Colegio Armenio Jrimian

Recrear y compartir cultura

24 de octubre de 2017

Nota-Jrimian-Murales

Saber cuál es la tierra de uno.

La que lo alimenta.

La que lo signa.

La que uno ara, y finalmente alimentará.

La pertenencia. Eso.

Qué da raíz, identidad y proyección.

Ésa es la búsqueda.

    

“La Tierra es un ser viviente.  Su alma es única, y si no mantenemos un lazo fuerte con ésta, no podremos encontrarnos a nosotros mismos, nuestra propia alma.

Nunca ha habido un artista sin tierra propia.

El Corazón de la Tierra late en el corazón del hombre.

Todo comienza en ese Corazón.

¡Todo está  determinado por él!”

Mardirós Sarian

(1880-1972)

Ése es el ofrecimiento que, desde las asignaturas de Cultura Armenia y Arte, entre otras, el nivel Secundario del Colegio Jrimian hace, desde hace ya años, a sus estudiantes. Ofrece sus paredes para que, al llegar a sexto año de su cursada, antes de soltar la cuerda y salir a mar abierto, puedan llenarlas de colores y de formas. Murales-huella. Signos del transitar de cada uno de ellos, año tras año, plasmados en los muros de la Casa de todos.

Ahora ya, también del barrio. Ya también para los vecinos de Jrimian, que viendo a los chicos y chicas pintando, se acercan a agradecerles por la belleza compartida. Las Joyas de sus manos ofrecidas,  a todos. Quien anda por el colegio, sabe de qué estamos hablando. Sabe  de la calle Choele Choel al 500 repleta de color, de punta a punta; de Jrimian Hairig, de Kach Vartan, de las Madres de la Plaza, de Miró, de Kandinsky, del  “Guernica”, de Arshile Gorky… (¡y en Jean Jaurés también!)

     ¿Cómo…?

     ¿Cómo se hace…?

     ¿…?

     No hay mejor brújula que el deseo.

     ¿Qué deseo? ¿Qué deseamos? Todos y cada uno. ¿Qué deseamos Todos? ¿Cómo queremos que sea esa pared, para Nuestra Casa? ¿Qué colores? ¿Qué formas? ¿Qué enorme artista nos guiará? ¿Picasso, Van Gogh…?

-¿y si le cambiamos el gris por violeta, el marrón por amarillo, el verde oliva por magenta…?

-¿y quién va a dibujar todo eso en la pared…?!

-…yo…-  dice el más tímido del curso, sabiendo que hoy puede ser un Gran Día…

…y Siempre es Hoy…

     Así, escuchando el deseo de veinticinco, treinta cachorros de león en plena ebullición expansiva, encauzamos el Deseo Grande, el de Todos. La Creación Colectiva.

     Después, es sólo trabajo.

     Y, sarna con gusto, no pica.

    

     Es como dice el Zen: “El Espíritu piensa en Grande”

     Después, todos volvemos a la tierra…

 

 Rubén Dorumian

 Prof. De Arte y Cultura Armenia

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