Ani Voskanyan, la psicóloga que viajó a Armenia como voluntaria: "Los soldados están agradecidos con la ayuda"

03 de mayo de 2021

Ani Voskanyan nació en Armenia pero vino con su familia a la Argentina a una temprana edad. Es psicóloga (UBA) trabaja en diferentes equipos de la Fundación Foro, en Habilidades para el Cambio, en el Hospital Ramos Mejía y en el área de neuropsicología del Hospital El Cruce. Hizo el posgrado en terapia cognitiva conductual con especialización en estrés postraumático, trastornos de ansiedad, adicciones. Trabaja con pacientes con intentos de suicidio y trastornos de la alimentación. 

La especialista de 34 años que viajó a Ereván a mediados de enero de 2021 con la ayuda del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica (CNA) para trabajar de forma voluntaria durante 45 días, dialogó con Diario ARMENIA acerca de la ayuda brindada a los soldados que volvieron de la guerra.

“Al finalizar la guerra pensé que podía ayudar desde mi profesión. Me contacté con organizaciones que se encargan del voluntariado en Armenia y me dijeron que había mucho trabajo ya que no había muchos psicólogos especializados en estrés postraumático”, explicó la profesional respecto a cómo surgió la idea de viajar en un primer momento.

Voskanyan comentó que trabaja con terapias basadas en la evidencia que son los tratamientos que tienen aval científico: “Lo primero que hacemos es psicoeducación que consiste en explicarles a los pacientes qué es lo que les está pasando y les decimos que eso tiene un nombre y que tiene un tratamiento para que tengan confianza en el tratamiento”. 

“Por lo general este tipo de pacientes tienen reminiscencias, pesadillas o les vienen imágenes de momentos que pasaron (flashback). A veces se asustan o creen que se están volviendo locos. Otras veces se sobresaltan o les agarra taquicardia al escuchar sonidos específicos. También sucede que no pueden dormir porque sienten que están en peligro. Como estos hay un montón de síntomas nada agradables y es el efecto del estrés postraumático”, agregó.

“Luego los entrenamos en respiración abdominal profunda para la relajación. También se trabaja mucho con exposición a los recuerdos con la idea de que rememoren todo lo que pasaron. Ellos no quieren acordarse de las situaciones que pasaron pero es necesario que cuenten las situaciones una y otra vez”. 

La especialista, que trabajó en el Hospital Militar de Ereván, destacó que en sus conversaciones con los soldados surgió que en muchos casos se sintieron en una situación desfavorable o con mucha diferencia en cuanto al armamento en relación al enemigo. “Muchos estaban enojados y sentían que iban directamente a morir”. También remarcó el agradecimiento por la ayuda y el afecto recibido por las comunidades armenias que viven en la diáspora y que eso les dio fuerzas para seguir.

Voskanyan también se refirió al denominado “Parque de los Trofeos Militares” que montó Aliyev en Bakú: “Creo que es la mejor demostración de la involución humana”, dijo tajantemente y agregó: “Que lleven a niños a visitar ese “museo” no habla más que de su cultura, de la falta de valor hacia la vida, la enseñanza de la burla hacia lo más importante que tenemos que es la vida de otro ser humano y la falta de empatía. Enseñan indiferencia y placer hacia el dolor del otro. Placer de generar dolor, placer de torturar y matar. Los niños aprenden lo que ven y se van haciendo adultos llenos de odio y con ganas de matar y torturar”.

Finalmente y ante la pregunta de qué forma los armenios pueden superar este difícil momento, Ani Voskanyan sostuvo que “debemos aceptar la realidad y comprometernos a modificar lo que corresponda para que cuando vuelvan a pasar situaciones similares las cosas sean diferentes”. 

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