Entrevista con el fotógrafo y documentalista kurdo

Veysi Altay: “Todos los combatientes del Estado Islámico pasan por la frontera de Turquía”

01 de julio de 2015

Veysi-Altay-1Buenos Aires (Prensa Armenia).- Veysi Altay nació en 1975 en Agri, Turquía. Trabaja como fotógrafo, periodista y documentalista para una gran cantidad de medios. Altay dirigió los documentales “Tornedo” y “El Estado es el perpetrador” y escribió el libro “Nosotros, los desaparecidos”. Vino a Argentina a presentar en el 16º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos su última película, “33 años de resistencia”, donde cuenta la historia de Berfo Kirbayir, una madre que perdió a su hijo durante la dictadura militar de Turquía en 1980.

En 2011 se descubrió que Cemil, su hijo, había muerto bajo tortura en un centro de detención, pero nunca apareció su cuerpo. Entre sus trabajos, en 2004 fundó una asociación de derechos humanos en Estambul en la que peleó por el reconocimiento del Genocidio Armenio.

Prensa Armenia lo entrevistó para hablar, entre otros temas, sobre sus trabajos en la frontera de Siria. Al cierre de la nota, unos 152 civiles habían sido atacados en la ciudad de Kobane, de mayoría kurda, por el Estado Islámico (ISIS), que inició una ofensiva para recuperar la ciudad que hace cinco meses se había convertido en símbolo de la resistencia kurda contra el ISIS. Los medios kurdos, por el momento, están hablando de unos 30 combatientes del ISIS abatidos por las milicias kurdas, y denuncian la complicidad del gobierno de Turquía que les permite atravesar la frontera norte de Siria.

¿Qué está ocurriendo en la frontera de Turquía con Siria?

Durante mi estadía en Kobane, casi todos los días veíamos a muchos militantes del Estado Islámico pasando por la frontera de Turquía hacia las ciudades de Siria. Yo mismo fui testigo. Todos los combatientes del Estado Islámico pasan por la frontera de Turquía y muchas veces les sacamos fotos y videos con los soldados turcos saludándose, riendo, comiendo y charlando. En noviembre del año pasado, por ejemplo, filmamos a un camión del Estado Islámico, que atacó a Kobane, pasando por la frontera turca, por la aduana de Murshid Binar.

Nosotros siempre dijimos que Turquía apoya al Estado Islámico y le envía armas. Ellos siempre lo negaron. Hace poco un periodista turco sacó fotos y descubrió camiones que pasaban desde la frontera. Un juez los paró y se encontró que llevaban armas. Erdogan dijo en ese momento que ese armamento se lo enviaban a los turcomanos. Esa excusa no tenía sentido, esos camiones iban a pasar por la región que controlaba el Estado Islámico. Turquía decía que iba a mandar esas armas a los turcomanos para que puedan pelear contra el Estado Islámico. ¿Cómo van a enviar camiones con armas al territorio del Estado Islámico, a gente que va a pelear contra ellos?

¿Por qué cree que ocurre esto?

Porque el sistema que los kurdos quieren desarrollar en Rojava, en el Kurdistán de Siria, es un método que no es conveniente para Turquía o los turcos. Es un sistema mediante el cual los kurdos, armenios, azeríes, turcomanos y todos los pueblos que viven allá tratan de desarrollar una vida juntos y que nadie tenga el poder absoluto. El otro motivo son los kurdos. Esa frontera significa 900 kilómetros de límite entre Turquía y Siria donde los kurdos van a tener el control. Por la política que tiene el Estado turco contra los kurdos, eso no les es conveniente, para nada.

Además, hace mucho tiempo que Turquía tiene relaciones con esos grupos islamistas. Quieren que ellos tengan Veysi-Altay-2éxito y controlen ese territorio. Por ejemplo, en Tell Abyad hacía nueve meses que el ISIS tenía el control y a Turquía no le molestaba. Hace diez días, el YPG (Unidades de Protección Popular) echó al Estado Islámico y al primer día, lo señalaron como una amenaza para Turquía. Para Turquía, el Estado Islámico no es una amenaza. El YPG sí.

Años antes, Turquía había calculado que Bashar al-Assad iba a ser derrocado en veinte días. Por eso mantuvo tantas relaciones con esos grupos islamistas, pensaban que ellos iban a tener el poder y Turquía, teniendo control sobre esos grupos islamistas, podría manejar todo el territorio de Siria. En el fondo, la mentalidad del Estado Islámico y del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) no tiene diferencias.

