Shushí y Tavush: pronunciamiento por los derechos inalienables del pueblo armenio

09 de mayo de 2024

Mientras la población de la República de Artsaj clama por su derecho al retorno, este 9 de mayo se cumple un nuevo aniversario de un momento sobresaliente de la lucha por la liberación de los territorios históricos pertenecientes al pueblo armenio.

La recuperación de la ciudad de Shushí en el año 1992 fue el punto de quiebre que allanó el camino a la consolidación del Estado armenio independiente de Artsaj, el cual durante más de 30 años brindó democrático cobijo a una población siempre amenazada de genocidio por la vecina dictadura de Azerbaiyán. 

En este marco, el Tashnagsutiún rinde homenaje a los héroes que combatieron en las escarpadas laderas del monte en que se asienta la ciudad que protegió a los artsajíes de los embates del panturquismo.

El derecho al retorno a Shushí, a Stepanakert, y al resto de los pueblos que conforman la República de Artsaj, solo será posible si aquellos que heredamos el valioso legado de nuestros fedaíes mantenemos viva la memoria de las gestas de liberación nacional.

En tiempos en que un gobierno de traidores se apresura a ceder ante las renovadas extorsiones de los genocidas, convocamos a todos los integrantes de las comunidades de Sudamérica a alzar la voz en defensa de Tavush.

El supuesto “acuerdo de límites” alcanzado por Armenia no es más que una nueva capitulación de Pashinian y una invitación a que el cruel ejército azerbaiyano aterrorice a los pobladores de Tavush.

Por eso, condenamos el actuar de la embajada argentina en Ereván que, plegándose a la maniobra espuria pergeñada en Bakú, celebró ese “acuerdo” y la promesa ínsita de un agravamiento de las condiciones de existencia de la indefensa población de aquella región. 

Tavush es el nombre de una tragedia inminente para el pueblo armenio.

Evitar que sus habitantes se vean empujados a recorrer el camino del derecho al retorno, exige de nuestra parte reclamar por su derecho a permanecer en sus hogares.

Hoy día no hay otra manera de ser fieles al legado de Shushí que acompañando a todos aquellos que resisten en Tavush las amenazas del aparato represivo de Pashinian.

El Primer Ministro encabeza un gobierno de ocupación de su propio país, que paga más por un policía que por un soldado. Pero eso no es nada sin la excitación de las pasiones tristes y el fomento del espíritu de derrota y claudicación entre la población.

Frente a ello, acompañamos al valiente arzobispo Bagrat Galstanyan, que encabeza la marcha a Ereván por Tavush y exhortamos a todos los líderes religiosos de las comunidades armenias de Sudamérica a seguir su ejemplo y pronunciarse públicamente en contra de esta nueva capitulación.  

Así lo demanda la memoria de los combatientes de Shushí.                       

La acción heroica de recuperación de ese bastión está cargada de significados.

Es el emblema de la osadía de una población postergada que se atrevió a desafiar una ocupación de más de medio siglo.

Es la epopeya que hizo posible la acción conjunta de una hermandad de fedaíes provenientes de Artsaj, de Armenia y de la diáspora.

Es el grito de júbilo de quienes nunca obtuvieron reparación por los crímenes sufridos y que, sin embargo, encontraron las fuerzas para oponerse a renovadas amenazas existenciales.

Como en 1992, nuestro pueblo habita en la urgencia del momento y reclama compromiso, firmeza y decisión.

Que viva siempre Shushí en nuestra memoria y en la de los siglos, y que ilumine el camino de la resistencia ante la crueldad, el despojo y la injusticia.

Hagop Tabakian
Representante de la FRA-Tashnagtsutiún de Sudamérica

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