Urartú, los Armén: ¿Qué sabemos de la antigua Armenia?

27 de febrero de 2023

Corren tiempos de incertidumbre. Una vez más, como en tantas otras ocasiones a lo largo de su extensa historia, la existencia misma de Armenia está amenazada. Y en plena época de fake news y tergiversación histórica por parte de los enemigos de turno, bien viene echar un vistazo a los orígenes.

Antes del surgir de los armenios propiamente dichos en los siglos VII y VI a. C., el país denominado actualmente Armenia y poblado en ese entonces por los autóctonos khaldíes (no confundir con los caldeos, habitantes de la Mesopotamia) era un reino llamado Urartú. Y no es que lo digamos nosotros: lo afirma el rey asirio Assurnasirpal (885-860 a. C.) en una de sus inscripciones, en la que aparece por primera vez el nombre Urartú, país que se extiende alrededor del mar (lago) de Van y por ende conocido también como Reino de Van.

¿De dónde nos llegan datos de la civilización de Urartú? Por un lado a través de los historiadores armenios de los primeros siglos de nuestra era, y por el otro, gracias a las inscripciones cuneiformes de los reyes de Urartú y de sus rivales de la época: los reyes de Asiria. En realidad, los historiadores armenios nos han transmitido leyendas, mientras que las informaciones surgidas de las inscripciones de los monarcas han sido más valiosas desde el punto de vista de la historia analítica y han permitido reconstruir la vida y el rol de la antigua Armenia.

Lo que sabemos con certeza acerca de Urartú es que constituyó un poderoso rival del imperio asirio (una de las primeras grandes organización políticas de la historia) cuando el genio político de Ciro y de Darío aún no había aparecido en escena con la creación del primer imperio persa.  

De hecho, los reyes asirios no menoscabaron esfuerzos por dominar a su vecino del norte. Pero las numerosas guerras del imperio asirio contra Urartú se toparon con una feroz resistencia en un país de altas montañas, tan distinto a las planicies del Medio Oriente donde los ejércitos asirios estaban acostumbrados a actuar. Además, el mejor armamento asirio, los carros de combate, estaba muy limitado en territorio de Urartú.

Haciendo referencia a la dimensión del conflicto entre Asiria y Urartú, el historiador N. Adontz señala que gracias a su invencible resistencia, el reino de la antigua Armenia logró defenderse durante 700 años de los ataques del poderoso imperio asirio. Es por esa causa que el Asia Menor y la Meseta Armenia (Armenia histórica o Medz Hayk) quedaron fuera del dominio asirio y no forman parte del mundo semita (1).

Durante muchos siglos, desde sus comienzos hasta el establecimiento del imperio persa, Urartú mantuvo una vida independiente con una línea sucesoria de reyes entre los cuales se destacan Aramé (*) (siglo IX a. C.), fundador del reino; Sarturí, durante cuyo reinado se erigió la capital Dushbá (la antigua Van); Menuás, quien extendió las fronteras del reino hasta el Éufrates al oeste y hasta el Kura al norte; y Arkistis, quien en el año 782 a. C. fundó Erepuní, la segunda capital del reino, en la llanura del Ararat, hoy conocida como Yereván (y no Eriván como pretende Aliyev).

Los reyes de Urartú lograron hacer de Van una fortaleza inexpugnable y en sus largas luchas contra los asirios, sellaron alianzas con los hititas y los habitantes de Siria con una habilidad encomiable. Todo indica que la de Urartú fue una civilización rica y con un creciente desarrollo en todos los ámbitos: agricultura, industria de metales y de tejas, urbanización, canales de riego, caminos, puentes, templos religiosos, fortalezas y obras de ingeniería. Cientos de años después de la caída del reino de Urartú, los campos y huertas de la zona llamada Aikesdán, en Van, aún utilizaban para su riego los canales construídos en época del rey Menuás...

Urartú y la leyenda de Semiramis y Ará

El nombre Urartú era desconocido para los arqueólogos antes de 1823. Ese año, el historiador francés Jean Saint-Martin descubre la Historia armenia de Jorenatsí y en ella la leyenda de la reina Semiramis y de su amor no correspondido con el apuesto Ará el Hermoso. El tema es nuevo para los europeos y Saint-Martin se pregunta: si Semiramis es la reina de Asiria, Ará el Hermoso deberá ser rey de otro país. ¿De qué país se tratará?

Ni lento ni perezoso el historiador francés logra que su gobierno envíe a Armenia una misión encabezada por el orientalista y arqueólogo alemán Friedrich Schulz. Entre 1827 y 1828 Schulz se encuentra en la región de Van, en aquella época poblada todavía por armenios. En una de las colinas cercanas a la ciudad, el arqueólogo alemán se topa con escrituras cuneiformes sobre una roca a la que los armenios de la zona denominan “Puerta de Mher”. Schulz copia las inscripciones y las envía para ser analizadas a Francia.

A pesar de haber sido víctima de un ataque mortal a manos de tribus kurdas de la región en 1829, la misión exploradora y los descubrimientos de Schulz sientan un importante precedente en Europa. En las décadas siguientes, arqueólogos de distintos países se dirigen a Van para realizar excavaciones. Entre ellos, el inglés Henry Layard, el italiano Paul Botta y el estadounidense David Reynolds. Pero será el francés Stanislas Guyard quien por primera vez logre descifrar y leer las inscripciones cuneiformes y quien aclare que el urartiano es un idioma diferente del asirio (2).

Es gracias a esa intensa labor arqueológica que la historia de la civilización antigua de Urartú ha llegado hasta nuestros días. Las inscripciones de la “Puerta de Mher” reflejan que en Urartú se adoraban cerca de 80 dioses, entre ellos el dios Khaldí, que otorgaba la vida a sus habitantes, razón por la cual se autodenominaban “hijos de Khaldí” o Khaldíes. Y gracias a esas excavaciones, también sabemos que la ciudad de Van se erigió sobre la antigua capital Dushbá.

La llegada de los Armén

Es sabido que los pueblos indoeuropeos hicieron su aparición en Europa y el Oriente a partir del siglo XX a. C. A estos pertenecen casi todos los pueblos de Europa, los armenios, los persas y las castas superiores de la India. El interrogante acerca del origen de los indoeuropeos es un tema controvertido y son varias las hipótesis: algunas sostienen que las migraciones se iniciaron desde el Asia central hacia Europa y la India; otras consideran que la patria inicial se encontraba en la gran planicie ubicada entre los ríos Volga y Danubio.

Sea como fuere, la conquista de Europa y de una parte de Asia por parte de los indoeuropeos es un hecho de gran importancia y se cree que fue lograda gracias a un “arma” hasta entonces desconocida: el caballo. Y es con el avance de estos pueblos que se produce la caída de los Estados existentes en el Asia Menor, como los hititas y los khaldíes (Urartú).

Los Armén pertenecen a esos pueblos indoeuropeos que aparecen en Oriente en los siglos VII y VI a. C. y que entran en Urartú bien por el norte, luego de atravesar el Cáucaso junto con los cimerios, o bien por el oeste, junto con los frigios, provenientes de los Balcanes y el Asia Menor, siendo esta segunda hipótesis la que prevalece actualmente.

Los Armén ocuparon la Meseta armenia. La tradición dice que su líder (Nahabet) se denominaba Haik (con la h pronunciada). De allí que los armenios lo consideren su primer “rey” y fundador de la patria y se autodenominen hai o hijos de Haik. Por su parte, en el siglo V de nuestra era, el historiador Movsés Jorenatsí –el Heródoto armenio- nos cuenta acerca de Haik, su llegada a Armenia y la construcción de Haikashén, “el primer asentamiento levantado cerca de una gran montaña”.

Los historiadores armenios ubican la llegada de Haik y de su pueblo a Armenia allá por el 2.200 a. C. y mencionan como sus sucesores a una serie de nahabets y reyes hasta el 800 a. C. El historiador H. Pastermadjian discrepa con esta teoría en cuanto a las fechas y nos aclara: “Las personas pretenden ser más jóvenes y los pueblos más antiguos. En realidad la historia de los armenios, tal como es presentada por la historiografía actual, tiene unos orígenes muy remotos y no precisa basarse en esas leyendas. La entrada de los indoeuropeos Armén, encabezados por Haik, tiene que haberse llevado a cabo entre los siglos VII y VI a. C. Los Armén pronto conformaron la elite militar del país y subyugaron a los autóctonos habitantes de Urartú. Pero con el correr de los tiempos, y en especial cuando Armenia perdió su independencia, estos dos pueblos –el indoeuropeo y el autóctono-  se fusionaron dando lugar a la nación armenia actual”.

El mismo Pastermadjian agrega que la cercanía de Asiria y las frecuentes guerras y relaciones con este imperio han tenido como consecuencia que cierto número de asirios y caldeos que vivían en las regiones australes de Armenia se hayan asimilado también con los armenios. “Los armenios del sur del país siempre han sido espléndidos soldados y sus batallones han logrado algunas de las páginas más gloriosas de la historia armenia, una de las cuales es la heroica defensa de Van en 1915” (3).

Algunos datos sobre la lengua armenia

¿Qué idioma era el de Urartú? Lo que se conoce es que no pertenecía a las lenguas semitas ni hitita y que probablemente fuera uno de la familia de las lenguas caucásicas (4). Los recién llegados Armén conquistaron el país e impusieron su lengua. De allí que el idioma armenio pertenezca a la familia de lenguas indoeuropeas y ocupe su propio lugar junto al  griego y el persa.

Probablemente el armenio tenga parentesco con el frigio, lengua que desapareció a principios de nuestra era. Fueron los orientalistas alemanes H. Petermann y H. Müller quienes por primera vez demostraron el carácter indoeuropeo del idioma armenio y el hecho de que no pertenece a la rama irania.

Del tronco inicial del idioma indoeuropeo han quedado en el armenio aquellas palabras que señalan parentesco cercano como hayr (padre/father), mayr (madre/mother), tustr (hija/daughter/tochter), etc., así como partes del cuerpo: achk (ojo/eye/auge), votk (pierna/foot), lezú (lengua/language), etc. También son de origen indoeuropeo los nombres de algunas plantas y frutos como dzar (árbol/tree), buys (arbusto/bush), enkuyz (nuez/nut), sunk (seta-hongo/mushroom), etc. y de algunos animales como akaghagh (gallo/cock), arch (oso/bear), akrav (cuervo/raven) y muchos otros (2).

El armenio ha adoptado muchas palabras de origen extranjero, en especial del iraní, debido a las estrechas relaciones con los partos, durante el reinado de éstos en Irán. Pero también del griego, como resultado de la influencia helénica en Asia Menor luego de Alejandro Magno, de las relaciones con los romanos (cuya lengua colonial era el griego) y fundamentalmente de la cristianización de Armenia, luego de la cual la influencia griega sobre la cultura armenia llegó a su apogeo. Finalmente, contiene palabras de origen francés, de las cuales las más antiguas provienen de los estrechos lazos entre armenios y Cruzados, así como también de lenguas caucásicas como el georgiano.

En cuanto al famoso “ian” con el que terminan la mayoría de los apellidos armenios, al parecer no es de origen armenio sino iraní. Se trata de una partícula que representa la declinación acusativa plural “de los”. Por ejemplo, tomando un apellido armenio al azar, Beklarian significaría perteneciente a la familia de los Beklar.

Armenia en la historia mundial

El imperio asirio – el siempre peligroso pero mesurado enemigo de Armenia en el sur- es aniquilado por las fuerzas conjuntas de medos y caldeos. Según Jorenatsí, un príncipe armenio de nombre Baruyr participa de la conquista de la capital asiria Nínive, siendo recompensado por sus servicios con una corona real entregada por los medos. Dice la leyenda que Baruyr se convierte así en el primer rey de Armenia.

Los vencedores se reparten la torta y crean dos nuevos imperios: el medo y el caldeo (o segundo imperio babilónico). En esta repartija, Armenia queda bajo el dominio del primero y al parecer los medos logran imponer allí su autoridad durante un tiempo (probablemente del 590 al 559 a. C.).

El imperio medo pronto cede y es sometido por la nueva fuerza de Oriente: los persas, quienes encabezados por Ciro lo conquistan en el siglo VI a. C., ocupando sucesivamente el Asia Menor y Mesopotamia. Se crea así el imperio persa conocido también como imperio aqueménida.  Con la llegada al trono de Darío, el imperio se tansforma en la entidad política más gande que el mundo haya conocido hasta ese momento. Conquista Armenia y el Turquestán y extiende sus límites hasta la India.

Darío divide su imperio en provincias denominadas satrapías y Armenia se transforma en una de ellas. El monarca designa como gobernador sátrapa a un príncipe armenio de nombre Yervant, quien aprovechando los conflictos internos del imperio se rebela contra la metrópoli.

Aplastada la revuelta con gran dificultad luego de 12 meses de cruentas batallas, Darío inscibre por primera vez en la historia la “marca Armenia” en la célebre inscripción cuneiforme de Behistún (“Yo conquisté... el Ponto, Armenia...”). Es el año 521 a. C. y Armenia entra en la historia mundial.

Se trata del siglo VI a. C., uno de los más significativos de la historia universal: en Occidente Roma se convierte en República y la filosofía echa sus primeras bases en Grecia. En Medio Oriente es el siglo de los grandes profetas hebreos; en la India, el de Buda; en China, de Confucio. La humanidad entra en su adolescencia. Pero todavía falta lo mejor: Alejandro Magno.

Ricardo Yerganian
Exdirector de Diario ARMENIA

Notas
(1) N. Adontz, “Histoire d’Arménie, les origins”, Paris, 1946.
(2) G. Moumdjian, “Mer Badmutyune”, Los Angeles, 1997, p. 63 y p. 40
(3) H. Pastermadjian, “Historia Armenia”, Beirut, 1980, pp. 29-30
(4) A. Sayce, “The Kingdom of Van” (Ourartou), Cambridge  Ancient History, II, p. 172
(*) Según Movsés Jorenatsí, Aramé es Aram Nahabet, hijo del legendario Haik Nahabet.

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