Nikol Pashinyan, Zareh Sinanyan y Andranik Kocharian se sumaron a los discursos negacionistas turcos del Genocidio Armenio a días del 109º aniversario

16 de abril de 2024

El diputado Andranik Kocharian, miembro del partido oficialista armenio Contrato Civil del primer ministro Nikol Pashinyan, hizo comentarios negacionistas poniendo en duda el número de víctimas del Genocidio Armenio el 15 de abril, a días de conmemorarse el 109º anivesario del crimen contra la humanidad perpetrado por el Estado turco.

De acuerdo con Andranik Kocharian, el objetivo de Pashinyan era “construir cimientos reales” relacionados con el Genocidio y “hacer más objetiva toda la lista de compatriotas sometidos a genocidio”, por lo que afirmó que era necesario “tener los nombres de todos los armenios sometidos a genocidio y verificar dónde, cómo y bajo qué condiciones fueron asesinados”. “Si no lo registramos, la otra parte siempre puede decir que tal cosa no sucedió. Y hasta hoy eso lo han venido diciendo”, agregó.

Sus declaraciones negacionistas fueron apoyadas por el comisionado de Asuntos de la Diáspora, Zareh Sinanyan: “Me gusta mucho lo que dijo el señor Kocharyan porque en realidad este es el comienzo de una realización mucho más científica y objetiva del debate sobre el genocidio y de un proceso de reconocimiento más profundo”.

Ese mismo día, el primer ministro Nikol Pashinyan utilizó la frase “gran catástrofe” para referirse al Genocidio Armenio, un eufemismo utilizado por la propia Turquía para evitar calificar como “genocidio” los hechos.

Suren Manukian, ex subdirector del Museo del Genocidio en Ereván, respondió que esta última iniciativa gubernamental era “muy peligrosa”, recordando que Turquía ha defendido la idea de hacer listas desde los años 1960 y afirma falsamente que sólo murieron unas 300.000 personas de etnia armenia.

De acuerdo con el experto en negacionismo Richard Hovannisian, una de las estrategias del discurso negacionista (que fue adoptada por negacionistas del Genocidio Armenio y del Holocausto judío) es la racionalización y relativización del número de víctimas, algo que tiene como objetivo sembrar dudas sobre el relato de las víctimas.

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