A raíz de los nuevos ataques a la comunidad armenia de Alepo

Mensajes a través del océano

24 de febrero de 2016

Estar del otro lado del océano, a miles de kilómetros y horas de distancia, no es excusa para mirar hacia otro lado.

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El dolor no es ajeno. Es también nuestro dolor. Y es a la vez impotencia, de no estar allí para poder ayudar. Pero sabiendo que, aún sin estar allí, incluso desde lejos se puede tender una mano.

Desde su nacimiento, en el año 1910, HOM ha estado presente en cada uno de los hechos que han marcado la vida del pueblo armenio. En los últimos años, un claro ejemplo de ello es su presencia constante e ininterrumpida para socorrer a las comunidades armenias durante el conflicto bélico en Siria. La guerra que azota aquella zona de Medio Oriente en los últimos años ha marcado a fuego la vida de nuestros compatriotas, especialmente en Siria, y mucho más especialmente en Alepo. Cruel e implacablemente. Y desde el inicio HOM se mantuvo firme también allí, con la ayuda incondicional de su red mundial, asistiendo a quien lo necesitara y en lo que hiciera falta.

Los ataques del pasado 14 de febrero sacudieron no sólo los cimientos de los edificios que durante décadas han sido sede de muchas de nuestras instituciones. Esta vez los destrozos al centro médico-asistencial de HOM en el barrio de Nor Kiugh, en Alepo, fueron desastrosos, por no decir impíos. Las imágenes hablan por sí solas.

alepo ataque 9_aComo mensajes custodiados en botellas que atraviesan mares y océanos, pudimos ver esas fotografías gracias a Facebook y otros medios similares, que nos mostraron en tiempo casi real lo que sucede, acongojando aún más nuestros corazones ya doloridos, con el agravante y la desesperación al no poder contactarnos con nuestros lazos que todavía permanecen allí.

¿Qué podemos hacer desde aquí? ¿Qué podemos hacer ante tamaña injusticia y barbarie? Ayudar. Siempre ayudar. Difundiendo, condenando y, por qué no, también asistiendo en sus necesidades, tratando de llegar con lo material. Porque todo suma, y porque todos podemos y debemos ser solidarios.

En este camino, HOM nos posibilita llegar allí donde parece imposible, y ser el eco en respuesta a aquellas impiadosas imágenes que no podemos borrar de nuestras retinas, amargos resabios de tiempos modernos que nos remontan a barbaries de antaño.

Condenar, pero a la vez ayudar. Porque no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tampoco ahora.

 

Dra. Graciela Kevorkian

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