Las acciones de cortar cabezas o mutilar orejas no es algo extraño para el sistema turco. El Estado Islámico tomó de ejemplo a Turquía. Sin ir más lejos, en los ‘90 durante los conflictos entre los guerrilleros kurdos y Turquía, a los kurdos los mataban y les cortaban las orejas para hacer llaveros y mostrarlos con orgullo. Cuando les cortaban las cabezas, se sacaban fotos con ellas y los propios medios de comunicación las publicaban. Tienen la misma mentalidad, no es raro que el Estado turco apoye al ISIS. Es normal que vean a los kurdos y otros pueblos de Rojava como enemigos porque ellos quieren destrozar ese sistema, esa mentalidad.

¿Hubo alguna situación de violencia que lo haya marcado?

Hubo muchas. Lo último que me pasó fue estando en Kobane, cuando le hice una entrevista a un combatiente del YPG. Antes de enviar la entrevista a la televisión, mientras la estaba editando, me avisaron que ese combatiente murió durante el conflicto con el Estado Islámico. Hace 20 años que soy fotógrafo y documentalista, pero Kobane me dejó muchas marcas. Mucha gente a la que fotografié o entrevisté, hoy ya no vive.

¿Cómo se vivió la victoria del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) en Turquía?

Tendría que tener mucha más fuerza. Los armenios, azeríes, kurdos, turcos son “colores” diferentes de todo el país, de toda Turquía. Por supuesto que en las últimas elecciones el HDP logró un gran éxito. En el pasado, no podía entrar en el Parlamento directamente. Hoy, con más de seis millones de votos entraron ochenta diputados y eso es muy importante.

El miedo más grande del Estado y del propio sistema es que esas voces, esos colores, tengan tanta fuerza y estén en el Parlamento. La historia oficial de la “gloria” turca, que está llena de mentiras, va a poder ser discutida hoy en día.

Algunos sectores de la sociedad turca, siguiendo la línea del presidente Recep Tayyip Erdogan, plantean que cuando se hace una mención al pasado, en realidad se le está siendo funcional a Europa y a las potencias centrales que tampoco hablan de su pasado. ¿Por qué cree que llega ese discurso a algunas capas de la sociedad turca?

Turquía siempre fue así. Su pueblo es de derecha. En el pasado había muchos partidos de derecha, por eso no tenían mucha fuerza. Todos esos votantes se unieron bajo el paraguas del AKP. La mayoría de la población es musulmana y el AKP aprovechó esa característica en sus discursos. En una época, antes de que sean gobierno, estaban en contra del Estado y del kemalismo. Cuando gobernaron, ellos mismos volvieron a ser gobierno, acordaron con los militares y todos esos votos de derecha se reunieron en un solo partido.

Hay otros motivos por los cuales el AKP sigue siendo mayoría, pero el más importante es que Turquía históricamente fue un país de derecha. Frente a ellos no hubo una oposición muy fuerte, el pueblo tampoco tenía otra opción. Si no fuese por el HDP, hoy el AKP volvería a tener mayoría y tendría los votos suficientes como para modificar la Constitución.

¿Cómo complementa el periodismo con la militancia?

Yo soy un activista de derechos humanos y un militante, y fue por eso que decidí ser fotógrafo y documentalista. Para mí, la prioridad es ser activista. Cuando fui a Kobane no fue por mi profesión de periodista, sino para ver qué podía hacer allí. Se necesitaba a alguien que tome ese rol de periodista y que cuente la situación terrible que estaba ocurriendo en Kobane. Mi papel de militante es mucho más fuerte que el de periodista. Ese es el trabajo de un activista: sacar fotos, hacer documentales, contar las historias. Yo soy parte de esta guerra, no puedo ponerme en una posición independiente.

¿Cómo vio el tratamiento de los derechos humanos y la dictadura argentina en nuestro país?

Si comparamos los golpes de Estado de Turquía en 1980 y Argentina en 1976, hay muchas similitudes: las detenciones, torturas, arrojar personas desde helicópteros, esos hechos son muy parecidos entre ambas dictaduras. La diferencia es que Argentina se enfrentó a su pasado. Por ejemplo, los sitios donde se torturaba gente hoy son lugares culturales donde la gente aprende qué pasó. Hubo casi seiscientos militares juzgados. El Estado aceptó el delito de lesa humanidad. Aunque no es suficiente, es muy importante.

Lamentablemente, en Turquía no alcanzamos ese punto. Los militares de Turquía fueron a juicio “formalmente” por su actuación durante la dictadura, pero nadie fue condenado. Allí se habla de 10.000 desaparecidos, pero hasta ahora fueron a juicio solamente seis generales y no condenaron a ninguno. El discurso del Estado es que los grupos de izquierda se aprovechan de las madres que están buscando a sus hijos. No hay pasos para encarar al golpe, muchos de los asesinos de esa época hoy son diputados del AKP, CHP y el Partido de Acción Nacionalista (MHP). Aunque en la época hubo muchos casos parecidos, hoy no se puede comparar a Argentina con Turquía.

Compartir: