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¿Quiénes fueron los autores del incendio premeditado de Esmirna?

24 de septiembre de 2022

El siguiente artículo titulado “Sobre la tragedia de Esmirna” fue publicado en el diario armenio "Husaper" de El Cairo, en 1967. El autor, Levon Yerganian, es un sobreviviente del Genocidio Armenio. Nacido en 1892 en Akhisar –ciudad en la provincia de Esmirna- estudia en el célebre colegio "Mesrobian" de Esmirna, donde reside durante su juventud.
En esta nota explica en detalle cómo y dónde se inició el incendio de los barrios armenio y griego de la ciudad y refuta las infundadas acusaciones de los turcos. Cita además el diario personal de un militar francés, de gran valor testimonial para comprender los sucesos de 1922.
El artículo constituye un testimonio histórico de un armenio que perdió a sus padres y hermanos, víctimas del Genocidio en 1916 y en 1922. A 100 años de los hechos que relata, que esta traducción sea un homenaje a la memoria de mi tío abuelo Levón, quien nos dejó un valioso legado con sus artículos en la prensa armenia de la época.
Ricardo Yerganian

La tragedia de Esmina no fue un suceso local.

Víctimas de la propaganda turca, algunos piensan que el Medz Yeghern(*) comenzó en 1915 y culminó en 1918. Es erróneo. El Medz Yeghern no terminó en 1918. Le siguió la tragedia de Esmirna, cuyo resultado fue el desarraigo de todos los armenios de sus hogares ancestrales. El Medz Yeghern y el desarraigo de los armenios constituyen un mismo crimen de los otomanos y los kemalistas: el genocidio armenio. Un genocidio que no tiene fin y que se repite a diario.

¿Cuál fue la reacción de Francia ante la destrucción de Esmirna? El diario personal de Jacques Moreau, con notas día a día, es un documento esclarecedor. Moreau, que más tarde se convertiría en almirante, era el segundo al mando del entonces almirante Dumesnil. A continuación, entre comillas, algunos extractos de su diario. Y entre paréntesis, mis observaciones.

“El 9 de septiembre de 1922, el ejército turco ocupó Esmirna. Para defender los intereses de nuestros compatriotas habían anclado en la bahía dos cruceros, un acorazado y varios bombarderos”.

(Hago hincapié en la confesión: ¿Por qué no le dijeron, no le comunicaron a la población cristiana de Esmirna que sus fuerzas navales habían venido únicamente para defender a los franceses?)

“10 de septiembre. Por órdenes del almirante Dumesnil, fui a presentar nuestros respetos al comandante Nureddín Pashá. Cօnversamos un rato. Me dejó la impresión de que los turcos no están dispuestos a someterse a los europeos. Saliendo del «Konak» (ayuntamiento), vi a unos soldados gritando y arrastrando a un «prisionero». A la señal de un oficial, fue decapitado con una espada, como si fuera una oveja. La sangre salpicó los escalones exteriores de mármol del edificio. «Era un ladrón vagabundo», me dijeron”.

(En los escalones de mármol del "Konak" también fueron asesinados el arzobispo de los griegos, Chrysóstomos, así como el jefe de redacción del periódico "La Réforme", Nicolaos Tsuruktsioglou, quienes no eran "ladrones vagabundos". Habían ido a presentar sus saludos al “nuevo comandante”. Nureddín los expulsa del "Konak" y los deja en manos de la turba. Son "juzgados" en la calle y decapitados. Atan los cuerpos de los mártires a las colas de los caballos y los cadáveres son arrastrados por las calles de Esmirna y finalmente arrojados a los perros. El primado de la iglesia armenia, G. Turian, tambíen tenía previsto visitar al monstruo llamado Nureddín. Tras los consejos del abogado N. Nersesian, desiste de hacerlo momentáneamente).

“11 de septiembre. El almirante Dumesnil y su delegación visitaron a Nureddin Pashá:

Almirante: En nuestras instituciones religiosas hay cerca de 10 mil personas buscando refugio. La mayoría de ellos son griegos y armenios. No tenemos la intención de brindar refugio a personas que no sean ciudadanos franceses. Pero antes de evacuarlos, nos gustaría que garantizara por escrito la paz en la ciudad.

Nureddín: En este momento es difícil para mí establecer el orden porque no disponemos de fuerzas policiales. Ayer hubo muchos tiroteos. Hoy han disminuido. De todos modos, los robos no han cesado. Ordenaré que los ladrones sean severamente castigados. También hay armenios escondidos en sus casas e iglesias, desde donde disparan contra nuestros soldados”.

(Simple defensa propia y no rebelión: El barrio armenio de Esmirna se convirtió, más que otros, en un teatro de atrocidades turcas. Grupos de soldados turcos entraban en las casas de los armenios exigiendo dinero y joyas. ¿Entregabas lo que tenías? Pedían más. Luego asesinaban por igual al que entregó y al que no lo hizo. [Los muertos no testifican, no protestan]. Entre ellos, el famoso abogado N. Nersesian. Con la esperanza de escapar de estas atrocidades, muchos armenios buscaron refugio en nuestra iglesia (N. del T: San Esteban, foto abajo)  donde ya se había reunido una multitud de refugiados de las ciudades provinciales. Fue durante los ataques militares para apoderarse de la iglesia que los armenios armados recurrieron a la autodefensa).

“El almirante insistió sobre el asunto. Nureddín vaciló y evitó dar una respuesta definitiva. De repente, tomó posición: «Estoy obligado a dar las órdenes que requiera la situación militar en que se encuentra mi país. Por lo tanto, decidí deportar a los griegos y armenios de Esmirna a las devastadas provincias del interior»”.

(El almirante se sorprende. Le reprocha, pero sin éxito).

“13 de septiembre. Al mediodía se inició un incendio. El viento soplaba con fuerza y ​​el fuego se propagó rápidamente. Vecindarios enteros fueron víctimas de las llamas. ¿Quiénes fueron los perpetradores? Unos culparon a los turcos, otros a los armenios que no se habían desarmado. Por la tarde, el fuego ya se había acercado a la costa. Presa del pánico, la multitud corría hacia el muelle”.

“14 de septiembre. Por la mañana el viento amainó y el fuego se calmó. El barrio europeo de Esmirna fue incendiado. Barcos de transporte llenos de gente. Es imposible estimar el número de víctimas”.

“15 de septiembre. El almirante Dumesnil y su séquito fueron a visitar a Mustafá Kemal Pashá. La reunión tuvo lugar sin intérpretes y en presencia de Ismet Pashá.

M. Kemal: La seguridad en la ciudad se impondrá si no mañana, como máximo en dos días. Nureddín Pashá ha exagerado un poco. Nuestras intenciones con respecto a los detenidos griegos y armenios no son tan estrictas.

Ismet: Las fuerzas griegas habían reclutado a los habitantes griegos en los territorios conquistados. Nosotros, los turcos, tenemos todo el derecho de considerarlos enemigos y de prohibirles cruzar a Tracia y reagrupar su ejército. Por esta razón, nos vimos obligados a tomar prisioneros en campos de concentración a los hombres de entre 18 y 45 años.

Almirante: Esta medida es comprensible desde el punto de vista militar. Pero deben explicarles a las aterrorizadas mujeres por qué sus esposos han sido tomados prisioneros y qué pretenden hacer.

M. Kemal: Estoy de acuerdo con la recomendación del almirante.

Almirante: Hay rumores de que los turcos iniciaron el fuego. Mi personal ha iniciado una investigación, pero no lo ha confirmado.

M. Kemal: Sabemos que había una organización de incendiarios. Encontramos mujeres armenias cargando todo lo necesario para provocar un incendio. Atrapamos a muchos de ellos. Se han predicado sermones en las iglesias sobre el deber sagrado de prender fuego a la ciudad.

(Frente a esta afirmación, todos se preguntan lo siguiente: Aunque hubiera organizaciones incendiarias -lo cual es mentira- y aunque se hubieran dado esos sermones -lo que se difundió falsamente para justificar la decapitación del arzobispo griego- ¿cómo es posible que salvaran el enemigo barrio turco e incendiaran sus propias casas? El almirante no se lo pregunta a Kemal, le hace otra pregunta).

Almirante: ¿Puedo usar oficialmente su declaración al respecto?

M. Kemal: Sí. Este incendio es un evento desagradable.

Almirante: La palabra «desagradable» la considero tenue, aunque el tema parece secundario frente a los asuntos esenciales que nos preocupan”.

(Luego pasan a los "asuntos esenciales”: los Dardanelos, Tracia, las negociaciones semioficiales de paz).

***

El incendio de Esmirna. Dicen que comenzó en el barrio armenio. ¿En qué calle en particular?

Los barrios armenio y turco estaban uno al lado del otro. La plaza de la estación Basmajané separaba uno del otro. ¿Acaso el fuego comenzó en las casas armenias alrededor de esta plaza? En absoluto. Los incendiarios turcos eran "estrategas". Si hubieran partido de esas casas, habrían corrido el riesgo de poner en peligro el barrio turco a causa del "viento fuerte". Por eso descendieron unos trescientos metros hasta el camino que conducía a la costa del río. Allí comienza la recta avenida Rechadié, que llega hasta la iglesia de los armenios y luego hasta el barrio griego. Justo en la esquina de esta avenida se inició el incendio. (N. del T.: Punto rojo en el mapa abajo)

"Sopló un fuerte viento y el fuego se propagó de techo en techo", escribe Moreau. Viento sabio... que protegió el barrio turco de la destrucción. Los incendiarios turcos le daban incluso dirección al viento, vertiendo petróleo allí donde era necesario. Así, todo el barrio armenio construido en piedra se incendió. El ayuntamiento no envió bomberos. Alertaron a Kemal sobre el incendio, pero el Tamerlán no se movió de su sitio. Si no hubiera sido un incendio premeditado y organizado ¿no se hubieran movilizado los nuevos amos de la ciudad? Era un "donanmá" en honor al turquismo. Una fiesta "a la turca".

Benoist-Méchin ha publicado un libro titulado "Mustafá Kemal". Se basa enteramente en fuentes turcas. Observen cómo describe la reacción de M. Kemal:

“Las llamas iluminaron el puerto. Se veían cuerpos flotando en el mar. «Miren bien estas imágenes», dijo M. Kemal a los oficiales que estaban detrás de él. «Esta noche están presenciando el final de una era. Este fuego simboliza el fin de la presencia de extranjeros y traidores. A partir de ahora, Turquía será sólo para los turcos»”.

El fuego que simbolizaba "Turquía para los turcos" fue obra de los turcos, obviamente. Para llevar a cabo esta consigna, fue necesario provocar un hecho escandalosamente violento, para que los atemorizados y desesperados habitantes "guiavur" (N. del T.: infieles) de la "guiavur Esmirna" perecieran o se arrojaran al mar. Y ese hecho no fue más que el incendio organizado de los barrios griego y armenio.

Las apelaciones del almirante Dumesnil fueron en vano. Necesitaba artillería. La tenía, pero no tenía permiso para usarla. "No depondremos nuestras armas hasta que las naciones que sufren a causa de los turcos obtengan sus derechos", declaraba el presidente Wilson en el otoño de 1918. Para el verano de 1922, sus aliados se habían aliado con los turcos. Es decir, se declararon "neutrales". Su lema era no tener "conflicto". Ellos no tuvieron conflicto, pero los nuestros fueron masacrados.

Cabe señalar, que los aterrorizados sobrevivientes de Esmirna están agradecidos al almirante Dumesnil y a las fuerzas de la Entente, por haberlos trasladado en sus barcos de transporte.

¿Y las víctimas? Estas maldijeron tanto a los genocidas turcos como a la Europa desleal. Todavía escuchamos esas maldiciones. Con emoción, pero también con sed de justicia.

Levón Yerganian

*Nota del traductor: La generación de sobrevivientes utilizaba el término Medz Yeghern para referirse al Genocidio Armenio.

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