No es un 24 más

23 de abril de 2024

Hay muchas razones que explican por qué este no es un 24 de abril más. Tras los últimos acontecimientos quedó demostrado claramente que, luego de 109 años de su inicio, el genocidio continúa. No es un slogan, es un hecho concreto. El Genocidio Armenio nunca terminó.

El plan panturquista está vigente: borrar del mapa todo vestigio armenio. Jamás imaginamos vivir la repetición de la historia y ser protagonistas y observadores de un genocidio como del que sobrevivieron nuestros antepasados a principios del siglo XX.

El apetito turco-azerbaiyano no disminuyó a lo largo de los años, estuvo latente. Los pogromos de 1988 en Azerbaiyán, la guerra de los 44 días con la pérdida de más de cinco mil jóvenes, los nueve meses del asedio que sufrió la población de Artsaj en 2023 y la posterior limpieza étnica son solo los ejemplos más visibles.

El primer ministro Nikol Pashinyan y sus seguidores repitieron que Artsaj era un territorio de Azerbaiyán y les dieron vía libre para llegar a la actual situación de ocupación después de la derrota de la guerra de 2020.

Posteriormente, los azerbaiyanos invadieron y ocuparon territorios de la República de Armenia. En forma paulatina, y sin resistencia, las alturas del lado armenio quedaron bajo control de Bakú. Pashinyan justifica su disposición a cumplir incondicionalmente cualquier exigencia de Azerbaiyán por el deseo de evitar una guerra. Pero es sabido que la paz no se consigue con el simple deseo de una de las partes.

A esta seguidilla interminable de concesiones se sumó la entrega oficial de cuatro aldeas de la región de Tavush a Azerbaiyán sin nada a cambio. Esta nueva oportunidad servida días atrás por las autoridades armenias traerá mayores consecuencias y peligros para el país.  

“No es una cuestión de dos o tres aldeas armenias, es una cuestión existencial del pueblo armenio y de la República de Armenia”, expresó Bagrat Galstyan, primado de la Iglesia Apostólica Armenia de Tavush, en medio de una protesta popular de los habitantes de esa región. Betty Arslanian describe en esta nota que los pobladores están dispuestos a defender con armas el terruño.

Fue el propio Primer Ministro quién creó la situación de vulnerabilidad en la que está sumergida Armenia favoreciendo a que Azerbaiyán y Turquía mantengan al pueblo armenio bajo intimidación con fuertes amenazas a la seguridad nacional.

En este difícil contexto, el Gobierno armenio está implementando un (otro) plan perverso para privar al pueblo armenio de su pasado y de su memoria. Nikol Pashinyan habló de Armenia real y Armenia histórica, las separó. Dijo que son incompatibles y que una es amenaza para la otra. Sus aduladores ya habían dado pistas al querer cambiar los libros de enseñanza de Historia Armenia por los de Historia de Armenia. También, con las temibles iniciativas de cambios constitucionales, del escudo y del himno nacional.

Sumado a este desquicio, el oficialismo en Armenia puso en duda el número de las víctimas del Genocidio Armenio. Ya poco sorprende lo que hacen y dicen. “Es necesario tener los nombres de todos los armenios sometidos a genocidio y verificar dónde, cómo y bajo qué condiciones fueron asesinados”, dijo el diputado Andranik Kocharyan. El Comisionado de Asuntos de la Diáspora, Zareh Sinanyan, enseguida salió a respaldar esta propuesta que va en línea con los argumentos negacionistas turcos.

Estamos frente al paso previo para intentar eliminar el Genocidio Armenio de la agenda estatal mientras, paradójicamente, está en curso. La formulación es totalmente vergonzosa y amoral. Durante más de cien años se enfrentó y se combatió la negación de los perpetradores del Genocidio con la constante labor de los partidos políticos históricos y organizaciones armenias.

Esta vez la afrenta vino desde el propio gobierno, de aquel que pretende despojar la identidad nacional armenia. Se cruzó la línea roja afirmó Hagop Tabakian de la FRA-Tashnagtsutiún de Sudamérica. “El gobierno de Armenia nos sumerge en discusiones guionadas por Ankara”, agrega. Por su parte, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan aprobó la iniciativa de revisar “las memorizaciones infundadas” y dijo que tiene la esperanza de que Armenia “se deshaga de la oscuridad en la que la esclavizó la diáspora”.

Hay signos inequívocos de que se suma un nuevo flanco a la lucha de nuestro pueblo, al que se debe enfrentar en forma categórica: el enemigo interno, por cierto altamente dañino, peligroso y perfectamente identificable.

No debemos naturalizar esta situación, hay que enfrentarla y combatirla en forma categórica. Es por eso que en este aniversario debemos participar masivamente de las actividades en las ciudades en las que vivimos, con un claro mensaje hacia los destinatarios externos e internos. Es por eso que este 24 no es uno más. Seamos muchos.

Pablo Kendikian
Director de Diario ARMENIA

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