Emociones desde el Conjunto Nairí de HOM

“Sonreímos porque somos armenios, y una vez más logramos demostrar que seguimos más vivos que nunca”

19 de septiembre de 2017

Nairi-Bocca-1La noche del miércoles 6 de septiembre los camarines del Teatro Astral se llenaron de jóvenes talentos de la danza. Entre ellos, nosotros, el Conjunto de Danzas Folklóricas Armenias Nairí de H.O.M., fascinados, diferentes y un poco inhibidos.

La gala del 82° Certamen Nacional de Danza de Julio Bocca fue el gran acontecimiento. Con miembros del jurado como Ana Botafogo, Andrea Chinetti, Lidia Segni y Mauricio Wainrot y la coordinación y dirección general de Matilde Mangitano y Beatriz Durante, estuvieron presentes en el teatro coreógrafos y bailarines de toda la nación, entre ellos nuestros queridos directores, Teresa Sargsian y Vahram Ambartsoumian.

Nairi-Bocca-6Los pasillos fueron testigo de innumerables corridas, elongaciones, arreglos de último momento, pero por sobre todo mucha emoción, tanto de parte nuestra como de todos los bailarines. Fue un intercambio enriquecedor y a pesar de que nos sentíamos como extraños allá no faltaron esas sonrisas y miradas cómplices.

El programa consistía de piezas tales como “Tartaro”, “Don Quijote”, “Cascanueces”, “Esmeralda”, “Giselle” y “Diana y Acteón”, entre otras. Nosotros, boquiabiertos tras bambalinas mirando hipnotizados los saltos y poses. Admiramos, aplaudimos y aprendimos.

Nairi-Bocca-4Como cierre de la gala, nosotros. Esta vez, les tocó a ellos sorprenderse con nuestras coreografías. Comenzó a sonar la tan familiar melodía de “Mush” y las mujeres estaban listas para llenar el escenario de delicadeza y gracia. Luego, un típico “Kocharí”, infaltable para demostrar la fuerte presencia de los varones y finalmente “Arakadz”, la emocionante danza mixta que fue el cierre lleno de energía de la función. El escenario del Astral fue, nuevamente, testigo de nuestras danzas y el estallido de aplausos nos recordó una vez más por qué año tras año elegimos seguir siendo parte.

 A pesar de nuestras piernas que temblaban y nuestros corazones que se nos salían del pecho, sonreímos como nunca. Sonreímos porque fue un honor, una experiencia única; porque disfrutamos de hacer esto que tanto nos gusta.

Sonreímos porque somos armenios, y una vez más logramos demostrar que seguimos más vivos que nunca.

 Viktoria Gevorgyan

Fotos: Gentileza Carlos Villamayor

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