Las comunidades armenias de todo el mundo piden boicotear la Eurocopa 2020 en Azerbaiyán hasta que liberen a los prisioneros de guerra armenios

01 de julio de 2021

Las comunidades armenias de todo el mundo comenzaron una campaña para pedir a la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol​ (UEFA) que suspenda los partidos de la Eurocopa de fútbol 2020 que tendrán lugar en Azerbaiyán hasta que el Gobierno azerbaiyano libere a los prisioneros de guerra armenios, detenidos ilegalmente desde la guerra de Artsaj (Nagorno Karabaj) en 2020.

El 3 de julio se disputarán los cuartos de final entre República Checa y Dinamarca en el Estadio Olímpico de Bakú. El pasado 24 de junio, la comunidad armenia de Países Bajos logró que el Parlamento de su país apruebe una resolución para que el Gobierno nacional no envíe representantes oficiales a Azerbaiyán en caso de que la selección holandesa de fútbol calificara para ese partido, un hecho que finalmente no ocurrió luego de la derrota de la selección Países Bajos por 2-0 ante República Checa el 27 de junio.

"Cuando la UEFA anunció por primera vez en 2012 que otorgaría los derechos de sede de la Euro 2020 a Bakú, nos sentimos cautelosamente optimistas de que la atención internacional que acompaña a estos eventos deportivos de alto perfil podría alentar a Azerbaiyán y a su líder autoritario, el presidente Ilham Aliyev, a mejorar su postura xenófoba contra los armenios y su dura represión de los ciudadanos azerbaiyanos disidentes", anunció el colectivo armenio que lucho por la liberación de los prisioneros de guerra.

"Como seguramente sabrá, el régimen de Azerbaiyán libró una guerra mortal contra el Estado de facto de Artsaj (también conocido como Nagorno Karabaj) el año pasado, el año en que inicialmente planeaba albergar el Campeonato de Europa en Bakú. Se estima que 7.000 soldados y 200 civiles más perdieron la vida en esta guerra. Esto incluye no solo a azerbaiyanos y armenios (incluidos los de Artsaj), sino también a rusos y un iraní. Además, cinco periodistas, dos franceses y tres rusos, resultaron heridos por ataques selectivos, mientras que 150.000 personas fueron desplazadas por la fuerza. Muchos de estos refugiados aún no pueden regresar y, debido al cambio de control en algunos territorios, es posible que nunca puedan hacerlo. Se estima que 200 prisioneros de guerra y civiles cautivos permanecen bajo custodia en Azerbaiyán, donde son torturados con regularidad, según informes de Human Rights Watch y otras organizaciones", advirtió la organización.

En ese sentido, se denunció que la Asociación de Federaciones de Fútbol de Azerbaiyán (AFFA) está "politizando y militarizando fuertemente sus actividades": "El presidente de AFFA, Rovnag Abdullayev, propietario del estadio que utiliza para los partidos de la Copa de Europa de fútbol, ​​también es miembro del gobierno de Azerbaiyán como parte del partido del presidente Aliyev. En marzo de este año, Abdullayev destacó que, 'bajo el decidido liderazgo del Comandante en Jefe Ilham Aliyev', él y la empresa que preside, SOCAR, hicieron 'una valiosa contribución a la valiente campaña militar del Ejército Nacional'. Después de esto, estábamos seguros de que la UEFA ya no querría cooperar con la AFFA y su presidente, dada la clara y obvia contradicción con los propios principios de la UEFA. Sin embargo, para nuestra sorpresa y consternación, decidió continuar trabajando con personas y con una organización que se jacta de su papel principal en haber comenzado y librado una guerra que violó varias resoluciones de la ONU y en la que Azerbaiyán cometió numerosas violaciones a los derechos humanos".

También se denunció que el Gobierno de Azerbaiyán discrimina abiertamente a toda persona de origen armenio y le prohíbe la entrada a su país, como ocurrió con el futbolista Henrikh Mkhitaryan: "Esta política contra el futbolista armenio es tan fuerte en Azerbaiyán que, cuando la final de la Europa League se celebró en Bakú en 2019, los fanáticos del Arsenal con camisetas de fútbol que tuvieran el nombre de Mkhitaryan fueron detenidos en las calles por policías azerbaiyanos". Esa discriminación continúa actualmente ya que se prohíbe a periodistas con apellidos armenios "ingresar a Azerbaiyán para cubrir los eventos de la UEFA".

