Natalia Kerbabian: “Mis ilustraciones están ligadas al sentimiento de pérdida profunda cuando nuestra historia está en riesgo”

29 de diciembre de 2022
Foto: Verónica Mariani, de Alma Singer.

Los vecinos del barrio no siempre se percataban de su presencia, pero eran una parte identitaria de la zona. Sin embargo, de un día para otro, las cuatro casonas ubicadas en la esquina de Olazábal y Vidal del barrio de Belgrano, que databan de 1888, ya no existen. En su lugar, grandes carteles tapan el terreno ahora vacío y anuncian la construcción de una nueva torre.

Olazábal y Vidal

No es la primera vez que Natalia Kerbabian lo nota. De hecho ya lo había visto en varias ocasiones en el último año: casas de estilo colonial y europeo que son reemplazadas en la Ciudad por edificios modernos. Es así que nace “Ilustro para no olvidar”, su proyecto en el que busca recordar estas viejas estructuras de la historia porteña mediante el dibujo.

Foto: Télam

“Todo surgió de forma inconsciente mientras iba registrando con mucho asombro la cantidad de demoliciones y estructuras tapiadas. En 2022 me di cuenta que necesitaba decirlo de alguna manera y esta forma era ilustrando”, expresó Kerbabian en diálogo con el Diario ARMENIA, esta arquitecta que maneja por detrás este proyecto que ya acumula 11 mil seguidores en Instagram y que busca dejar registro de todas aquellas demoliciones que tengan que ver con el patrimonio arquitectónico histórico, cultural o emocional.

El crecimiento fue rápido, a tal punto que su primera publicación había sido en su otra iniciativa de venta de artículos hechos a mano denominada Kuklas, pero la recepción fue tan buena que decidió empezar un proyecto paralelo.

La cuenta cubre en un principio todas demoliciones que se están llevando a cabo en la Ciudad de Buenos Aires, aunque tiene bien en claro que no es algo que se termine en los límites de la propia capital: “Sé que es algo que sucede en todo el país, pero por ahora solo puedo abordar lo que ocurre acá”. De hecho, explicó, tiene la idea de trasladarlo en el futuro a otras provincias e ir creando iniciativas similares en otros rincones de Argentina.

Al igual que ella, son muchos los vecinos con preocupación o tristeza por estos cambios edilicios en la ciudad, y se lo demuestran mediante cientos de mensajes con datos, noticias, historias y sensaciones. “No fue algo que planifiqué para que sea masivo, sino una necesidad de compartir con la gente tanta tristeza, impotencia y enojo. Pero me di cuenta que muchísimas personas estaban sintiendo lo mismo porque se empezaron a sumar a esta forma de denuncia artística”, aseguró Natalia, quien todavía se muestra sorprendida por la repercusión que tuvo la iniciativa.

Pese a su profesión que lo hace todo más notorio, según argumentó, esta pérdida es “tan feroz” que ya es muy evidente para quien ni siquiera prestó atención a la arquitectura o aquel que nunca vio la ciudad con otros ojos. Muchos de estos mensajes que recibe son en primera persona, relatos cargados de emoción a partir de historias de infancia, antepasados o vivencias en esos mismos espacios que hoy desaparecen.

Al igual que las casas de Belgrano, muchos de estos casos atraviesan incluso a la propia Natalia, como por ejemplo el de la blanquería “La Ideal” de Córdoba y Serrano, cuya protección fue desestimada y terminó siendo derrumbada en septiembre de 2022. “Era una especie de hito palermitano, una huella que sufrimos todos cuando desapareció. Si bien no implica una arquitectura grandilocuente o academicista, tocó muchas fibras sensibles en aquellos que la habían frecuentado. Era un punto de referencia que desapareció para reemplazarse por algo que no trae lenguaje de pertenencia, cultura o relato. Se tiró abajo para traer algo totalmente diferente, que tampoco nos diferencia del resto del mundo”.

Así como estos edificios forman parte de la identidad porteña, el dibujo es parte de Natalia Kerbabian. Un arte que la acompañó a través de sus diferentes proyectos desde pequeña, cuando ilustraba junto a su abuelo Varoujan Kevorkian, a quien, entre otras muchas expresiones artísticas, le gustaba dibujar botánica.

Natalia junto a su abuelo Varouyán Kevorkian

“El tiempo que compartí con él me ayudó a entender la parte sensible y artística. Siempre hubo una propuesta en el dibujo desde el inicio”, resaltó mientras mostraba con satisfacción varios elementos de pintura que le pertenecían. También manifiesta un indisimulable orgullo por ser la bisnieta de Vartán Kevorkian, quien fuera director de Diario ARMENIA en los años 50´s.

Su otro proyecto, Kuklas, también la atraviesa de una forma similar. De hecho, fue denominado así debido a la palabra “kukla” (muñeca, en griego), que era como solía llamarla de chica su abuela Arminé mientras creaba y dibujaba. Actualmente, en su sitio web se pueden encontrar una gran variedad de cosas, como tejidos, artículos para niños, elementos en madera e incluso talleres.

Nacida en Argentina, Natalia Kerbabian es primera generación de armenios por parte de su padre y segunda del lado materno. Sus abuelos eran originarios de Grecia y antes de llegar a Argentina estuvieron en Siria. La identidad armenia sigue muy presente en su vida, participa de la colectividad y habla el idioma con sus dos hijos, Anush y Fausto.

Es tan así que entre las muchas ilustraciones en láminas o cuadros puestos en venta, destaca uno del templo de Garní, lugar en el que estuvo durante su visita a Armenia y con el que conectó de forma particular. A raíz de la guerra de 2020, decidió ponerlo a la venta para que su compra, ya sea en versión digital o física, fuera totalmente a beneficio de Artsaj a través del Fondo Armenia.

Según destaca, “Ilustro para no olvidar” tiene algunos precedentes en este dibujo de Garní y en los edificios históricos de Artsaj, algunos destruidos después de los ataques de Azerbaiyán: “Está muy ligado a la sensación y el sentimiento de pérdida profunda cuando nuestra historia está en riesgo”.

En relación a los actos de destrucción del patrimonio cultural de Artsaj, explicó: “Creo que todavía nos falta muchísimo para entender que estas cosas no pueden suceder, que están mal, que son irrupciones de cultura e historia, un arrebato de poder que va en detrimento de toda calidad histórico-humana y de todo intento de ser mejores en un futuro. Es una muestra clara de que todo lo que se niega se repite”.

Las ilustraciones de Natalia no solo la han acercado a las personas que añoraban las historias de esas casas derrumbadas, sino también a otros grupos que comparten sus mismas preocupaciones y buscan preservar el patrimonio cultural de la ciudad. Es que de la misma forma que sus dibujos han pasado los límites de Buenos Aires, el proyecto también se extendió más allá de publicaciones en Instagram, contando por ejemplo con charlas realizadas especialmente en universidades.

En este sentido, anticipa, se encuentra trabajando especialmente en la realización de un libro, que no solo recopilará sus ilustraciones sino además datos, historias, entrevistas y relatos en primera persona que puedan acompañar las imágenes de aquellas estructuras que ya no están de pie en los barrios porteños.

“El futuro de ‘Ilustro para no olvidar’ tiene que ver con espacios en los que dar charlas respecto de lo que significa patrimonio emocional y cultural y por qué este no está contemplado en las leyes”, explicó sobre lo que tiene planeado para el próximo tiempo. Incluso, confesó que también tiene pensado realizar diferentes exposiciones y muestras con las imágenes realizadas.

Los derrumbes no se detienen y los cambios edilicios siguen en marcha. Lo notan los vecinos y personas como Natalia, cuando sacan una fotografía y la comparan con una tomada meses atrás. “No es que generé un plan y lo accioné. De alguna forma la iniciativa se expande por sí misma, esta pulsión que fue casi espontánea, llevó a abrir nuevos caminos y propuestas. El futuro del proyecto es rizomático”.

Santiago Tarrío
Para Diario ARMENIA

Guatemala 4529
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