Opinión: Sesenta años después ¿nuevos pogromos?
La fría noticia nos sacude. Hace pocos días los barrios armenios de Estambul sufrieron ataques de grupos nacionalistas turcos que gritaban consignas tales como: "Tenemos que convertir estos distritos en cementerios armenios y kurdos". La terror se hizo presente en los barrios de Sislí, Kurtulus y Besiktas, en consonancia con la reciente ola de violencia que se apoderó de Turquía.
La situación fue de tal gravedad que inmediatamente el Patriarcado Armenio de Constantinopla emitió un comunicado de condena a los actos de violencia, provocaciones e incitación al terrorismo que los mencionados grupos dirigían a la comunidad armenia de Turquía. La nota también hizo mención a los permanentes embates que protagonizan contra los armenios distintos medios de prensa turcos.
Muchos recuerdan por estos días lo sucedido en entre el 6 y 7 de septiembre de 1955, cuando hordas fundamentalistas turcas arremetieron contra la minoría griega de la ciudad. Los ataques se extendieron también a los armenios y judíos que vivían en Estambul. Sus comercios fueron saqueados y el fantasma de las masacres de 1915 sobrevoló no sólo esa ciudad, sino al resto de las localidades donde vivían las minorías afectadas por el pogromo del que se acaban de cumplir sesenta años.
El pogromo se fundó sobre falsas noticias que consignaban un ataque a la casa donde había nacido Kemal Atatürk en Salónica. La turba agresora, compuesta en su mayoría por individuos procedentes de otras ciudades, tuvo en jaque a la comunidad griega por largas horas. Muchas personas sufrieron vejaciones y actos humillantes. Y aunque la multitud no llamó a las matanzas, casi dos decenas de personas murieron durante el pogromo o luego, como resultado de las sangrientas golpizas e decenas de incendios deliberados.
El acto de terror aceleró la emigración de las minorías de la región de Estambul. De 135.000 griegos que había en 1924, se llegó a los apenas tres o cuatro mil de la actualidad. También muchos armenios buscaron seguridad en la Diáspora. En nuestro país, no son pocos los que aún recuerdan esos dantescos días.
Estos hechos de violencia difícilmente son espontáneos. Por lo general responden a intereses sectoriales que se aprovechan de coyunturas apropiadas para generar violencia y sacar provecho de ello. Tampoco ayudan las autoridades pues es común acceder en los medios de información a inflamadas retóricas dirigidas a las minorías kurdas en general y a la armenia en particular, en este caso acusándola de ser cómplice de los rebeldes kurdos que tienen a maltraer a las fuerzas de seguridad turcas.
Desde que finalizó el genocidio, los armenios de Estambul y el resto de Turquía están expuestos a este tipo de violencia que cada tanto cae sobre sus vidas obligándoles a repensar su futuro.
Turcos y azeríes son especialistas en pogromos. Para ellos cualquier pretexto será válido para agredirnos. Si son capaces de decir que los armenios somos sus mayores enemigos, o formular falsas acusaciones de terrorismo, no faltarán los desquiciados que estimulados por sus cabecillas encabecen nuevos ataques contra los armenios. No debemos olvidar el asesinato de Hrant Dink, cometido por un imberbe patrocinado por los grupos de derecha, eternos enemigos de las minorías.
Jorge Rubén Kazandjian