"Pero las prácticas discriminatorias de Azerbaiyán se extienden a quienes no pertenecen a la comunidad armenia. Hace apenas unos días, una persona transgénero estuvo a punto de morir a golpes en un hotel de Bakú y los hospitales se negaron a tratarla. Junto con la violencia física contra la comunidad LGBTQ+, el Gobierno de Azerbaiyán utiliza cargos falsos para encarcelar y silenciar a los disidentes, según informó Human Rights Watch. Bakú, la ciudad que ha elegido como capital del deporte de Europa, se ha convertido lamentablemente en la capital de la violencia contra la inclusión y los valores humanos básicos".

Finalmente, el colectivo pidió a la UEFA que rechace la entrada al estadio "a miembros del Ejército y del régimen de Azerbaiyán que hayan cometido numerosos abusos contra los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad en los últimos doce meses". También se pidió "exigir que los medios de comunicación no sean restringidos dentro o fuera del estadio" y "alentar activamente a los medios críticos dándoles acceso completo a los medios azerbaiyanos que han sido acosados ​​por el Gobierno desde el extranjero" ya que "Azerbaiyán ocupa el puesto 167 de 180 en el ranking de libertad de prensa de Reporteros sin fronteras".

Principalmente, se pidió a la UEFA "exigir activamente la liberación de todos los prisioneros políticos, incluidos los más de 200 prisioneros de guerra armenios que están siendo torturados en Bakú y en todo el país" y, para ello, que se lean "sus nombres durante el medio tiempo o después de los himnos de los equipos que compiten".

También se pidió garantizar la seguridad de todas las personas que participen, incluídas las personas de Armenia y Artsaj, y prohibir a Azerbaiyán la posibilidad de ser sede de partidos de UEFA en caso de que ocurran actos de violencia física contra jugadores, miembros del personal, árbitros, patrocinadores, hinchas o periodistas.

Por último se pidió "el cierre inmediato del racista Parque de los Trofeos Militares en Bakú, que recientemente abrió en las inmediaciones del Estadio Olímpico donde se jugarán los cuartos de final de la EURO 2020 el 3 de julio". "Así es como Emin Huseynov, un periodista azerí exiliado en Suiza, describe este monumento al odio: 'Las autoridades azeríes exhibieron cascos de jóvenes soldados enemigos muertos en combate. Es bárbaro, digno del cuero cabelludo de los nativos americanos. También hay maniquíes de armenios con narices grandes, como las caricaturas de judíos bajo el régimen de Hitler. El país anfitrión de una competición deportiva europea debe respetar y cumplir todos los valores de derechos humanos. Ese país no puede promover el discurso de odio y la xenofobia'".

En una carta a Aleksander Čeferin, presidente de la UEFA, la organización aseguró que "el régimen autoritario de Azerbaiyán utilizará estos cuartos de final de alto perfil para ocultar su lamentable historial de derechos humanos y para encubrir los recientes crímenes que cometió y continúa cometiendo contra la población indígena de Artsaj y Armenia. En palabras de Emin Huseinov, 'al organizar tres partidos de la EURO 2020, Azerbaiyán quiere salvar su imagen. A primera vista, es un país liberal y abierto. Pero es una dictadura que encierra a más de 150 presos políticos, una dictadura que tiene las manos manchadas de sangre y ha provocado una guerra innecesaria contra Armenia'".

Asimismo, se comparó la situación con lo ocurrido en la Copa del Mundo de Argentina en 1978: "Esperamos que reconozcan que la celebración de los cuartos de final en Azerbaiyán se unirá a la Copa del Mundo de 1978 en Argentina como uno de los eventos más vergonzosos en la historia del deporte. Estamos seguros de que ningún futbolista o fanático de talla mundial desea participar en este juego mientras en el mismo país se abusa y asesina a civiles cautivos y prisioneros de guerra, al igual que los equipos de la Copa del Mundo y fanáticos vitorearon mientras las víctimas de la Junta Militar argentina torturaban y mataban en todo el país".

"Al aceptar participar en estos cuartos de final en Bakú, el Comité Ejecutivo de la UEFA corre el riesgo de convertirse en cómplice de estas continuas violaciones de los derechos humanos y de la activa campaña de desinformación y encubrimiento que las acompaña", cerró la carta.

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