Tres genocidios del Siglo XX y la larga sombra de Alemania en su responsabilidad

26 de mayo de 2020

Genocidio Herero y Nama (1904-1907)

Sobrevivientes hereros.

En las décadas finales del siglo XIX, las potencias europeas se repartieron el continente africano, en una carrera de ocupación colonial del África. El continente se convirtió para los gobiernos europeos en una pieza más del tablero en el que decidían el futuro del mundo. En un período relativamente breve se decidió quien se apropiaba de los territorios africanos. Así es que el entonces Imperio Alemán adquirió, entre otras colonias, África del Suroeste Alemán, nombre que a finales del siglo XIX recibió Namibia. Las resoluciones de la Conferencia otorgaron también al Imperio Alemán Togo, Camerún y África Oriental Alemana (hoy Tanzania, Ruanda y Burundi). Fue en el primero de estos territorios coloniales, África del sudoeste alemán, sucedieron los eventos que a lo postre constituyeron el Genocidio de los pueblos Herero y Nama. Los colonos alemanes ocuparon progresivamente las mejores tierras de las etnias Herero y Nama (o Namaqua) lo que genero resistencias y levantamientos armados, donde perdieron la vida un centenar de colonos. Ante esta situación, el Gobierno Alemán envió al comandante militar Lothar von Trotha, al mando de 20.000 efectivos para sofocar la revuelta nativa. La elección de este militar no fue casualidad, ya que Von Trotha fue el comandante de las tropas coloniales (Schutztruppe) en la colonia del África Oriental alemana entre 1894-1897, donde sofoco la revuelta de la etnia Hehe de una manera eficaz pero brutal, con un saldo trágico. Poco después que había participado en la misión alemana que sofoco la rebelión de los Bóxers en China (1901) que se saldo con miles de muertos por parte de los nacionalistas chinos Estas acciones previas y conflictos coloniales influyeron en la oficialidad alemana que comenzaron a interpretarlas como guerras raciales. De hecho, fue evidente que Von Trotha, despreciaba profundamente a los Hehe y busco su eliminación.

Una vez desembarcado en el África del Sudoeste, en junio de 1904 desplazo a las autoridades civiles de la colonia, y adujo responder directamente a las ordenes del Kaiser Guillermo II, no aceptando ningún tipo de negociación con los rebeldes Hereros. En agosto de 1904 los alemanes derrotan al grueso de las tropas Herero, en la batalla de Waterberg, conmino a los sobrevivientes a abandonar la colonia alemana, es decir su tierra ancestral.

El 2 de octubre, Trotha hizo un llamamiento a los hereros:

La nación herero tiene que abandonar el país, y si no lo hace, la obligaré por la fuerza. Todo herero que se encuentre dentro de territorio alemán, armado o desarmado, con o sin ganado será fusilado. No se permitirá que permanezcan en el territorio mujeres o niños, y se les expulsará para que se unan a su pueblo o serán pasados por las armas. Estas son las últimas palabras que dirigiré a la nación herero.

Al no lograr una victoria total por medio de un enfrentamiento directo, von Trotha ordenó que los hombres herero fueran capturados para ser ejecutados inmediatamente, mientras que las mujeres y los niños debían a ser expulsados al desierto para que muriesen allí, y si intentaban volver a la zona fértil controlada por los alemanes deberían ser asesinados a tiros; asimismo, los pozos de agua situados en las zonas de población herero fueron envenenados para exterminar también a los nativos que se refugiasen allí.

Lothar Von Throta.

Una vez sometidos los herero, las tropas de von Trotha atacaron al pueblo namaqua. El 22 de abril de 1905, envió un mensaje a los nama, invitándoles a rendirse, poniendo como ejemplo el destino de los herero.

Los nama que decidan no rendirse y osen dejarse ver en territorio alemán serán asesinados hasta que el último caiga. Aquellos que, al comienzo de la rebelión, hayan cometido homicidio en contra de los blancos o hayan dado la orden de hacerlo, por la ley, serán ejecutados. En cuanto a las pocos que no se hayan rendido para ese entonces, pagarán su osadía de la misma forma en que lo hicieron los hereros, que en su ceguera creyeron poder tener éxito en una guerra contra el poderoso emperador alemán y el gran pueblo alemán. Les pregunto, ¿dónde están los herero hoy?

En total, entre 24.000 y 65.000 hereros (aproximadamente el 50% o 70% del total de la población herero), y 10.000 namaquas (50% del total de la población namaqua) perecieron. Tres hechos caracterizaron a este genocidio: la muerte por inanición, el envenenamiento de los pozos utilizados por los herero y namaquas, y el acorralamiento de los nativos en el desierto de Namibia.

Fue durante este periodo que se inauguró el Campo de exterminio de Shark Island, el cual operó entre 1904 y 1908. Se estima que unos tres mil hereros y namas murieron allí durante el conflicto entre los nativos y las autoridades coloniales alemanas. A estas instalaciones se les considera como el primer campo de exterminio de la Historia. En estos campos también se llevaron a cabo investigaciones raciales, para confirmar la supremacía del hombre blanco sobre la raza negra. La violación de las mujeres nativas fue sistemática.

Von Trotha se refirió al conflicto con los Herero como una “guerra racial”. Si bien fue removido de su cargo, para acallar las críticas de la opinión pública, a su regreso a Berlín fue ascendido a General. Alfred Von Schlieffen, miembro del Consejo del Estado Mayor del imperio, reconoció que las “intenciones de Von Trotha eran para alabar”, cuenta Kössler. De hecho, Von Trotha fue condecorado el 19 de agosto de 1905 con la medalla Pour Le Mérite, uno de los mayores reconocimientos civiles y militares del imperio

En estas acciones genocidas también participó Franz Xavier Ritter von Epp, quien fue uno de los primeros miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. En el África del Sudoeste Alemana, una vez apagada la resistencia en 1907, realizó trabajos de campo con niños mestizos el antropólogo Eugen Fischer, cuyos estudios sobre las razas inspiraron al nazismo y a Hitler en su idea de la superioridad aria.

En 1985, el Informe Whitaker de la ONU, reconoció el intento de Alemania de exterminar a los pueblos Herero y Namaqua de la colonia alemana del África del Sudoeste, como uno de los primeros intentos de genocidio en el siglo XX. En 2019, ciento quince años después, políticos alemanes como el presidente de la Cámara Alta del Parlamento de Alemania Daniel Günther y el ministro de Cooperación y Desarrollo Gerd Müller describieron los hechos por primera vez usando la palabra «genocidio»; Alemania comenzó a negociar con el Gobierno de Namibia el pago de las reparaciones.

Genocidio contra el Pueblo Armenio (1915- 1923)

Desde finales del siglo XIX, el Imperio Otomano y el alemán habían estrechado lazos políticos y económicos.

Este interés alemán, político comercial sobre el Imperio Otomano, conocido en la época como “el hombre enfermo de Europa” explican la escasa o nula reacción germana a las Masacres Hamidianas, entre 1894 a 1896, que costaron la vida de 30.0000 armenios y la falta de compromiso en la introducción de mejoras y reformas para las minorías cristianas del Imperio, que claramente debilitarían a los otomanos, pretendidos socios y futuros aliados.

El objetivo del canciller Bismarck y el Kaiser Guillermo II era mantener la integridad del Imperio Otomano, apoyando o tolerando cualquier política que signifique apagar o acallar intentos de autonomía de las principales minorías que lo habitaban, fundamentalmente los armenios.

Para evitar las consecuencias de que los británicos cerrasen en algún momento el canal de Suez a los barcos alemanes e influidos por los estudios de geopolítica de la época, el Kaiser Guillermo II planeó la construcción de un ferrocarril entre Alemania y el golfo pérsico que pasase por Constantinopla, Bagdad y Basora. Además de esta línea férrea, el sultán deseaba construir otra en la península arábiga; la oposición británica a este proyecto, que lo impidió, hizo que, a partir de 1906, el Imperio otomano estrechara aún más los lazos con Alemania.

Tras las sucesivas derrotas en la guerra ítalo-turca (1911-1912) y en las balcánicas (1912-1913), el Gobierno otomano había solicitado el envío de una misión militar alemana para reorganizar las Fuerzas Armadas, que en el verano de 1914 contaba ya con setenta miembros y que mandaba el general de caballería Otto Liman von Sanders.

Por entonces y tras el golpe de Estado de 1913 la política otomana la dominaba un triunvirato respaldado por el Ejército. Sus integrantes eran: Talaat, Enver y Djemal (los tres Pashas).

Enver y oficiales alemanes.

A finales del verano de 1914, los reveses sufridos por los Imperio Centrales hicieron dudar a las autoridades otomanas de la conveniencia de que el imperio entrase en guerra junto a estos, con los que estaban coligados merced a un tratado secreto firmado en agosto de 1914, al menos hasta haber completado la movilización militar, haber recibido ayuda financiera y que la situación militar en el frente mejorase. El 17 de septiembre y luego el 11 de octubre, el embajador alemán en Constantinopla expuso el deseo de su Gobierno de contar con la colaboración otomana y prometió ayuda financiera. Cuando finalmente el imperio entró en guerra a finales de octubre, tres meses después de la firma del Tratado Secreto, los asesores alemanes pasaron a ocupar puestos en el Estado Mayor otomano o de mando de algunas unidades, si bien el grueso de las unidades quedó al mando de oficiales otomanos. El almirante Wilhelm Souchon, jefe de la escuadra que formaban los dos cruceros anclados en Constantinopla, fue nombrado jefe de la Armada otomana y vicealmirante y otro marino alemán, el almirante Guido von Usedom, asumió el mando de las defensas costeras de la capital.

La mayoría del Comité de Unión y Progreso y del Gobierno Otomano no deseaba involucrarse en las acciones bélicas aún, pero una minoría que encabezaba Enver Bajá insistió en satisfacer las exigencias alemanas, convencida de poder obtener mejores condiciones en caso de victoria alemana.

Aquí es importante resaltar el rol que le cupo a Enver pasha, figura descollante del Triunvirato de los Jóvenes Turcos, en esta decisión. Enver pasha, había sido enviado en 1909 por el Comité de Unión y Progreso, como agregado militar en Alemania, donde permaneció por cuatro años, quedando maravillado por la organización y las tácticas del ejército de ese país. También en ese periodo estableció vínculos estrechos con la alta oficialidad alemana e incluso con el Kaiser Guillermo II.

Henry Morghentau, embajador de los EEUU en Estambul, escribió sobre él: “desde su regreso a Constantinopla, fue más alemán que turco. Hablaba el idioma alemán en forma corriente y copiaba todo lo que estaba en uso, incluso llevar el bigote ligeramente elevado en los extremos, en síntesis el prusianismo lo había conquistado por completo”.

Siendo agregado militar, resulta altamente probable que haya conocido de primera mano, las estrategias utilizadas por las tropas imperiales y los personajes participantes, en la revuelta Bóxer de China, la revuelta He he en África Oriental y en la reciente revuelta Herero -Nama, donde se utilizaron tácticas genocidas, como la deportación, muerte por inanición, campos de concentración y guerra racial con objetivos de exterminio.

Fotos de Armin Wegner.

Fue sin dudas, Enver, quien empujó finalmente al Imperio Otomano a entrar en la Gran Guerra del bando de los Imperio Centrales (Alemania y Austria-Hungría).

La ayuda alemana, que fue más fácil a partir de la derrota serbia del otoño de 1915 que abrió las comunicaciones terrestres entre el imperio y Centroeuropa, se plasmó en el envío de abastos al Ejército otomano —que dependía por completo de la industria militar alemana—, de material ferroviario y de carbón. En 1916, tras la reapertura de la comunicaciones terrestre por los Balcanes, los alemanes enviaron a los otomanos ciento ochenta mil toneladas de lignito y ciento treinta mil de otros tipos de carbón, además de armamento y material ferroviario, que estos pagaron con alimentos y materias primas. También creció el número de asesores militares y de tropas, que en 1918 había alcanzado los veinticinco mil soldados, normalmente encuadrados en batallones o regimientos. El bélico fue el aspecto en el que la colaboración entre alemanes y otomanos resultó más sencilla, pues en cuanto a los objetivos bélicos, la política interior otomana o las finanzas, la cooperación fue más complicada.

El sostén alemán al imperio también fue financiero: en 1917, el Gobierno había recibido ya tres mil millones de marcos en préstamos, indispensables para sufragar los gastos bélicos. La dependencia financiera otomana de Alemania les daba a los mandatarios berlineses la posibilidad de influir en la política otomana y era un medio para lograr sus objetivos respecto al imperio.

Apenas iniciadas las hostilidades Enver discutió con von Sanders su estrategia para destruir la guarnición rusa en la ciudad de Kars, en Armenia.

A pesar de la firme oposición del alemán a este proyecto, Enver ignoró sus objeciones y la llevó a cabo, siendo totalmente derrotado por los rusos en la batalla de Sarikamis, la peor derrota otomana en el curso de la guerra. De forma simultánea, las tropas otomanas destacadas en Palestina (mandadas por Ahmed Djemal, quien estaba a su vez asesorado por Kress von Kressenstein), atacaron a los británicos en el canal de Suez y fueron así mismo repelidas tras sufrir graves bajas.

Fotos de Armin Wegner

Los alemanes exigieron entonces el completo control de las fuerzas turcas, cosa que Enver accedió a otorgarles cuando supo de la llegada de una enorme flota anglo-francesa a los Dardanelos, amenazando la propia capital del Imperio.

Von Sanders, tomo a su cargo el V Ejercito Otomano y defendió con éxito el Estrecho de Dardanelos. Allí se destaco un oficial turco, ascendido por Von Sanders, Mustafá Kemal (Ataturk), futuro padre de la Turquía Moderna.

Para el Gobierno alemán era prioritario mantener la alianza con el Imperio Otomano, de manera que actuaba con timidez, o directamente no lo hacía, a pesar de ser testigos directos de las masacres, deportaciones y saqueos a la población armenia. Algunos militares alemanes intentaron ayudar, pero fueron sancionados. Simultáneamente, sin embargo, otros alemanes adherían a las justificaciones turcas para las acciones anti-armenias y oficiales germanos contribuyeron con las deportaciones masivas o reclutando obreros forzados para la construcción del ferrocarril a Bagdad.

El gobierno alemán tampoco decidió acciones para detener las deportaciones y atrocidades, a pesar de recibir innumerables reportes de la situación en Anatolia, enviadas por misioneros o civiles que se encontraban en la zona. Sus reportes fueron ignorados por completo.

Durante su servicio en el Imperio Otomano, las tropas germanas estaban en contacto estrecho con sus camaradas otomanos, utilizando incluso el mismo uniforme, trabajando a diario con sus superiores y subordinados turcos. Existieron así dos patrones de conducta de los oficiales alemanes en relación a su vinculo con los turcos: un grupo intentaba rigurosamente aplicar las reglas germanas a los turcos, lo que conducía típicamente a desencuentros entre ambas partes. Otro grupo, y este era mayoría, asumía que las diferencias eran inmodificables y obedecían a diferencias culturales. Entre sus camaradas, estos oficiales eran llamados “Verturkt” (turquificados). Si bien este vinculo era beneficioso para el entendimiento mutuo, generaba una actitud de indiferencia, desinterés hasta el involucramiento indirecto en acciones genocidas.

Militares de alto rango y oficiales diplomáticos ordenaron o colaboraron con las deportaciones armenias, completamente conscientes del destino que les esperaba. Po ejemplo, el General Bronsart von Schellendorf, alto miembro de la misión Militar Germana en Turquía, emitió órdenes de deportación y “aplicación de medidas severas” contra batallones desarmados de armenios involucrados en labores forzadas. Un eufemismo para las acciones criminales llevadas a cabo por la Gendarmería o la “Organización Especial” creada a tal fin por los otomanos. En otro caso, el oficial mayor de artillería, Eberhard Wolffskeel, participo directamente, destruyendo la sección armenia de Urfa, hogar de 25.000 armenios, cuando fueron incapaces de superar las barricadas de autodefensa armenias.

La aprobación germana a las acciones genocidas incluyo premios y ayudas a los oficiales turcos directamente involucrados en las matanzas. Cierto numero de ellos recibieron la “Orden prusiana del águila negra y roja” y la “Cruz de Hierro” del gobierno alemán.

Si bien estaba prohibido, por orden Imperial, la obtención de registros fotográficos de las caravanas de deportación y sus trágicas consecuencias, algunos de los más importantes registros de tal acción, se encuentran en las fotografías obtenidas por las tropas alemanas, testigos no inocentes de las mismos. Tal el ejemplo de Armin Wegner, oficial medico destinado a Siria y Mesopotamia, quien desobedeciendo las ordenes de registrar imágenes, recolecto documentos, notas , cartas, anotaciones y tomo cientos de fotografías de los campos de concentración y deportación en Deir Zor. Detectado por los oficiales otomanos, Wegner fue arrestado y reenviado a Alemania. Muchas de sus fotografías fueron confiscadas y destruidas, pero tuvo éxito en esconder otras en su cinturón, las que actualmente son prueba indubitable de lo que sucedía en el desierto de Siria.

Finalmente, prueba mayor de la complicidad germano-turca, fue el escape de los muelles del Bósforo en Constantinopla, de el torpedero alemán Lorelei, días antes del desembarco aliado franco –ingles. Sus pasajeros eran siete máximas autoridades de los Jóvenes Turcos y del Comité de Unión y Progreso (Tallat pasha, Enver Pasha, Dr. Nazim, Dr. Shakir entre otros) que manejo los hilos de la política turca, junto con oficiales alemanes de alto rango, rumbo a Odessa y de allí a Berlín.

Desde entonces Berlín se transformo en un santuario para los lideres turcos, que se frecuentaban constantemente y conspiraban, eludiendo la sentencia a la pena capital dictada en ausencia, por los tribunales turcos de posguerra.

Tras la rendición de Alemania, von Sanders fue arrestado en febrero de 1919 y conducido a Malta, donde los británicos le acusaron de crímenes de guerra. Sin embargo, no pudieron probar nada realmente delictivo contra él y a los dos meses se vieron obligados a ponerlo en libertad. El general alemán se retiró del ejército ese mismo año.

El 2 de junio de 2016, el Parlamento Alemán (Bundestag) sancionó una ley que reconoce oficialmente el Genocidio Armenio. La resolución N° 18/8613 titulada «Memoria y conmemoración del genocidio de los armenios y otras minorías cristianas en 1915 y 1916″ fue presentada por el partido Alianza 90/Los Verdes y contó con el apoyo de los demás bloques. Solamente un diputado votó en contra y otro se abstuvo.

La resolución «lamenta» el papel del Imperio Alemán durante el genocidio y hace hincapié en la importancia de llevar adelante actividades para la reconciliación de los pueblos de Armenia y Turquía.

«Enfrentar el pasado puede ser doloroso para nosotros, pero al mismo tiempo puede ser un acercamiento autocrítico y honesto», dijo el presidente del Bundestag, Norbert Lammert.

Este año 2020, la vicepresidenta del Bundestag alemán Claudia Roth y el miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores Cem Özdemir emitieron una declaración conjunta con motivo del 105 aniversario, donde piden que el tema del Genocidio Armenio cometido en el Imperio Otomano se incluya en programas educativos.

