Iglesia Evangélica Congregacional Armenia "Santísima Trinidad"

¡Qué bueno es celebrar en familia!

17 de diciembre de 2018

EvangelicosTIEMPO de fiestas, tiempo de paz, tiempo de familia. Es lindo celebrar, disfrutar de lo que hacemos, de lo bueno que nos pasa. Pero festejar que el tiempo se nos pasa no siempre parece lógico. Si miramos para atrás, saltan en nuestra mente ocasiones difíciles o tristes. Es que así funcionan nuestros pensamientos.

Para que sobresalga todo lo bueno que vivimos a veces tenemos que dedicar más esfuerzo, pero cuando reconocemos que llegar al final de un año es un regalo del cielo podemos sonreír como cómplices de un Dios bueno. Algunos dicen: “al fin terminamos el año!” con el firme deseo de emprender un 2019 con éxitos, mientras brindan con ESPERANZA. Estas dos palabras juntas: TIEMPO y ESPERANZA conllevan una promesa Divina.

Solo Dios puede manejar nuestros tiempos, solo Él puede hacernos vivir con esperanza sin que las circunstancias y problemas interfieran.

Esto es la Navidad, Jesús naciendo en nuestros corazones para traernos Esperanza y permitirnos disfrutar verdaderamente de los Tiempos.

Las fiestas son para valorar los tiempos con esperanza. Reunirnos con quienes son significativos para nosotros es dedicar unas horas para celebrar que nos conocemos y que estamos juntos. Hay algunas cuestiones que a veces opacan este sentido fundamental, como interferencias que entorpecen la sana y productiva comunicación.

Se dice que es más importante quienes están alrededor de la mesa que lo que ponemos arriba de la mesa. Pero nuestra preocupación de que todo salga bien, que sea rico, se mezcla con charlar, atender, recordar… esto es una mezcla de sensaciones. Por eso necesitamos dejar de lado ciertas interrupciones como hablar de malas experiencias del pasado, usar un lenguaje negativo o estar más conectado con lo que pasa afuera de la reunión.

Admiro los beneficios de la tecnología y la robótica pero debo reconocer que en las reuniones familiares se han convertido en un integrante más y el más molesto.

Nuestro cerebro tiene la capacidad de atender muchas cosas a la vez, pero eso le quita concentración y limita la participación social. Nuestra mente deja de conectarse con el entorno, por eso surgen accidentes, malos entendidos y en las fiestas familiares desplaza el interés de la reunión a otros lugares. Sí, parece que queremos estar con celular en mano para mostrar lo que hacemos, lo que comemos, como brindamos, pero a la vez estamos atentos a lo que otros nos muestran y nos comentan de sus propias fiestas. Así perdemos mucho de la comunicación de donde estamos. Es como querer estar en varios lugares al mismo tiempo. Lo peor es cuando las conversaciones con los presentes es pasarnos las fotos de otros y comentar sobre otras reuniones en simultáneo. ¡Qué locura!

Sería triste que terminada la fiesta debamos reconocer que hemos pasado el Tiempo viviendo experiencias que no fueron propias. Que nos faltó renovar la Esperanza.

Si decidimos pasar la Nochebuena o el Fin de Año en un lugar y con nuestra gente, dediquemos esa celebración con sentido verdadero: Dios en la familia, Jesús renovando nuestra vida a través del perdón, centrado nuestros pensamientos en lo que realmente importa, en lo trascendente. Pedir a Dios un año bendecido, sabiendo que todo lo bueno viene del cielo.

Te deseo que el Tiempo que está por venir esté lleno de Esperanza. Que experimentes profundamente el Amor de Jesús, que tus decisiones sean guiadas por el Espíritu

Divino y que Dios te bendiga.

FELIZ 2019.

                                                          Ana Kelleyian Manoukian

                                                         Dra. En Psicología y Neurociencias. MN 44431

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