Rosita Youssefian: "Tigranakert reconfirma nuestros lazos con esas tierras"

26 de noviembre de 2020
Ph.: Alberto Soreian.

En la noche del 9 de noviembre se firmó un acuerdo trilateral entre el primer ministro armenio y los presidentes de Rusia y de Azerbaiyán sobre el cese de hostilidades en Nagorno Karabaj y la entrega de la mayoría de los territorios de la República de Artsaj, algo que profundizó la actual crisis política en Armenia.

Mientras preparaba una de sus clases de idioma armenio para los cursos de Hamazkaín Buenos Aires, Diario ARMENIA dialogó con Rosita Youssefian, profesora de literatura y una de las personas que más conoce la región luego de sus 50 viajes, para hablar sobre el acuerdo y algunas de las consecuencias derivadas como la entrega del patrimonio histórico armenio.

“Después de la firma del acuerdo, con incredulidad, indignación y dolor, muchos de los habitantes de Artsaj tuvieron que enfrentarse al destino amargo: su pueblo, su casa, su trabajo, su familia, su patria, no estarían más”, resalta Rosita con dolor y agrega: “esas tierras no sólo contienen la sangre de sus soldados, las cenizas de sus abuelos, sus casas y sus campos, los canales de agua, caminos y escuelas que durante estos 30 años de independencia los armenios supieron construir, sino también inconmensurables tesoros históricos-culturales”.

-Entre esos tesoros, el 20 de noviembre, fue entregada la ciudadela de Tigranakert al enemigo ¿Qué representa para los armenios?

-Tigranakert fue una de las cuatro ciudades fundadas por Tigran II el Grande (95 a 55 a.C.), cuando Armenia era uno de los grandes imperios de Asia Central; cuando era Armenia “de mar a mar”. Las cuatro ciudades fueron fundadas en los confines del Imperio. Una, al norte de Artsaj, en la antigua provincia de Utik, hoy territorio de Azerbaiyán. La segunda, en la actual República Autónoma de Najicheván, dentro de Azerbaiyán. La tercera, en Artsaj, y la cuarta, la capital del Imperio, fue construida en la Gran Armenia (Մեծ Հայք), actualmente territorio turco, al este de la ciudad de Diarbekir.

Hoy Tigranakert Տիգրանակերտ es un sitio arqueológico, en medio del valle de Jachenaguet, con leves ondulaciones sembradas y coloridas. Lamentablemente, hoy ya no pertenece a la República de Artsaj.

-¿Cuándo y quién la descubrió?

-Historiadores armenios del siglo VII confirmaron su existencia. Se mantuvo poblado hasta la tardía Edad Media, dentro del principado de Jachén. Entre la gente del lugar se conservó el nombre “Tkrrakert”. Según ciertas informaciones bibliográficas y según autores del siglo XIX, las ruinas de una ciudadela construida por el rey armenio Tigrán el Grande, se encontraban a 50 km al nor-este de Shushí, y a 8 km al nor-oeste de Aghdam, en las cercanías de los manantiales Reales de Shahbulagh. Sin embargo, en el lugar sólo eran visibles dos construcciones del siglo XVIII: el fuerte y la mezquita de columnas. En 2005, la expedición de Hamlet Petrosyan al sitio donde los viajeros ubicaban a Tigranakert, documentó signos del antiguo asentamiento, entre ellos, acumulación de cerámica de colores a lo largo de una muralla de 200 metros, y esto se convirtió en la base de las excavaciones. Desde 2006 hasta 2020, unas 70 hectáreas fueron objeto de estudio. El arqueólogo, historiador, doctor-profesor Hamlet Petrosyan, es el alma mater de este proyecto. Le preguntaron cómo fue que adivinó el lugar físico de la ciudad. Explicó que sobre las fuentes de Shahbulagh hay una ladera que conduce a la iglesia de Vankasar, del siglo VII. En ese fragmento las rocas están cavadas. Se podría pensar que eran algún camino, pero en realidad, eran las bases de las murallas. Un proyecto como el de excavar una ciudad entera que estuvo enterrada durante siglos, es una empresa que lleva décadas, como señaló el Dr. Hamlet Petrosyan. Es el trabajo de toda una vida; una obra de amor; una obra de orgullo nacional, de gran importancia nacional para Armenia. Es un trabajo de proporciones internacionales.

