Las trincheras simbólicas - Epílogo semanal 8/5/2022

09 de mayo de 2022

La expresión “trincheras simbólicas” la escuché hace tres años mientras entrevistaba a Federico Lemos, el director de "Somos nuestras montañas", en pleno rodaje de la película cuyo estreno mundial será el próximo 31 de mayo en el Auditorio del Sodre de Montevideo. Lemos definió de una manera significativa la lucha diaria que desarrolla la diáspora armenia por la Causa Armenia y para, de alguna forma, apoyar a los que ponen el cuerpo en las trincheras reales.

En Uruguay

Los eventos del último 24 de Abril trascendieron las fronteras de la región y no es para menos. El gesto repulsivo del canciller turco Mevlüt Çavuşoğlu a los manifestantes a la salida de la recién inaugurada embajada de Turquía en Uruguay fue una provocación deliberada y su repercusión llegó a los cuatro puntos del planeta.

Es destacable la rápida respuesta uruguaya: desde el presidente Luis Lacalle Pou y el resto del gobierno, el sistema parlamentario completo y los distintos movimientos sociales realizaron manifestaciones de repudio claras y contundentes. Tras conocerse el video, el Presidente calificó de “lamentable” el gesto del Canciller y dijo que “la comunidad armenia está dolida y con razón”.

El canciller Francisco Bustillo le pidió explicaciones al flamante embajador Hüseyin Müftüoğlu con el que acababa de estar minutos antes pero no trascendió ninguna información de dicha reunión.

El miércoles siguiente a los hechos, se realizó un acto conmemorativo del aniversario del Genocidio Armenio en el Parlamento uruguayo organizado por el Consejo Causa Armenia (CNA de Uruguay) con la presencia de Lacalle Pou, de casi todo el gabinete y del ex presidente Luis María Sanguinetti, algo que fue tomado como una clara señal de solidaridad y de apoyo hacia la comunidad armenia y a su causa ante los últimos hechos.

La provocación no sólo fue el gesto emulando a los Lobos Grises, una organización vinculada a la violencia criminal dentro y fuera de Turquía. El Ministerio de Relaciones Exteriores turco solicitó realizar la inauguración de su embajada, la número 17 en América Latina, el mismo día en el que se conmemora el Genocidio contra el pueblo armenio, el 24 de abril.

La Colectividad Armenia del Uruguay representada en CADU había advertido a la Cancillería que la solicitud de la fecha por parte del gobierno turco no era casual y que la visita perseguía un fin propagandístico y de provocación a la colectividad. La observación incluso fue hecha por los mismos funcionarios del Palacio Santos (Cancillería de Uruguay) al Ministro quien adelantó un día la inauguración, en vísperas de una fecha tan sensible para los armenios. Bustillo jamás se imaginó un escándalo de esta magnitud.

Todos los medios se ocuparon del tema durante varios días y aún hoy. Los voceros comunitarios explicaron magistralmente la situación generada, con respuestas categóricas, y aclararon que como ciudadanos uruguayos no se oponían a un eventual Tratado de Libre Comercio con Turquía (TLC), pero dejaron bien en claro que las negociaciones y las promesas comerciales con Turquía vienen teñidas de segundas intenciones, y justamente eso fue lo que se aclaró en la reunión con la Cancillería antes de la venida de Çavuşoğlu.   

Los delegados de CADU advirtieron que detrás de las reuniones para entablar relaciones comerciales se plantean temas relacionados al negacionismo como mecanismo de presión para condicionar la agenda uruguaya, con la intención de que retroceda con sus políticas favorables a la verdad histórica que defiende el país oriental desde 1965, año en el que por primera vez en el mundo se reconoció el Genocidio Armenio.

Entre las tantas declaraciones del sistema político uruguayo se dejó en claro que los valores de Uruguay deberían estar por encima del comercio, algo que habla a las claras de la concientización sobre el tema.

Lejos de pedir disculpas o de guardar silencio, el jefe del aparato negacionista le atribuyó al gobierno uruguayo la responsabilidad de lo sucedido en declaraciones al diario Hürriyet  y recalcó que “dieron la respuesta necesaria”.

Aquí se pueden leer las polémicas declaraciones en las que reveló también que le había pedido a las autoridades uruguayas que prohibiera la manifestación de la comunidad armenia, una práctica que en la Turquía de Erdogan es común a diferencia de países democráticos como Uruguay o Argentina.

A pedido de la senadora Liliam Kechichian del Frente Amplio y con el apoyo de todos los partidos políticos, se suspendió por unanimidad la acreditación prevista al embajador Hugo Cayrús para la embajada de Uruguay en Ankara.

La senadora aclaró que no tienen inconveniente con el diplomático pero que quieren escuchar, de boca del canciller Bustillo, lo que se habló en la reunión con el embajador turco Müftüoğlu. Se redobló la apuesta y se solicitó que, por una cuestión de equilibrio, la confirmación del primer embajador uruguayo en Armenia coincida con la de Cayrús en Turquía.

La afrenta de Çavuşoğlu fue hacia todo el pueblo uruguayo, de eso no hay duda. El Canciller, jefe del aparato negacionista turco y el encargado de propiciar las negociaciones para la normalización de las relaciones con Armenia y el mismo que le aconsejó a Nikol Pashinyan que “no le tenga miedo a la diáspora”, eligió Uruguay para dar su señal de odio y se equivocó: todo Uruguay salió a repudiarlo.

