestro pueblo que ya constituyen parte de nuestro acervo.

Sin embargo, particularmente hay una de ellas muy coloquial del armenio oriental que resuena en mi alma con cada audio y video que difunden enfervorizados jóvenes soldados yendo hacia el frente o durante una pausa en la batalla que provocó la terrible ofensiva turco azerí a la República de Artsaj.

La frase que me emociona es “tsavet danem”, que literalmente puede traducirse como “me llevo tu dolor”. Encierra no solo poesía en su denotación, sino que para mí connota un inusual y muy alto noble sentido de solidaridad y empatía: querer ayudar al otro, justamente quitándole un sentimiento negativo como lo es el dolor. Y la expresión adquiere mayor significación por surgir en un ámbito donde la muerte y las heridas sobrevuelan permanentemente: aflora allí entre los combatientes la necesidad inmediata de decir “me llevo tu dolor”, que a la vez es, tuyo, mío y nuestro como pueblo.

Seguramente detrás de las líneas, nuestros médicos y enfermeras de los hospitales; los civiles inocentes que deambulan entre los escombros de edificios destruidos, amigos que consuelan a familiares fallecidos: todos también expresan esta frase tan corta, sentida y por sobre todo acertada, como pocas en este momento.

Desde hace semanas enfrentamos un desafío enorme: la concreta amenaza turco azerí de terminar el genocidio armenio iniciado hace más de 100 años, aún impune y cínicamente negado. Es férrea la defensa valiente y cohesionada en Armenia, Artsaj y la Diáspora, en una de las horas más decisivas de nuestra historia: una vez más nuestra existencia está en peligro.

Los armenios de toda la Diáspora ya nos hemos expresado voluntaria, multitudinaria y pacíficamente a favor de Artsaj, y estamos consternados por la grave situación de los compatriotas que luchan y sufren en nuestras tierras. Nos consta que están doloridos física y emocionalmente pero sabemos de ninguna manera vencidos.

Digámosle fuerte a nuestros hermanos de Armenia y Artsaj en el idioma que nos vincula: “tsavet danem”. Porque somos uno: su dolor es el nuestro y, al “llevárnoslo” ellos recibirán a la distancia y simbólicamente, nuestro generoso deseo de alivio, que bien merecido lo tienen.

Ganaremos

Juan Carlos Tagtachian
Lic. en Administración (UBA) Diplomado en Gestión Pública (UNSAM)
tagta@telecentro.com.ar

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