El Holocausto judío (1941-1945)

Finalizada la Primera Guerra mundial con la derrota de los Imperios Centrales (Alemania y Austria-Hungría) y el Imperio Otomano, los aliados victoriosos imponen a Alemania severas sanciones de naturaleza económica, territoriales y limitaciones profundas a su desarrollo industrial y militar. Estas medidas formaban parte del Tratado de Versalles firmado en 1919, donde se responsabilizaba moral y materialmente de las consecuencias de la guerra a los Imperios derrotados.

El Imperio Austrohúngaro desapareció como consecuencia de la partición de sus naciones integrantes y perdidas territoriales y el Imperio Otomano estaba siendo repartido entre los aliados en grandes zonas de influencia y dando a luz estados nacionales para los armenios y kurdos.

La situación en Alemania, sometida a la carga del pago de las reparaciones de Guerra, se agravó con la llegada de La Gran Depresión en 1930. Estas condiciones, sumadas al fracaso político de la Republica de Weimar, fueron el caldo de cultivo para el desarrollo y crecimiento del partido Nacional-socialista (Nazi) cuyo ideología basada en el racismo, darwinismo social, nacionalismo, pangermanismo, imperialismo, anticomunismo, eugenesia, antisemitismo, culto a la violencia y culto al líder y estatismo omnipresente fue conquistando a las masas alemanas, profundamente descontentas por la descripta situación política-económica del país.

Adolf Hitler, su líder, había participado como soldado y luego cabo en el frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial. Dirigía el partido Nazi desde 1921, y gracias a su discurso y oratoria enfocada en devolver el orgullo perdido a los alemanes, prometía repudiar al Tratado de Versalles, suspender los pagos de indemnización, generar empleo, combatir la corrupción y controlar a los ricos. Sutilmente, los nazis empezaron también a asociar a los judíos con los comunistas y los empresarios corruptos, reviviendo antiguos sentimientos antisemitas.

Finalmente en el año 1933, Hitler alcanza la Cancillería del Reich, y en pocos meses , favorecido por el incendio del Reichstag (parlamento), instaló una dictadura total , prohibiendo todos los partidos políticos, acabando con todos los derechos que suelen defender las naciones democráticas: la libertad de expresión; el respeto a la propiedad privada; la libertad de prensa; la inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación.

Es este Estado alemán liderado por Hitler y sometido al partido Nazi, quien organizo y llevo a cabo el Holocausto judío en los siguientes años, tal como su ideología lo preanunciaba.

La segregación, persecución, confinamiento en campos de concentración y la muerte en masa de millones de judíos europeos, aunque también gitanos, homosexuales y disidentes, se llevo a cabo con una ingeniería de la muerte perfeccionada por los ejecutores.

Conexiones entre Genocidios

Lo que se pretende en este análisis es encontrar las conexiones evidentes y no tanto entre los genocidios de comienzo de siglo, (el de los pueblos Herero –Nama y el pueblo Armenio) y el Genocidio contra los Judíos de Europa.

*En 1933, con los nazis recién llegados al poder, una calle de Munich recibe el nombre de Lothar von Throta, el genocida de la colonia germana del África Sudoccidental.

*Es en 1933 también que se publicó en Alemania, Los cuarenta días del Musa Dagh, la obra en que Werfel, judío checo, que escribió en idioma alemán. Allí narró el entonces aún reciente Genocidio Armenio y anticipo en él la catástrofe que se avecina, es hija de un viaje a Oriente Medio en el que el entonces autor de éxito conoce la historia de los armenios sacrificados y decide escribir sobre ella. Durante más de tres años, el escritor trabaja en una epopeya de la que espera que sea su obra magna, la escribe, la reelabora, tiene ocasión de anticipar pasajes en giras de conferencias por Alemania, e incorpora al texto el clima de un país que se desliza irresponsablemente hacia la ruina. Cuando se publique, Los cuarenta días del Musa Dagh estará a la venta durante dos meses, antes de ser prohibida por el régimen nazi y será a su vez uno de los libros mas leídos por los judíos del Gueto de Varsovia que anhelaban un final semejante al de la novela de Werfel. Cuando escribió esta novela lo hacía como una fuerte advertencia a los judíos, de lo que podría suceder en Alemania con un gobierno totalitario y racista, como el que se avizoraba con Hitler y su partido.

*El oficial médico alemán, Armin Wegner, aquel que a costa de sanciones pudo registrar imágenes no autorizadas y documentos del Genocidio Armenio in situ, y se transformó en defensor de la Causa Armenia, denunció en 1933 la persecución de los judíos por el régimen nazi, en una carta abierta dirigida a Hitler. Por supuesto, fue arrestado, encarcelado y torturado por la Gestapo. Fue internado en distintos campos de concentración para disidentes, finalmente liberado en 1934, huyendo a Roma donde vivió hasta sus últimos días. Sus cenizas descansan en el Memorial del Genocidio Armenio en Ereván.

*En 1938, Alfred Rosenberg, uno de los principales ideólogos del nazismo, publica una colección de sus charlas donde alaba a Tallat Pasha y minimiza el crimen contra los cristianos del Imperio Otomano. También avala la "resistencia" de los otomanos a las exigencias armenias de autonomía, acusándolos de espionaje contra Turquía, tal como hacen los judíos con Alemania. Finalmente presenta a Hitler a Max Erwin von Schubert-Richter, quien se había desempeñado como vicecónsul de Erzerum, documentando el planeamiento y la ejecución de la masacre y deportación de los armenios, por el gobierno de los Jóvenes Turcos. Scheubner-Richter era tan cercano a Hitler que murió a su lado de un disparo, durante el intento de golpe de estado nazi de 1923. Hitler lo consideraba “irremplazable” Algunos autores sostienen que esta cercanía introdujo en la mente del futuro Fuhrer, a través de su experiencia vivida en Anatolia, las modalidades de exterminio de una minoría. Era el vínculo directo y personal entre Hitler y los hechos acaecidos en 1915 en el Imperio Otomano. Scheubner exigía que Alemania sea “limpiada” de elementos extranjeros a través de medidas “despiadadas”.

*Otros nazis de alto rango, también están bien ubicados históricamente para informar a Hitler del Genocidio contra los armenios. Franz von Papen, vicecanciller de Hitler, fue durante la primera Guerra Mundial, Jefe de Equipo del IV Ejercito Otomano y responsable de las relaciones alemanas-austríacas y alemanas-turcas durante la era nazi. Rudolf Hess, inspector de los campos de concentración nazi, sirvió en las fuerzas Germano-otomanas que luchaban contra los rusos en la Gran Guerra. También Hans von Seeckt, que siendo General, fue enviado para ayudar a Enver pasha entre 1917 y 1918, resulto un aliado parlamentario de Hitler, abrazando fervientemente su causa en sus últimos años.

*La similitud de los métodos genocidas empleados por los nazis y los turcos otomanos es ineludible. Los paralelos entre las teorías y practicas nazis y otomanas, incluyen el rol central de la raza como elemento distintivo y segregador y la intención de relocalizar a las minorías étnicas en sitios llamados “reservas”. Escribió Hitler “Cuando la raza está en riesgo de ser oprimida, la cuestión de la legalidad juega un rol secundario”. Los términos “limpieza” o “purificación” étnica fueron usados por ambos gobiernos genocidas. Hitler lo utilizaba como eufemismo de aniquilación. Su gobierno debía estar caracterizado por un “inaudito proceso de purificación”. Joseph Goebbels escribió en su diario, el 12 de diciembre de 1941: “Con respecto a la cuestión judía el Fuhrer ha decidido hacer una limpieza total”.

