Se cumplen 13 años del asesinato que conmovió al mundo

Nuevo aniversario del asesinato de Hrant Dink, el caso que marcó un punto de inflexión en Turquía

16 de enero de 2020

El 19 de enero se cumplen 13 años del asesinato del periodista de origen armenio Hrant Dink en Turquía, un caso que marcó un antes y un después en la sociedad turca.

La historia es tristemente célebre. Hrant Dink nació en Malatya, Turquía, en 1954. Su trabajo como periodista lo llevó a fundar el semanario Agos en 1996, un periódico bilingüe que dirigió hasta su muerte y que se dedicó a tratar temas que hasta ese momento no se planteaban en Turquía, especialmente las cuestiones de derechos humanos y la agenda de las minorías en el país.

Crónica de un asesinato anunciado

Durante su vida, Dink fue perseguido por el Estado y procesado tres veces bajo el artículo 301 del Código Penal turco, que prohíbe “insultar públicamente a la Nación turca”, un concepto jurídico deliberadamente impreciso que fue utilizado por los tribunales turcos para enjuiciar a quienes hablaran sobre el Genocidio Armenio.

En una entrevista para el Comité para la Protección de los Periodistas en 2006, Dink se había referido a sus procesamientos: “Es una decisión política porque escribí sobre el Genocidio Armenio y ellos detestan eso, entonces encontraron una forma de acusarme de insultar a los turcos”. En 2010, tres años después de su asesinato, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos emitió un fallo en el que afirmó que las persecuciones judiciales habían constituido un caso de violación de la libertad de expresión.

Las persecuciones políticas fueron el caldo de cultivo para el asesinato del periodista. El 19 de enero de 2007, el joven Ogün Samast de apenas 17 años le disparó a Hrant Dink en la puerta de su periódico. La imagen de su cuerpo en el asfalto frente a la redacción de su propio periódico ocupó las páginas de los diarios de todo el mundo. Samast confesó el crimen y fue condenado a 22 años y 10 meses de prisión el 25 de julio de 2011. El 16 de enero de 2012, Yasin Hayal, miembro de un partido ultranacionalista, fue condenado a cadena perpetua por haber ordenado el asesinato.

Dos años después, el Tribunal Supremo de Turquía emitió un fallo en que se indicó que no se había investigado correctamente el caso de Hrant Dink. El 17 de julio de 2019, se entregaron las sentencias a varios de los partícipes de su asesinato, aunque nunca se investigaron las complicidades políticas y policiales.

El mismo día, apenas cuatro horas más tarde del asesinato, unas cinco mil personas gritaban a puro pulmón “todos somos armenios, todos somos Hrant Dink” justo enfrente del periódico Agos, en el centro de Estambul. Muchos estaban convencidos de la implicancia directa o indirecta por parte del Estado turco en el homicidio. En el funeral, cuatro días después del asesinato, más de cien mil personas daban el último adiós al periodista en silencio.

El límite a la tolerancia

Agos había sido fundado en 1996 por Hrant Dink para dar a conocer la cultura armenia a los turcos y para que descubriesen que los armenios no son como les habían hecho creer, dijo en una nota a El País el actual director del semanario, Yetvart Danzikyan. “Dink hizo que muchos turcos descubriesen el Genocidio Armenio. Su palabra era mágica. Lograba que incluso quienes lo odiaban terminasen por prestarle atención. Por eso resultaba un personaje tan incómodo para muchos”.

“Fue uno de los funerales más grandes de la historia de Turquía, con turcos, kurdos y armenios”, relató un referente kurdo que vivió en Turquía y participó de las manifestaciones. “Los armenios de Estambul por primera vez sintieron que no estaban solos. La cuestión armenia estuvo más visible por un tiempo y muchos turcos empezaron a leer sobre el tema. Con la muerte de Dink se destruyó un tabú. Hrant no solo escribía en Agos sobre temas armenios. Era un intelectual que escribía en varios periódicos sobre otros problemas sociales”.

“La muerte de Hrant Dink expuso el límite a la tolerancia en esa suerte de ‘democratización’ de Turquía y la aceptación de voces distintas a la voz oficial por parte del nacionalismo turco, como fueron los primeros años del gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP)”, explicó el profesor Khatchik DerGhougassian consultado por Diario ARMENIA. “Lo que dejó muy claro la muerte de Dink es que dentro de la sociedad turca -y sobre todo la clase política-, hay claramente un límite en la tolerancia. Ese límite se expresa a través de la violencia, el asesinato y el respaldo del Estado a ese asesinato”.

Arpi Hocacanyan, miembro del Comité Central de la FRA - Tashnagtsutiún de Sudamérica, señaló que “si bien el gobierno turco no cambió su postura, el tema del Genocidio Armenio se instaló en una parte de la sociedad turca”, algo que generó una división: “Muchos intelectuales y jóvenes, a pesar del famoso artículo 301, se animaron a hablar del tema”.

A 13 años del crimen de Hrant Dink, a quien el periodista e historiador argentino Osvaldo Bayer bautizó como “el Rodolfo Walsh armenio”, la situación de los periodistas en Turquía -que encabeza desde hace años el listado de los países que más encarcelan periodistas en el mundo-, es cada vez peor.

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