Papa Francisco y Karekín II: “Los mártires pertenecen a todas las iglesias”

29 de junio de 2016

Declaracion-conjunta-1EREVÁN, (ACI y otras agencias).- El domingo 26 de junio el Papa Francisco participó en la celebración de la Divina Liturgia que presidió el Patriarca y Catolicós de todos los armenios, Karekín II; en el altar al aire libre ubicado en Echmiadzín. Se hallaban presentes el presidente Sarkissian, su esposa Rita; numerosos miembros de su gabinete y centenares de fieles que participaron de la Santa Misa en cuyo final el Pontífice dirigió un breve discurso en el que agradeció la acogida y alentó a seguir trabajando por la unidad de los cristianos.

"Nos hemos  encontrado, nos hemos abrazado fraternalmente, hemos rezado juntos y compartido los dones, las esperanzas y las preocupaciones de la Iglesia de Cristo, cuyo corazón oímos latir al unísono, y en la que creemos y sentimos como una. "Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza [...]. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos": con gozo podemos hacer verdaderamente nuestras estas palabras del apóstol Pablo".

Declaración conjunta

Declaracion-conjuntaEl Papa Francisco y el líder de la Iglesia Apostólica Armenia, el Catolicós Karekín II, firmaron una declaración conjunta en la que condenan los fundamentalismos religiosos y la persecución que sufren en la actualidad los cristianos. En ella también hablan de la familia y de la unidad.

En el texto, ambos líderes denuncian que “las minorías étnicas y religiosas se han convertido en el objetivo de persecuciones y de tratamientos crueles, hasta el punto de que tales sufrimientos por pertenecer a una confesión religiosa se han transformado en una realidad diaria”.

“Los mártires pertenecen a todas las Iglesias y su sufrimiento constituye un ecumenismo de sangre que trasciende las divisiones históricas entre cristianos, llamándonos a todos nosotros a promover la unidad visible de los discípulos de Cristo”. Ambos aseguran su oración “para un cambio de corazón en todos aquellos que comenten tales crímenes y en aquellos que se encuentran en condiciones de detener la violencia”.

Asimismo dan gracias a Dios “por la continua y creciente cercanía en la fe y en el amor entre la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica en el testimonio común al mensaje del Evangelio en un mundo lacerado por conflictos y deseos de consuelo y esperanza”.

El documento recuerda también la histórica visita de San Juan Pablo II en 2001 y asegura que el “exterminio de un millón y medio de cristianos armenios” es “el primer genocidio del Siglo XX”.

Todavía, “somos por desgracia testigos de una inmensa tragedia que sucede ante nuestros ojos: de innumerables personas inocentes asesinadas, deportadas u obligadas a un doloroso e incierto exilio por continuos conflictos con base ética, política y religiosa en Oriente Medio y en otras partes del mundo”, denuncia el documento.

“Imploramos a los jefes de las naciones que escuchen la petición de millones de seres humanos que esperan con ansia paz y justicia en el mundo, que piden el respeto de los derechos dados a ellos por Dios, que tienen necesidad urgente de pan, no de armas”.

El texto también denuncia que “por desgracia, asistimos a una presentación de la religión y de los valores religiosos en un mundo fundamentalista, que viene usado para justificar la difusión del odio, de la discriminación y de la violencia”.

“La justificación de tales crímenes –dice la declaración conjunta- sobre la base de ideas religiosas es inaceptable porque Dios no es un Dios de desorden sino de paz”.

El documento también plantea que al ser cristianos “estamos llamados a buscar y desarrollar vías de reconciliación y de paz”.

Ambos líderes piden también “a los fieles de nuestras Iglesias” que abran “sus corazones y sus manos a las víctimas de la guerra y del terrorismo, a los refugiados y a sus familias”.

El Catolicós y el Papa reconocen que ya se ha hecho mucho, pero “se puede hacer mucho más por los responsables políticos y la comunidad internacional para asegurar el derecho de todos a vivir en paz y seguridad, para sostener el estado de derecho, para proteger las minorías religiosas y étnicas, para combatir el tráfico y el contrabando de seres humanos”.

El texto también aborda la perdida de fe del mundo y explica que “la secularización de amplios sectores de la sociedad, su alienación por aquellos que es espiritual y divino conduce inevitablemente a una visión desacralizada y materialista del hombre y de la familia humana”.

“A este respecto, estamos preocupados por la crisis de la familia en muchos países”, explican. “La Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica comparten la misma visión de la familia, basada en el matrimonio, hecho de gratuidad y de amor fiel entre un hombre y una mujer”.

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