*Finalizada la Primera Guerra Mundial, los imperios derrotados sufrieron severas sanciones económicas, pérdidas territoriales y hasta su disolución, como en el caso del Imperio Austrohúngaro y el Otomano, sin embargo como resultado del surgimiento del Movimiento Nacionalista, liderado por Mustafá Kemal Ataturk, Turquía expulsó de sus territorios a las tropas francesas, inglesas e italianas, derrotó al ejército griego y expulsó a todos los habitantes de esa etnia, no sin mediar masacres, destrucción y saqueos, rechazó los términos del Tratado de Sevres, estableció un acuerdo con la Rusia soviética y culminó con el exterminio y deportación de los armenios en su territorio. En el imaginario nazi, Ataturk y su nueva Turquía representaba un ejemplo de cómo una nación, liderada por un hombre fuerte, era capaz de liberarse de las cadenas imperialistas, desafiar al gobierno tradicional con un gobierno paralelo y al haber eliminado brutalmente a sus minorías étnicas, construir un estado racialmente homogéneo. La impunidad del Genocidio Armenio convenció a los líderes nazis que una acción semejante contra los judíos y otras minorías, aparejaba beneficios a su convicción ideológica y tenia escasos riesgos de ser sancionados por la comunidad internacional.

*Si bien los armenios no fueron específicamente perseguidos por los nazis en toda Europa, la visión del partido sobre los armenios estaba basada en las visiones desarrolladas por la antropología racial y el discurso popular en Europa Central a fines del siglo XIX. El anti-armenismo, que justificaba la indiferencia, la complicidad y hasta el apoyo alemán a los turcos por las masacres de armenios en el Imperio Otomano en 1884-1886 y 1915, era una copia del antisemitismo europeo delineado en teorías antropológicas y libros raciales de la época. En ellos los armenios eran retratados y presentados como racialmente relacionados o equivalentes a los judíos. Los nazis simplemente tomaron estos discursos preexistentes acerca de la etnia armenia- los judíos de oriente- tal como era común llamarlos en los discursos germanos de fines del siglo XIX.

*Los campos de concentración utilizados por los nazis en toda Europa, eran copias, a gran escala, de aquellos campos implementados por Von Throtha y las autoridades militares coloniales de África del Sud Oeste, para reducir a los pocos hereros y namas sobrevivientes. Allí también, como en Europa, se llevaron a cabo estudios raciales y pseudocientíficos con las víctimas.

*Días antes de la invasión a Polonia, el 22 de agosto de 1939, Adolf Hitler se reunió con los miembros de su Estado Mayor en Obersalszberg. Allí les explicó que ya no podía esperar más y que había decidido la invasión a dicho país… "Nuestra fuerza reside en nuestra rapidez y brutalidad. Fue con un corazón ligero que Genghis Khan envió a la muerte a millares de mujeres y niños. La historia no ve en él más que al fundador de un gran estado. He dado la orden y haré fusilar a quien pronuncie una sola palabra de crítica- de que el objeto de la guerra no es alcanzar límites definidos, sino el aniquilamiento físico del enemigo.Asimismo, mantengo listas para el momento oportuno mis `Unidades de la Calavera´ con la órden de matar sin piedad o gracia a todo hombre, mujer y niño de raza o lengua polaca. Solo por este medio obtendremos el espacio vital que necesitamos. ¿Quién habla hoy en día del exterminio de los armenios?".

Suena como el eco no tan lejano de las palabras de Von Throta a los rebeldes Nama cuando, luego de amenazarlos les decía: "¿dónde están los herero hoy?".

Alejandro Avakian
Delegado Consejo Nacional Armenio - Rio Gallegos Santa Cruz

Bibliografía
-Justifying Genocide: Germany and the Armenians from Bismarck to Hitler. By Stefan Ihrig Cambridge, MA and London Harvard University Press 2016.
-Ataturk in the Nazi Imagination Stefan Irhig Belknap Press/Harvard University Press. November 2014.
-Vahakn N. Dadrian. German Responsibility in the Armenian Genocide: A Review of the Historical Evidence of German Complicity. Watertown: Blue Crane Books, 1996.

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