¿Quién es responsable de convertir a Erdogan en un tirano fanático?

24 de febrero de 2015

erdogan dictadorCuando el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) arribó al poder en 2002, su fundador Recep Tayyip Erdogan, se presentó como un devoto musulmán que buscaba eliminar la corrupción y mejorar el nivel de vida de los ciudadanos turcos.

Durante los últimos trece años, Erdogan se volvió de a poco en corrupto déspota, como si fuera la versión moderna de un sultán otomano. ¿Al comenzar, era un lobo con piel de cordero, o fue contaminado por la comunidad internacional que le brindó apoyo ciego y lo colmó de elogios?

Oportunamente, el presidente Obama había calificado a Erdogan como uno de los cinco líderes mundiales con los que tenía relación más estrecha. Ahora, tanto Obama, como otros importantes jefes de estado se dieron cuenta por fin que el monstruo que crearon salió de la botella y está fuera de control. La principal víctima traicionada por la confianza de Erdogan fue no es otro que el presidente de Siria, Bashar al Assad.

Para demostrar la arrogancia de Erdogan y otros altos dirigentes políticos, ponemos a disposición de los lectores extractos de sus recientes declaraciones públicas recopilados por el Instituto de Investigación Mediática de Medio Oriente.

En un discurso pronunciado el 21 de enero en la Unión Parlamentaria de Países Islámicos en Estambul, Erdogan sonó como un líder del ISIS en lugar de presidente de un estado miembro de la OTAN al instar a los países musulmanes a “unirse y derrocar a los sucesores de Lawrence de Arabia que buscan perturbar el Medio Oriente”. Luego pasó a acusar a Occidente de conspirar contra el mundo islámico y provocar a los musulmanes a matarse unos a otros.

Durante su reciente visita a Djibouti, Erdogan se jactó: “Turquía es un país poderoso. Si la Unión Europea todavía nos ve como un país que mendiga en la puerta de la UE se equivoca, Turquía no es un país que mendigue”. “En respuesta a la permanente crítica europea respecto a la represión a los medios de prensa en Turquía, el presidente Erdogan dijo a los líderes de la Unión Europea que “se guarden sus puntos de vista” y añadió: “Tómense la molestia de venir a Turquía para les enseñemos una lección de democracia”.

El viceprimer ministro turco Numan Kurtulmus acompañó a Recep tayyip Erdogan en su gira africana. En una aparición pública dijo a la prensa: “Por primera vez desde que se fueron los otomanos, los africanos ven una mano blanca que no los explota, los esclaviza o los azota. Una mano blanca que no explota sus minas, elimina sus valores, busca asimilarlos o los trata como infrahumanos. Están viendo la mano blanca de Turquía que los ve como iguales y como hermanos... Estamos tratando de ayudar al renacimiento de las personas de piel negra, pero de buen corazón”. Kurtulmus probablemente esperaba que su auditorio desconociera que Erdogan utiliza con frecuencia el término despectivo y racista ‘zenci’ (negro) para describir a las personas de clase baja.

Para no ser menos que Erdogan y Kurtulmus en la arrogancia o el fanatismo religioso, el primer ministro Davutoglu dijo en una reunión en la participó Turquía en Zürich el mes pasado: “El islam es una religión autóctona de Europa y así seguirá siendo. A pesar de los obstáculos, prejuicios y muchas provocaciones, Turquía seguirá transitando por el camino de la adhesión a la Unión Europea... Con la gracia de Alá, nunca vamos a bajar la cabeza. Somos los nietos de quienes lucharon en Gallipoli, quienes jamás reverenciaron con la cabeza. En 2002, cuando llegamos al poder, la UE dijo que Turquía era demasiado pobre, demasiado débil, y que se convertiría en una carga para Europa. Gracias a Alá, Turquía es hoy el poder más creciente del mundo...

No somos una carga para Europa. ¡Turquía es la cura de Europa! Turquía es la cura para el racismo. Somos la cura a la desaceleración económica europea. Somos el remedio para su pérdida de poder... Desde Andalucía, España para los otomanos y desde hace más de medio siglo con la santa marcha de nuestro pueblo que llegó aquí de todos los rincones de Anatolia, el sonido de la Azan (llamado musulmán a la oración) trajo a estos héroes a Europa.

Las cúpulas de las mezquitas que salpican este continente será protegida, vamos a seguir luchando contra las manos que nos hagan daño. Beso la frente de mis hermanos que llevaban el tekbir (la llamada oración ‘Alá Akbar’ a Zürich... Ese pueblo santo que vino y sembró las semillas con la ayuda de Alá, seguirá creciendo el árbol de la justicia en el centro de Europa. Nadie será capaz de detener esto”.

Davutoglu persistió con sus declaraciones absurdas y arrogantes la semana pasada, esta vez en Ankara, donde dijo a los representantes de las minorías: “Vamos a darles una lección a los racistas de Europa”.

Harut Sassounian
The Californian Courier

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