En Argentina

En la Argentina, los mensajes de solidaridad de las autoridades nacionales, del sistema político, los del ámbito de la cultura, del académico y de la sociedad en general para con el pueblo armenio por el aniversario del Genocidio Armenio son la prueba tangible de que, a 15 años de la promulgación de la Ley 26.199, la fecha ya está incorporada al calendario nacional. 

En efecto, desde la Casa Rosada, el Presidente de la Nación, la vicepresidenta, ministros, gobernadores, intendentes, funcionarios de alto rango, gente de la cultura recordaron el Genocidio Armenio. De la invisibilización de décadas atrás pasamos a tomar como algo natural los mensajes de condena y solidaridad de la sociedad toda. Sin embargo todos sabemos que queda mucho por andar.

Lo mismo sucede con los artículos y las coberturas periodísticas. Nos gratifica leer editoriales, notas históricas, de opinión o escuchar entrevistas sobre el Genocidio en los medios de comunicación. Ya no sorprende ver una cámara de televisión o un móvil de radio de los medios más influyentes en nuestras manifestaciones. Ese es un espacio y un derecho ganado como comunidad respetada y bien afianzada en el país. Es el fruto de la labor constante de las instituciones que trabajan seriamente y con profesionalismo en política. También, porqué no decirlo, a una Embajada de Armenia que se reactivó como nunca antes en la actual gestión.    

A nivel comunitario, la marcha desde la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires hasta la residencia del Embajador turco en la calle Ortiz de Ocampo se instaló como el acto principal. Ese es el lugar natural para cualquier acto público que se precie de tal para exigir y protestar ante la representación diplomática del Estado perpetrador del Genocidio que pone todo su esfuerzo en negarlo este año con la variante de acusar a la comunidad armenia de “difundir discurso de odio”.

También están naturalizados algunos actos que perdieron fuerza y sentido. Actos de entre casa, que se realizan por inercia en los que nos hablamos a nosotros mismos encerrados en instituciones. El desafío siempre fue ser originales con la propuesta y no hacer de los actos una rutina anual que no genera ningún hecho político. Lejos están los días en los que se ganaba la calle masivamente y se realizaba el acto central, por ejemplo, en la plaza del Obelisco de Buenos Aires.

Volviendo a la marcha del último 24 de abril en Buenos Aires, es necesario señalar que se esperaba una mayor afluencia de público luego de dos años sin realizarse por la pandemia. Si bien el número de participantes fue importante y hubo una marcada presencia de una generación joven, la concurrencia fue sensiblemente menor a la de años anteriores.

En este momento decisivo de la historia armenia, con las claras intenciones de continuar el plan de vaciamiento de la población originaria de los territorios ancestralmente armenios por parte de  Azerbaiyán y Turquía y ante un gobierno armenio que fracasó en la lucha para proteger los intereses nacionales, lo peor que nos puede pasar como comunidad es estar desmovilizados. Contra eso debemos trabajar internamente para seguir fuertes y con capacidad de reacción en las trincheras simbólicas.

En Turquía

Ekrem Imamoglu, alcalde de Estambul, candidato a presidente de Turquía y acérrimo opositor a Erdogan, prohibió la conmemoración del Genocidio Armenio como se venía realizando todos los años desde 2010, excepto los dos últimos por la pandemia.

Uno de los representantes del tercer distrito electoral de Estambul en la Asamblea Nacional Turca, el diputado por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) Garo Paylan, presentó una audaz resolución exigiendo que el Parlamento reconozca el Genocidio Armenio lo que le valió ser objeto de feroces ataques y amenazas por parte de sus pares y del presidente Erdogan. La propuesta de Paylan se completa con la exigencia de que se elimine el nombre de los responsables del Genocidio de los lugares públicos.

“Hay un agente de la diáspora armenia bajo el techo de la Gran Asamblea Nacional Turca” dijo amenazante Devlet Bahçeli, líder del Partido de Acción Nacionalista (MHP). Agregó que “una propuesta de ley sobre el llamado genocidio armenio es un insulto a nuestros antepasados, una traición. Es obvio de quién tomó coraje ese diputado malintencionado”.

El ultranacionalista MHP de Devlet Bahçeli es socio minoritario del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan en el gobierno. Su ala juvenil son los Lobos Grises, la organización de ideología xenófoba y extrema derecha que fue creada hace décadas y que se transformó en la fuerza de choque del Estado turco.

El particular gesto manual que identifica a los Lobos Grises fue hecho por casi todos los integrantes del actual gobierno turco empezando por el presidente Erdogan y días atrás, en Montevideo, el canciller Mevlüt Çavuşoğlu se sumó, sonriente, a esa larga lista.

La Colectividad Armenia del Uruguay denunció en un comunicado que “el mismo discurso de odio promovido desde las altas esferas turcas, condujo a un proceso similar que terminó con la vida del periodista de origen armenio Hrant Dink. Dink fue asesinado en 2007 por un ultranacionalista turco perteneciente a uno de los partidos que hoy integran la alianza del gobierno de Turquía”, en referencia al MHP.

Garo Paylan eligió dar batalla en una trinchera que, precisamente, no es simbólica.

Pablo Kendikian
Director de Diario ARMENIA

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