-¿Qué encontraron en las excavaciones?

-Se encontraron restos de distintas épocas, desde comienzos del siglo I a.C. hasta el siglo XVIII. 83 metros de muralla que separaba la fortaleza del poblado; bases de piedra de las murallas del norte, de 450 metros; la parte sur, con hasta 5 metros de altura y 290 m de extensión; la plaza central de la temprana época cristiana, con dos iglesias; tumbas, lápidas. Al lado de las fuentes Reales, una piscina, un canal de agua cavado en la piedra, y muchos otros descubrimientos de gran importancia histórica y científica. Uno de los hallazgos más importantes fue la primera inscripción en armenio.

Desde el primer día de las excavaciones, se ha documentado todo, y se lo ha presentado a la comunidad internacional a través del sitio www.tigranakert.am. Cientos de reportajes por radio y TV, edición de libros en ruso, francés e inglés, películas documentales, hicieron que se convirtiera en uno de los sitios más visitados: más aún que los museos de Armenia. Uno de los pasos para popularizar el sitio arqueológico, era la creación de un museo, en el lugar mismo. El gobierno de la República de Artsaj dispuso para tal fin, renovar el fuerte del siglo XVIII. Se inauguró en 2010, y a partir de entonces, se realizaron regularmente conciertos al aire libre, congresos científicos, competencias educativas. El presidente de la República agasajaba en el museo a las personalidades que visitan el país, quienes después de recorrer las exposiciones, disfrutaban de una copa de vino mientras presenciaban cantos y danzas en un contexto único.

Hasta hace unos días Hamlet esperaba expectante que se definieran ciertos términos del documento: ¿el enemigo se quedaría con toda la provincia de Aghdam –en cuyo caso Tigranakert estaría incluida en la entrega- o solamente con la ciudad de Aghdam? Los más negros presagios se presentaron como fatídica evidencia: la ciudadela de Tigranakert pasaría a manos enemigas, las cuales, según él, continuarán con las excavaciones, quizás en escala más grande aún, para presentarla como alguna ciudad albana.

-¿Cuál creés que va a ser la actitud de Azerbaiyán en relación al cuidado del patrimonio cultural?

-Durante años hicieron todo lo posible para neutralizar y obstaculizar las excavaciones de esta ciudadela única. La actitud de las estructuras estatales de Azerbaiyán, sus círculos académicos y de prensa, fue siempre anti-cultural. Elevaron notas a organismos internacionales para que prohíban las excavaciones; intentaron aislar al grupo de trabajadores arqueológicos; inscribieron a los visitantes en su “lista negra”. Es que el descubrimiento de una ciudad tan antigua tiene tremendas implicancias, dada su ubicación. No solo aporta a la comprensión de la historia y la vida en la antigua Armenia, sino que reconfirma nuestros lazos con esas tierras, socavando una vez más cualquier reclamo azerí-turco.

Tigranakert fue entregada a los enemigos pero los materiales descubiertos durante las excavaciones arqueológicas están en sitio seguro. Fueron trasladados con la colaboración del gobierno de Artsaj y del arqueólogo Hamlet Petrosyan.

Más adelante la entrevistada reflexiona en voz alta y sostiene que “el derecho a la cultura, como política dirigida al Hombre, ha encontrado amplio reconocimiento” y que “a pesar de todo, nuestra cultura sigue perteneciéndonos. Sigue registrada indeleble en Internet, en nuestros corazones y en nuestra memoria colectiva”.

Para finalizar, Youssefian se pregunta si “las organizaciones internacionales dedicadas a la preservación de la herencia cultural como UNESCO, podrán evitar el deterioro y la destrucción o la apropiación”. ¿Volveremos los armenios, a ser dueños de nuestras tierras, de nuestro patrimonio, de nuestros monumentos luego del desdichado acuerdo?

Compartir: