Renunció el presidente de Armenia, Armen Sarkissian: “La presidencia no tiene herramientas constitucionales para ayudar a su país”

23 de enero de 2022

El presidente de Armenia, Armen Sarkissian, presentó su renuncia el 23 de enero a través de un mensaje oficial en el que sintetizó su decisión a partir de la falta de herramientas que tiene la institución presidencial para influir en el país.

“A principios de la década de 1990, con grandes cambios geopolíticos, nuestro pueblo tuvo la mayor oportunidad de establecer su propio Estado independiente. Nuestra misión no era reemplazar una bandera por otra, sino construir un país que garantizara la seguridad, el progreso y la prosperidad de los armenios siglos después. Subrayo que el significado principal de la existencia de un Estado independiente es la capacidad de asumir y asumir responsabilidades, cuando nos damos cuenta de que solo nosotros, como un solo cuerpo, somos constructores de nuestras propias victorias, culpables de nuestras propias derrotas”, comenzó su mensaje de renuncia el ahora exmandatario. “Alentado por tan histórica oportunidad, yo, como muchos de mis compatriotas, me dediqué a esa misión. Por diversas razones, mi actividad en diferentes etapas cambió, pero no dejé de creer en nuestro último éxito nacional. Y esa fue mi principal motivación para aceptar la propuesta de convertirme en Presidente de Armenia”, relató. “Tomando esta importante decisión, partí de la propuesta que me hicieron, según la cual la nueva institución presidencial tendría herramientas, oportunidades para incidir en la política exterior, economía, política de inversiones, relaciones con la diáspora, así como promover los intereses nacionales en la arena internacional, científica y educativa y para crear un entorno de alta tecnología”.

Más adelante, recordó las protestas de 2018 que llevaron al poder al ahora primer ministro Nikol Pashinyan: “Puede surgir la pregunta, ¿por qué no renuncié en ese momento? La respuesta es obvia, por la responsabilidad que asumí como Presidente de la República. Me vi obligado a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para evitar una mayor profundización de la división interna, posibles enfrentamientos, que podrían tener consecuencias extremadamente negativas. Traté de usar el prestigio y las conexiones ganadas a través de mis muchos años de trabajo y usar mi potencial político y económico internacional para construir un Estado fuerte y estable. Nuevamente, puede surgir la pregunta de por qué el Presidente no influyó en los eventos políticos que nos llevaron a la actual crisis nacional. La razón es obvia nuevamente: la falta de herramientas apropiadas, herramientas con las que cualquier funcionario estatal está dotado de un solo documento: la Constitución. Las raíces de algunos de nuestros problemas potenciales están ocultas en la ley básica actual”, explicó.

“Tenemos una situación paradójica cuando el presidente tiene que ser un garante de la estadidad sin tener ninguna herramienta real. La Constitución también presupone la supremacía de una institución sobre otra, crea obstáculos para que reconocidos especialistas de la diáspora participen en la gestión de las instituciones estatales de la patria histórica, etc.”, continuó su fundamentación Sarkissian.

“Somos una república parlamentaria con formato, pero no con contenido. El propósito de mi propuesta no era pasar de una forma de gobierno a otra (parlamentario a semipresidencial o presidencial), sino crear un sistema estatal basado en frenos y contrapesos. Sin él, es difícil hablar de logros significativos, porque el progreso, el éxito, solo se puede lograr en las condiciones de un sistema predecible y armonioso. Me alegro de que se haya creado una comisión de reformas constitucionales, por lo que doy las gracias al Gobierno. Espero que eventualmente se lleven a cabo los cambios constitucionales, el próximo presidente y la institución presidencial puedan trabajar en un ambiente más equilibrado y coordinado”.

En ese punto, marcó los problemas de la institución presidencial: “Vivimos en una realidad única, una realidad donde el Presidente no puede influir en asuntos de guerra o paz. No puede vetar las leyes que considera inconvenientes para el Estado y el pueblo. Una realidad donde las oportunidades del Presidente son percibidas no como una ventaja para el Estado, sino como una amenaza por parte de diversas agrupaciones políticas. Es una realidad en la que el Presidente no puede utilizar la mayor parte de su potencial para resolver problemas sistémicos de política interior y exterior. Una realidad donde el mundo está en una zona de turbulencia constante, pero la presidencia no tiene herramientas constitucionales para ayudar a su país. Una realidad donde el jefe de Estado, a veces su familia, es blanco de varios grupos políticos. Estos últimos no están tan interesados ​​en los logros de la institución presidencial en beneficio del país como en mi pasado, varias teorías de conspiración y mitos. Esta ‘preocupación’ por mí va más allá de la moralidad y, en última instancia, afecta directamente a mi salud”.

“El Presidente no cuenta con las herramientas necesarias para incidir en los procesos radicales de política interior y exterior en estos momentos difíciles para el país y la nación. En este momento difícil para nuestro Estado en el que se necesita la unidad nacional, la institución presidencial no debe ser blanco de chismes y teorías conspirativas, desviando así la atención pública de los temas más importantes. Hoy, más que nunca, necesitamos una acción significativa, bien pensada, reflexiva y significativa. De lo contrario, nosotros, los armenios de todo el mundo, no lograremos el objetivo de nuestra misión, nos encontraremos al margen de la historia. ¡Ya no tenemos derecho a cometer errores!”, marcó Sarkissian.

“Por último, quisiera expresar un agradecimiento especial a nuestros ciudadanos, a nuestros compatriotas de la diáspora, por su perseverancia, resistencia, paciencia y valentía en estos momentos difíciles para el país. Un agradecimiento especial a los soldados y oficiales de nuestro valiente ejército, mi homenaje a las familias de los héroes que sacrificaron sus vidas por nuestra patria. Agradezco también a todos los empleados de la Presidencia de la República, mis compañeros en las estructuras estatales por su eficaz trabajo conjunto”, cerró su mensaje.

La presidencia de Armen Sarkissian

Armen Sarkissian trabajó como Primer Ministro de Armenia entre 1996 y 1997, para luego trabajar como Embajador en el Reino Unido de 1998 a 2018. El 2 de marzo de 2018, con el cambio de sistema constitucional del país, fue electo Presidente, cargo que asumió el 9 de abril de ese mismo año. Su elección estuvo apoyada por todos los partidos políticos, incluyendo el entonces oficialista Partido Republicano del expresidente Serzh Sargsyan, la Federación Revolucionaria Armenia (FRA – Tashnagtsutiún) y el bloque Tsarukian.

Durante la crisis política de la posguerra de Artsaj (Nagorno Karabaj), Sarkissian trabajó como mediador entre oficialismo y la oposición que exigía la renuncia de Nikol Pashinyan. Ya en otras oportunidades había manifestado su frustración de no contar con herramientas concretas en su rol de Presidente. Durante la guerra de Artsaj, reconoció que se enteró a través de los medios del acuerdo firmado por Nikol Pashinyan y los presidentes de Rusia y Azerbaiyán, Vladimir Putin e Ilham Aliyev.

Luego de su renuncia, el Parlamento podrá elegir a un nuevo Presidente en los siguientes 25 días a través de una sesión especial. Mientras tanto, el presidente de la Asamblea Nacional, Alen Simonyan, se ocupará de las funciones presidenciales hasta ese momento.

Compartir: