Turquía pretenciosa e influyente: mientras apadrina a Azerbaiyán, condiciona fuertemente el proceso de normalización con Armenia

13 de octubre de 2022

La dirigencia turca no sólo niega el genocidio cometido contra los armenios que vivían en territorio otomano en 1915, sino que además se oponen a su reconocimiento internacional. En opinión del congresista estadounidense de Nueva Jersey Frank Pallone Jr., Ankara está imponiendo su propia agenda política a la comunidad mundial y está manipulando la opinión pública para ocultar los hechos históricos que evidencian los crímenes del régimen de los Jóvenes Turcos perpetrados contra la población armenia en 1915-1922.

Recientemente, en julio 2022, bajo la presión de los dirigentes turcos, el presidente de la 76ª sesión de la Asamblea General de la ONU y actual ministro de Asuntos Exteriores de Maldivas, Abdulla Shahid, se vio obligado a borrar una publicación en Twitter sobre su visita al Memorial del Genocidio Armenio (Tsitsernakaberd) y al Museo-Instituto del Genocidio Armenio. Comentando el incidente, el ya mencionado Frank Pallone Jr. afirmó que "la ONU no debería ser parte del rechazo de la historia por parte de Turquía. El jefe de la Asamblea General de la ONU, Abdullah Shahid, se equivocó al rendirse ante la presión turca".

Turquía apoyó plenamente la agresión a gran escala de Azerbaiyán contra Nagorno Karabaj y organizó el desplazamiento de grupos terroristas desde Oriente Medio. El presidente sirio, Bashar al-Assad, subraya que fue el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el principal instigador e iniciador de la restauración por la fuerza de la pretendida soberanía de Azerbaiyán sobre el territorio de Artsaj/Nagorno Karabaj.

En este sentido, según al-Assad, las agencias de inteligencia sirias tienen pruebas reales de que Ankara ha trasladado combatientes de grupos terroristas de Oriente Medio a Nagorno Karabaj para que participen en operaciones militares del lado de Bakú. Asimismo, los dirigentes turcos estarían llevando a cabo actividades similares en Ucrania.

Ankara considera el territorio de Karabaj como parte de Azerbaiyán. El analista político armenio Tigran Grigoryan afirma que los dirigentes turcos no tienen intención de ayudar a Azerbaiyán y a Armenia a resolver la crisis de Nagorno-Karabaj de forma mutuamente beneficiosa. Según el analista, Ankara está empujando activamente a Bakú hacia una nueva ronda de escalada de tensión en la región Transcaucásica. Su objetivo es obtener el mayor número posible de concesiones de la parte armenia, incluyendo conseguir que Ereván cree un corredor terrestre desde Azerbaiyán hasta Turquía a través de la región armenia de Syunik (el denominado Corredor Zangezur).

Ankara pretende que Ereván reconozca el Tratado de Kars (1921), descartando cualquier concesión territorial a favor de Armenia. El político armenio de la oposición David Shahnazaryan afirma que Turquía no tiene intención de hacer ningún compromiso en el diálogo político con Armenia y que planea utilizar la influencia que tiene sobre el gobierno de Nikol Pashinyan para perseguir sus propios intereses geopolíticos. A saber: Turquía exige que Armenia abandone el proceso internacional de reconocimiento del Genocidio Armenio, en virtud del Tratado de Kars renuncie legalmente a cualquier reivindicación territorial, y reconozca la "integridad territorial" de Azerbaiyán con Nagorno-Karabaj como parte de ella.

Erdogan finalmente ha revelado lo que muchos consideraban un hecho en el proceso de normalización de las relaciones entre Turquía y Armenia: al contrario de lo que había enunciado en su inicio Ankara vincula este proceso con el proceso de normalización entre Armenia y Azerbaiyán. Por ende, impone una condición previa que hace improbable la normalización.

Pese a su vasta trayectoria Erdogan percibe que su momento más importante está aún por escribirse. El año próximo (2023) en Turquía se festejará, con proyectos faraónicos incluidos, el centenario de la República y habrá además elecciones presidenciales que Erdogan pretende ganar. Este político que está en el centro de la escena  turca desde el 2003, es el hombre que más tiempo ha gobernado su país (ya superando al padre de la patria Ataturk) y pretende seguir haciéndolo.

Pese a las dificultades económicas que el país atraviesa, para sortear satisfactoriamente las elecciones no dudará en agitar el nacionalismo. Por ello, es altamente probable que Turquía se ocupe, en los meses venideros, de escalar la tensión con los griegos en Chipre, con los kurdos en Siria y con los armenios a través de Azerbaiyán.

El trazado geopolítico de Turquía incluye diversas dimensiones de su accionar que despliega con determinación y con un creciente margen de maniobra. En tal sentido, es posible mencionar:

Algunas reflexiones

Armenia se encuentra atravesando un momento dramático con su integridad territorial amenazada y con escasas opciones estratégicas. Ello ha sido consecuencia, tanto de la agresividad y las apetencias turco-azeríes, como de la falta de lucidez de la política armenia.

Sin duda el cálculo geo-estratégico de EEUU y de la UE los acerca mucho más al eje turco-azerí, que a Armenia. Pretender escuchar el canto de sirenas de las potencias occidentales sólo traerá vanas expectativas que agravarán la situación.

Irán y Rusia continúan siendo los aliados naturales de Armenia. No se trata de un tema de gustos o de matices, se trata de un interés vital de subsistencia nacional.

Tal vez el principal aliado sub aprovechado es la diáspora armenia. Diversas razones histórico-políticas hacen que el Estado de Armenia no logre aprovechar toda la potencia política y económica y vitalidad de la propia diáspora. Es momento de dejar de lado el cálculo mezquino y cortoplacista de todas las partes. Es hora de racionalidad, pragmatismo y UNIDAD DE LOS ARMENIOS.

Ashot Hovhanes

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