Nada más actual que el 28 de mayo de 1918
Paradoja: desde el 28 de mayo de 1918 es la primera vez que se celebra la fecha patria con presencia de soldados turcos en territorio de Armenia.
En ese entonces, fueron expulsados gracias a los esfuerzos sobrehumanos de Aram Manuguian y de los militares y civiles que mancomunados le pusieron freno al genocida apetito panturquista.
Hoy, más de 1.000 efectivos del ejército azerí han invadido el territorio soberano de Armenia, han asesinado a un militar armenio y han tomado prisioneros –y no “secuestrado”- a seis soldados armenios.
La humillación nacional desde el pasado 10 de noviembre no tiene fin. Se ha hecho carne y hueso en un gobierno que se ha vuelto el hazmerreír a nivel internacional y una caricatura vergonzosa y vergonzante a nivel nacional.
¿Qué independencia nacional celebrar en estas condiciones? ¿Qué ejército habrá de desfilar por las calles de Ereván? Ninguna y ninguno.
El autoproclamado primer ministro en funciones, junto a la figura decorativa del presidente de la República y al presidente “agente omega” del Parlamento, han rendido homenaje esta mañana a los héroes de Sardarabad. Pero ya es suficiente con la tragicomedia interminable en la que han sumido a nuestro pueblo. Los tres son excelentes actores, no hay duda. Ellos, los protagonistas. El resto, de reparto.
Pero hete aquí que lo que necesitamos son líderes políticos que defiendan los intereses nacionales y no actores. Hoy más que nunca las figuras heroicas de Aram Manuguian, de Tro, de Antranik, de Nazarpeguian, de Siliguian y del resto de nuestros próceres no deben ser sólo parte de nuestra historia contemporánea. Deben ser también el espejo en el que deben mirarse los denominados dirigentes políticos y militares armenios.
Como si nada sucediera, el ya innombrable primer ministro interino volvió del monumento de Sardarabad y se dedicó a seguir con su campaña electoral ante un reducido número de seguidores en una salita de su partido en Ereván. No merece la pena ni analizar, ni responder a la serie de absurdos y falacias que ha manifestado. Con sólo ver esas imágenes, el lenguaje del cuerpo lo dice todo. Lo delata.
Lo que sí habrá que recordarle, es que la OTSC a la que ahora ha pedido su intervención para la solución del conflicto creado por la presencia y las acciones de los militares azeríes, es la misma OTSC a la que hace poco había desairado y menospreciado. La misma cuyos líderes mantienen hoy las mejores relaciones con Aliyev y se mofan de la figura humillada y humillante del todavía primer ministro de Armenia.
Y viendo que en los últimos seis meses el ministerio de Defensa y el ejército de Armenia no han movido un dedo ni han cavado una sola trinchera a lo largo de la frontera con Azerbaiyán ¿por qué habrían de enviar a sus tropas a que lo hagan? ¿Por qué mendigar ayuda foránea cuando hay funcionarios gubernamentales dispuestos a entregar “desérticos” pueblos fronterizos?
El presidente de la República –garante de la integridad territorial de Armenia- luego de “instar” a que se tomen todas las medidas necesarias para contrarrestar el avance azerí, se ha reunido con el comandante en jefe del ejército. ¿Y luego qué? Lo imprescindible es tomar medidas concretas. No se trata de empezar una nueva guerra. Se trata de defender la vida y el honor de los soldados y la seguridad de las fronteras…
¿Y qué decir del resto de la dirigencia política y militar de la República?
Pues que las meras declaraciones y comunicados son “privilegio” de los actores extranjeros y no de los que están –y han estado- llamados a dirigir los destinos de la nación.
Es tiempo de acciones y no de palabras. Es tiempo –como entonces- de llegar a un acuerdo común para salvar a la patria, dejando de lado ambiciones políticas personales o partidarias.
En este 103º aniversario de la independencia de Armenia, sería el mejor homenaje a los que en ese momento lo dieron todo. Y el mejor ejemplo para las presentes y las futuras generaciones.
Dr. Ricardo Yerganian
Exdirector del Diario ARMENIA