Mientras Turquía pretende la alianza del “mundo turco” limitantes geopolíticos condicionan su sueño

18 de febrero de 2022

Organización de Estados Turcos

La octava cumbre del Consejo de Cooperación de los Estados de Habla Turca, de la Organización de Estados Turcos (conocido como Consejo Turco), se celebró en noviembre del 2021 en Estambul.  A la cumbre asistieron los presidentes de Azerbaiyán, Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán, que son miembros de pleno derecho de la organización junto con Turquía, así como el presidente de Turkmenistán y el primer ministro de Hungría, cuyos países tienen estatus de observador en el organismo.

El “mundo turco” representa un área de 4,5 millones de kilómetros cuadrados con una población de más de 160 millones y un producto interno bruto combinado de más de $ 1.5 billones de dólares. Erdogan y sus homólogos son conscientes del potencial del grupo y parecen interesados en crear una hermandad de hombres fuertes no alineada con los grandes poderes, y en la que se respalden mutuamente.

Turquía es el epicentro de estos movimientos. La plataforma brinda a los líderes la oportunidad de utilizar políticamente esta asociación para el consumo o propaganda interna, a la vez que busca obtener cierta independencia de la puja de poder de actores globales como Estados Unidos, Europa, Rusia y China y construir un bloque económico, diplomático y de seguridad regional.

Actualmente Turquía está presionando a los países del Consejo Turco para que le otorguen reconocimiento internacional al gobierno turco-chipriota (República Turca del Norte de Chipre) que se encuentra aislado internacionalmente, sólo reconocido por Ankara. Al momento, no lo ha logrado. Su interés en el conflicto interétnico en Chipre se vincula con las reservas de hidrocarburos presentes en el subsuelo marino. 

La crisis de Kazajstán expuso los límites al accionar turco en Asia Central.

Los rápidos acontecimientos ocurridos en enero de 2022 en Kazajistán superaron la capacidad de respuesta del Consejo Turco. Erdogan sólo hizo vanas promesas de apoyo al gobierno kazajo. Al mismo tiempo, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) liderada por Rusia acordó desplegar tropas de apoyo al gobierno kazajo, invocando por primera vez su disposición de seguridad colectiva. El despliegue de CSTO (que incluye a Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán), probablemente motivó a Ankara a pretender tomar medidas más enérgicas para garantizar que Turquía mantenga un papel en Kazajstán.  Este país permanece bajo estado de emergencia impuesto en respuesta a los disturbios generalizados que comenzaron con protestas localizadas por combustible.

La crisis en Kazajstán pudo haber sido una oportunidad para que Turquía demuestra la solidez e influencia del Consejo Turco como organización intergubernamental, sin embargo, su respuesta inicial fue más bien simbólica. La rapidez rusa en movilizar su organización colectiva (OTS) eclipso a Turquía dejando a Erdogan en un segundo plano. Con su intervención Rusia logró solidificar la posición del presidente kazajo Tokayeb. 

El rápido accionar militar y político de Rusia en Kazajstán demuestra los límites del poder de Turquía. La voluntad de influencia turca no está alineada con sus capacidades reales en la región de Asia Central. En ocasiones, Turquía ha podido equilibrar o competir con Rusia, pero solo en las circunstancias adecuadas. Por ejemplo, en Siria, Artsaj y Libia, Turquía pudo aprovechar sus ventajas y obtener margen de acción.

Lo ocurrido en Kazajstán fue una lección para Turquía de la mayor capacidad y voluntad de Rusia para tomar medidas políticas y militares significativas para sus socios. Rusia pudo aprobar una decisión de la CSTO y desplegar tropas para proteger con éxito la posición de Tokayev en cuestión de horas. En contraste, la oferta de “apoyo” de Turquía fue tardía y mayormente simbólica.

Juegos geopolíticos

Cabe señalar que la región donde actuaría el Consejo Turco es tradicionalmente área de influencia rusa y crecientemente china. Por lo tanto, un mayor nivel de conciencia turca y una cooperación más estrecha en proyectos económicos, de transporte e infraestructura entre estos serían percibidos como un riesgo por Rusia y China.

Turquía promueve en occidente la idea que el avance del panturquismo sirve para equilibrar a Rusia y China en la región.

La pregunta que surge es, si bien Rusia y China recelan de la construcción del panturquismo, ¿EEUU también recela del avance de la influencia turca en los antiguos territorios del imperio otomano?

Al gobierno de EEUU parece no importarle el Reporte sobre Derechos Humanos en Turquía realizado por el propio Departamento de Estado de EEUU, donde se señala (entre otras cuestiones) la existencia de:ejecuciones arbitrarias; muertes sospechosas de personas bajo custodia; desapariciones forzadas; tortura; arresto arbitrario y detención continua de decenas de miles de personas; asimismo la existencia de presos políticos, incluidos funcionarios electos; represalias por motivos políticos contra personas ubicadas fuera del país; problemas significativos con la independencia judicial; severas restricciones a la libertad de expresión, la prensa e internet, incluyendo violencia contra periodistas, cierre de medios de comunicación y arrestos injustificados o enjuiciamiento penal de periodistas y otras personas por criticar políticas gubernamentales o funcionarios, censura, bloqueo de sitios; a su vez restricciones severa de las libertades de reunión, asociación y movimiento; violencia contra las mujeres y las diversas minorías.

¿EEUU continuará apoyando las ambiciones de continuidad en el poder de Erdogan, y la construcción de una asociación supranacional que aumenta los sentimientos radicales y de opresión de las minorías no turcas en la región del Cáucaso y Asia Central?

EEUU apoyó, en distintos momentos históricos, el surgimiento de Saddam Hussein y de Osama Bin Laden, para luego darse cuenta que generó “monstruos” que debió combatir con altos costos humanos y materiales. EEUU parece volver cometer el mismo error apoyando a Erdogan en función de sus intereses contra Irán y Rusia sin reparar en la terrible creación que ayuda a gestar.

Desde el punto de vista del interés estratégico de Armenia una cosa es lidiar con el pragmatismo diplomático comercial de Irán, Rusia o China y otra muy distinta es lidiar con una Organización de Estados Turcos que amenaza militarmente sus fronteras y promueve sentimientos étnicos radicales, quitándole espacio a la razón en favor de pasiones y odios ancestrales.

Ashot Hovhanes

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